Guía de Gran Canaria

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475 aniversario de su creación como municipio

GUÍA DE GRAN CANARIA:

ALCALDES REALES DESDE 1526 HASTA 1812

Pedro González-Sosa

(Cronista Oficial)

* El presente trabajo forma parte del texto del libro editado por el Ayuntamiento con motivo de la efemérides

PARECE obligado hacer una breve introducción explicando cómo y cuando nació Guía de Gran Canaria como núcleo urbano, primero villa y, a partir de 1871, ciudad. Guía nace como consecuencia del repartimiento de tierras en Gran Canaria, tras la conquista de la isla, y que le correspondió a Sancho de Vargas las que hoy ocupan el pueblo. En ellas Vargas construyó una pequeña ermita, 1505-1509, en torno a la cual se fue formando una pequeña población cuyo desarrollo originó el nombramiento en 1526 de su propio alcalde por el gobernador Martin Fernández Cerón, en la persona de Fernando Alonso de la Guardia, desgajándose entonces de Gáldar, de la que era uno de sus barrios.

Así nació, pues, Guía cuyo incipiente gobierno local no difirió en nada de los que tenía el resto de las localidades de Gran Canaria y, en general, de las islas. Al principio no habían ayuntamientos con poder local. Éstos vendrían muchos años mas tarde; poco más de doscientos después.

La concepción que tenemos hoy de la función, administración y composición de los ayuