Guía de Gran Canaria

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PREGÓN DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN DE 1971

Por Pedro González-Sosa

SEÑORAS Y SEÑORES: Inmerecidamente he sido designado por el Ayuntamiento de nuestra ciudad para pronunciar este primer pregón de nuestras Fiestas Patronales.

 

El honor que recibo con ello es, no cabe duda, muy grande, realmente excesivo; pero todavía mucho mayor son mi asombro y mi miedo.

No se hasta qué punto seré capaz de hacerme digno del encargo. Por lo pronto, debo confesar que el me llena de satisfacción, y esto, sin duda alguna, garantiza una cosa: que acometo la tarea lleno de buena voluntad.

¿Qué decir, a estas alturas de nuestras, de nuestras entrañables fiestas agosteñas? Ha de decirse, de entrada, que a pesar de los cambios y las transformaciones que en todos los órdenes se han producido en los últimos lustros, todavía sigue siendo la protagonista principal de ellas nuestra Virgen de Guía, esa madre celestial que nos acompaña a todos los guienses a lo largo de nuestras jornadas: en la propia isla y fuera de ella, como lo demuestran tantos testimonios, ya de orden material, ya de orden espiritual.

Y ha de decirse, también, que el decoro y la finura que en los últimos años viene siendo, si no logro, por lo menos constante aspiración de todas las fiestas de Fran Canaria, es, sin lugar de dudas, una norma, un estilo inaugurado por Guía hace mucho tiempo; tanto, que durante años y años fue nuestra fiesta Máxima la más señera, en todo el contorno de la Isla, en cuando a manifestación de regocijo popular acrecentada y ennoblecida con rasgos y preocupaciones en que se hacen presentes las calidades espirituales de un pueblo.

Con ello Guía se hacía consecuente con su tradición: su tradición de pueblo imbuido en nobles afanes culturales, que llegaron a cuajar en la obra de varios de sus hijos más famosos, entre los que sigue sobresaliendo destacadamente la figura admirable de Luján Pérez, el primer gran artista plástico que alumbraron las islas y, cronológicamente hablando, la última y gloriosa gubia maestra de la brillante serie de los imagineros clásicos hispánicos.

Tampoco debemos olvidarnos del Canónigo Gordillo, que estuvo en las célebres Cortes de Cádiz, de 1812; del poeta Bento y Travieso, mucho más interesante por su vida arrebatada que por las calidades de su obra; de las no menos célebres Milicias guienses, que tanto tuvieron que ver en momento de defensa ardorosa y patriótica de la Isla. Y otros muchos nombres más e instituciones que harían interminable la enumeración.

Pero yo no quisiera entretenerles a ustedes volviendo a contarles las brillantes páginas de los anales guienses, que todos tienen bien sabidas. Creo que será de mayor provecho el que, por el contrario, nos ocupemos de proyectar nuestra atención hacia aspectos de la historia local poco conocidos o, acaso, completamente ignorados.

Puede que ello no resulte ni muy ameno ni muy sensacional; pero al menos introducirá en nuestro conocimiento de los orígenes y primeras etapas de la vida de esta ciudad, la de ustedes y la mía, algunas noticias de no desdeñable interés.

GUÍA. ORIGEN FUNDACIONAL: ERMITA, PUEBLO Y PARROQUIA.

En Guía es significativo que la historia del pueblo esté íntimamente vinculada, en sus orígenes, con la que fue primero ermita, y luego Beneficio o Parroquia. Porque las etapas fundacionales de Guía siguieron este orden cronológico: primero fue la fundación de la ermita por Sancho de Vargas Machuca, cuando agonizaba el año de 1500 y todavía estaba reciente la fecha del fin de la Conquista de Gran Canaria; luego, la formación del pueblo, en torno a aquella ermita, y, por último, en 1533, la proclamación de la primitiva ermita en Beneficio o Parroquia, que a partir del siglo XVIII es cuando empiezan a llamarse Parroquias los que hasta entonces se denominaban Beneficios.

ORIGEN DE LA PRIMERA ERMITA.

Guía nace –lugar de convivencia humana, punto o lugar geográfico en la isla de Gran Canaria- en el momento en el que el noble conquistador de estas tierras Vargas y Machuca, manda levantar una ermita. Este hecho cierto está registrado documentalmente en el conocido testamento de aquél y fechado "en la Villa de San Cristóbal, que es en la isla de Tenerife, a ocho días del mes de agosto de 1509".

Así, pues, en dicho año, encontrándose Don Sancho de Vargas ya en Tenerife, a donde fue una vez concluida la conquista de Gran Canaria, tenemos la primera mención escrita de la ermita de Santa María de Guía. En este testamento del fundador de nuestra ciudad se dice: "Item. Por cuanto yo edifiqué una iglesia que es en Gáldar, que se llama de Santa María de Guía, e la doté de cierto tributo en un molino, e tierras e aguas e otras cosas que en este caso dejo en poder a el dicho mi hijo Juan de Vargas para que presente del clérigo e cobre la renta e la pague e faga la fiesta como está asentado con el cura y este tributo que quede para siempre jamás…"

Tenemos así que en el año de 1509 ya está edificada la primitiva ermita de Santa María de Guía. ¿Pero cuándo, en qué momento exactamente se construyó? En una lápida existente en esta iglesia y en la nave del Carmen, de espaldas al frontis, se cita el 15 de agosto de 1491. Pero un grande error, del que luego hablaremos, en la misma hace que tengamos ciertas reservas en aceptar como cierto dicho año. Ignoramos donde fue tomado. Por eso vamos a hacer algunas consideraciones.

Desde luego se construye después de 1483, fecha de la terminación de la conquista de Gran Canaria, y antes de 1509 en que ya la menciona en su testamento el fundador. Bien pudiera haber sido entre 1496 en que acaba la conquista de Tenerife y el año del testamento, si tomamos como cierta la nota marginal que hace Néstor Álamo en la edición de las "noticias sobre la conquista de Gran Canaria", de Sedeño y Escudero, que se publicó en Gáldar en 1936. Se dicen en tal nota, que al hacer el repartimiento entre los conquistadores de la isla de Tenerife el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo, amigo de Sancho de Vargas, dio al fundador de Guía, "el egido el la acequia del agua de la Orotava, para aserrar maderas, más a condición de que la madera aserrada no salga de Tenerife, salvo que le sea necesaria para la iglesia que facéis en Gran Canaria".

Parece desprenderse de dicho dato que al encontrarse ya en Tenerife Don Sancho de Vargas (terminada la conquista de aquella isla, hecho ocurrido en 1496) es cuando Vargas Machuca está construyendo su ermita de Santa María de Guía.

Yo he consultado con el investigador tinerfeño don Leopoldo de la Rosa Olivera sobre la posibilidad de localizar esa data que hace el Adelantado Fernández de Lugo a Sancho de Vargas, y su respuesta no se ha hecho esperar: puede que la haya en alguna parte pues fueron muchísimas las datas que otorgó el Adelantado a sus colaboradores en la conquista pero no ha podido encontrarse. Y me cuenta que la misma demanda la hizo en cierta ocasión el guiense ilustre, Miguel Santiago, quien tampoco ha podido verla. En opinión de don Leopoldo de la Rosa, Machuca deja ya la iglesia construida cuando se va de Gran Canaria a Tenerife, hecho que ocurre en el año de 1500.

Puede, me dice, que en efecto estuviera falta de alguna ornamentación de madera y por eso se le permite sacar aquella de Tenerife. Y en esta circunstancia o dato aproximado parece coincidir con el año de 1491 que aparece en la mencionada lápida a que nos hemos referido antes.

La última noticia que se tiene documental de Sancho de Vargas está fechada en Tenerife, cinco años antes de que muera el Adelantado don Alonso Fernández de Lugo.

Existe una declaración de este en la que manifiesta que por cuanto desde hace algún tiempo Sancho de Vargas se encuentra en la isla de Lanzarote y no ha vuelto a Tenerife, se supone que renuncia a la Regiduría que ostenta. A partir de este dato, fechado en 1515, nada he logrado averiguar en torno al fundador de Santa María de Guía.

EL PUEBLO

El pueblo va naciendo al correr de los años. Es fácil suponer que en torno aquella primitiva ermita fueron creándose familias, cada vez más numerosas y que vivían de lo que la tierra les daba. En este sentido quiero destacar lo que dice el Obispo don Cristóbal de la Cámara y Murgas, en sus "Sinodales" de 1629 que fueron editadas tres años después; refiriéndose a Santa María de Guía dice; "que su iglesia tiene pocas fábricas, que tiene unos 300 vecinos (algo más de 1.500 habitantes) y que es famoso su buen vino que procede de los grandes parrales que hay en el pueblo". Miguel Santiago en sus notas marginales en la obra recientemente reeditada sobre Canarias, de Pedro Agustín del Castillo, dice, que ha sido interesante el incremento que ha tenido Guía, primero simple segregado a la tradicional Villa Real de Gáldar y enseguida ascendido a distrito propio, Beneficio declarada ciudad cabeza de Partido Judicial del Norte; y para reflejar numéricamente el incesante crecimiento aporta estos datos: Pedro Agustín del Castillo, en 1683 le asigna más de 400 vecinos (2.000 habitantes); Viera y Clavijo en 1776, dice que se intitula también Villa como Gáldar y que sin lugar alguna es el pueblo mejor y de más lustre después de la capital, componiéndose su feligresía de 2.551 personas, muchas en los pagos; otro autor, Olive, en 1865, ya dice que es Partido Judicial y que todo el conjunto el pueblo tiene 17.998 habitantes y la Villa o casco, cabeza de distrito municipal, 3.817; Puerta Canseco en 1897 le asigna al casco 5.233, llamándolo ya ciudad; Delgado y Marrero en 1929 la califica de "linda ciudad" y censa 7.500 vecinos siempre en el casco para, en 1940, tener oficialmente poco más de los diez mil.

Hemos dado estas estadísticas para poder comprender mejor cómo al calor de la ermita o iglesia surge y va creciendo Guía, hasta convertirse en la ciudad que hoy es.

GUÍA, COMO PARROQUIA

Está escrito y así ha llegado hasta días que la erección de la iglesia de Santa María de Guía a parroquia data del año de 1533, porque en dicho año, el rey de España y Emperador de Alemania, Carlos V, firma en Monzón, a cinco de diciembre, una Real Cédula en este sentido.

Pero es lo cierto que el entonces rey de España no hizo otra cosa que sancionar una declaración de Parroquia que ya había sido hecha unos cuantos años, como luego veremos. ¿Cuántos? Hasta el año de 1530 y pico según me informa el investigador y sacerdote don Santiago Cazorla León sólo había en la isla de Gran Canaria tres Beneficios: el del Real de Las Palmas, Telde y Gáldar. Este último, el de la vecina ciudad de los Guanarteme, tenía a su vez y desperdigadas a lo largo y ancho del noroeste de la Isla, varias ermitas o iglesias servidas por curas que atendían a la feligresía, entre las cuales se encontraba la de Santa María de Guía.

Y llega, como prueba documental, la citada Real Cédula que se encuentra en el Archivo de la Catedral y de la cual existe una copia notarial en Gáldar, mandada a sacar en 1682 por el entonces párroco don Francisco Sánchez de Tovar, y en la que se lee: "Primeramente mandamos que los dos Beneficios de Telde y de Gáldar se dividan cada uno en dos Beneficios, e que en la iglesia de Telde sirvan dos Beneficios, e que en el Beneficio de Gáldar que sirva un Beneficio en la iglesia de Santiago de Gáldar y el otro Beneficio en la de Santa María de Guía, según queda asentado en la Visitación que hizo el reverendo en Christo Padre don Luis Baca, obispo que fue de Canarias y en el presente lo es de Salamanca. Los Beneficios que hubieren de servir dicho Beneficio de Gáldar y de Santa María de Guía sean obligados a decir cada día misa rezada y los domingos y fiestas de guardar, misa cantada

Antes he dicho que Carlos V, en 1533, no hizo otra cosa que sancionar una proclamación hecha años antes y tengo en qué apoyarme. En primer lugar porque el propio monarca se apresura a aclarar que manda el desglose del Beneficio de Gáldar, creando la parroquia de Guía, "según queda escrito en la visita que hizo el obispo que fue de esta isla don Luis Cabeza de Vaca y que en el presente lo es de Salamanca".

Y he tropezado con esa visita a que alude el rey, siendo, probablemente, la que tres años antes, en 1530 hace a Gran Canaria, sus pueblos e iglesias, un prelado llamado Fray Francisco de Samora, en nombre y representación del titular de la sede canariense Cabeza de Vaca… que aunque tomó posesión en 1523, también por poder, nunca vino a la isla. Este detalle lo registra Pedro Agustín del Castillo, de donde lo tomamos. Queda claro, pues, que fue en 1530 cuando, siendo titular de nuestra silla episcopal Cabeza de Vaca, un visitador suyo, ve la necesidad de crear la parroquia en lo que hasta entonces era ermita de Santa María de Guía y que luego, tres años más tarde, Carlos V, sanciona o refrenda oficialmente, cuando ya Cabeza de Vaca está en la sede salmantina y es titular del obispado de Canarias Fray Juan de Salamanca. Y yo quiero advertir hoy del error que se observa en la mencionada lápida que está en la nave del Carmen, en la que figura que fue Felipe el Hermoso quien firmó en Monzón la Real Cédula de 1533... cuando como bien se sabe lo hizo su hijo Carlos V, pues treinta y tantos años antes había muerto el primero.

LA ACTUAL IMAGEN DE LA VIRGEN. ORIGEN Y PROCEDENCIA.

Digamos finalmente, algunas otras consideraciones acerca de la actual imagen de la Virgen de Guía, sobre su origen y procedencia. La creencia general era, hasta nuestros días, que la imagen de la patrona guiense que hoy veremos, era la misma que, al fundar la ermita en torno a la cual nació el pueblo pudo poner o puso Sancho de Vargas Machuca, y sobre cuyo hecho ya hemos hablado antes. Pero silenciada su procedencia en los escasos documentos que obran en el archivo parroquial y en el olvido de los guienses –que en todo caso debió seguir de generación en generación- la opinión generalizada había atribuido esta actual imagen a la que se pusiera en la primera ermita a finales del siglo XVI, cuando se funda.

Los testimonios de una y otra atribución, muy vagos por cierto, son si no del todo, también muy escasos. Pero intentaré demostrar con breves palabras y apoyándome en documentos fehacientes, que la imagen que dentro de unos días se paseará por las calles de este pueblo no es la que se pusiera al levantarse la ermita, sino otra que se colocó en el altar mayor de la parroquia, recibiendo la nueva advocación de Virgen de Guía, a principios del siglo XVII.

De la primitiva imagen, la puesta al fundarse la ermita, nada o casi nada sabemos. Lo único, que era tallada (no de vestir), pequeña, dorada, con un Niño Jesús en brazos. Debe ser ella una de las imágenes de la peregrina hazaña de un cura que tuvo Guía –don Francisco de Quintana y Amaral- y que por mor de aliviar de trastos y antiguallas las dependencias parroquiales enterró en un osario que abrió al lado de la iglesia, una porción de imágenes, entre las cuales vayamos a saber si no figuraría la antiquísima talla, primitiva, de nuestra patrona.

La primera noticia –documentada- que vemos de la primera imagen o talla la encontramos en un inventario fechado en 1602, en el que al enumerar las existentes en la parroquia se dice: "que primeramente está en el altar mayor un retablo de madera en que está de BULTO, (aclaramos que la que veneramos en la actualidad es de BUSTO) la Presentación, dorada, con un Niño Jesús en sus brazos". No sería del todo aventurado pensar que debe ser ésta la que se puso cuando se fundó la ermita. En el mismo inventario y refiriéndose a la visita del Obispo a los altares, se dice: "que luego visitó S.I. el altar de María Santísima Candelaria, con un Niño en sus brazos. Ella tiene una corona y los vestidos están en poder de Isabel de Vargas". Creamos, entonces, que todavía en este año de 1602 se venera en el altar mayor la imagen colocada al fundarse la ermita a finales de 1500 y que la devota familia guiense de los Riveroles no había hecho la donación de su imagen, a la que luego no referiremos y sobre la que descansa nuestra teoría de que la actual imagen de la Virgen de Guía se intituló en lo antiguo de Candelaria y que de ningún modo fue la primera que se veneró bajo la advocación mariana que lleva el nombre del pueblo.

Más tarde, en el año de 1621, al hacer mención de las imágenes, se dice "que en altar de Nuestra Señora está la imagen de la Virgen, de BUSTO, vestida". Y al decir "altar de Nuestra Señora", lógicamente, por antonomasia, se refieren a la Virgen de Guía, por ser Virgen la patrona de la parroquia y del pueblo. Hubiéramos querido situar en este año de 1621, la fecha de la donación de la familia de los Riveroles y por tanto, su colocación en exaltar mayor, pero el hallazgo de otro inventario nos obliga a creer que tal donación había ocurrido ya en 1606, por cuanto dicen en otra de estas relaciones de bienes y objetos de la iglesia, "que primeramente está en el altar mayor un retablo y la figura de BUSTO (la actual) de Candelaria", mientras que se reseña que "está en un tabernáculo, una imagen pequeña, dorada y de BULTO de María Santísima; es decir, la misma que en el conocido inventario de 1602 aparece, según puede comprobarse, en el altar mayor.

Si relacionamos la noticia cierta de que por el año de 1600 y pico la Fábrica Parroqual de Guía "solicita la compra de una imagen de vestir, grande y no de talla" (esto lo encontramos en este archivo), como era la primitiva, con la donación echa por los Riveroles de la que hoy veneramos, y que la tenían bajo la advocación de Candelaria, llegaremos a la conclusión inequívoca de que no se llegó a comprar la pretendida, por la generosa dádiva de otra que, con las mismas características exigidas para su adquisición, hizo aquella devota y distinguida familia guiense.

Con lo dicho hubiera importado para quedar demostrada nuestra base. Pero otro no menos importante documento viene a corroborar mi humilde teoría: la aparición de la "relación genealógica" del famoso Fray Juan Suárez de Quintana y que se refiere a "la donación hecha por una familia guiense emparentada con el referido Fray Juan, de la actual imagen de la Villa de Guía". Inserta esta no menos sorprendente noticia en la relación genealógica del apellido Merino, y dice: "el cual Blas Merino manda en su testamento sepultarse en una de las sepulturas de su sobrino Roque Merino, que tienen delante del altar de Nuestra Señora de Guía, de adonde se convence, con otras noticias más, que la imagen de Nuestra Señora de Guía que hoy está en el altar mayor fue de la familia de los Riveroles, quienes la tenían en su altar propio, el cual estaba pegado al arco de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, la cual Santísima imagen se llamó e instituló en lo antiguo de Candelaria, a quien, y en cuyo culto dejaron los dichos Riveroles muchas memorias; y después que dieron dicha Santísima imagen para colocarla en el altar mayor se desvaneció dicho altar". Hasta aquí la copia del documento en cuestión.

La actual imagen de Nuestra Señora de Guía –y cuyo nombre oficial de la advocación mariana es el de Santa María de Guía- es, al parecer, de procedencia genovesa y en verdad su factura es de Virgen de Candelaria. Es de busto o de vestir y está bien acabada. Del tamaño natural al de una mujer, tiene un rostro en proporción al cuerpo, con unos grandes ojos que miran dulcemente hacia abajo, pareciendo quien se fije en su rostro que su mirada está clavada en quien la contempla. Por el contrario si se la mira de lejos parecerá que tiene sus ojos cerrados. Enmarca su semblante, cubriéndola desde la cabeza hasta la base del trono, un gran manto que varía de color en las dos principales fiestas en las que tienen lugar sus salidas del templo: blanco en 15 de agosto, y verde en septiembre en la popular "fiesta de las Marías". Desde el año 1793 rodea su figura un sol de plata.

FINAL.

Estas son las noticias (inconexas y fragmentarias), que he querido ofrecerles a ustedes en este día como contribución al empeño de iluminar algunos momentos de nuestra historia pasada. Otros muchos datos, citas y fechas, podían haber adornado y enriquecido lo dicho anteriormente, pero considero también que el tema no es, ni mucho menos para extenderse demasiado –ya lo he hecho bastante- ante un selecto auditorio que podría cansarse de oir tanta historia de otros tiempos.

Aunque bien se que lo más que importa no es la historia que pasó, sino la historia presente y, sobre todo, la futura. Pero lo mejor que se puede hacer respecto a la historia de nuestros días y de la historia del porvenir, es lo que quieran y puedan sus propios hacedores; esto es, los hombres que la hacen posible, dentro de ciertos límites, con su trabajo, con su pensamiento y con su conducta. Por eso bueno será –es lo mejor- que todos los guienses nos comprometamos en este momento a conseguir para nuestra ciudad, a partir de ahora, la historia más brillante, hermosa y ejemplar de todas.

Nada más y muchas gracias.

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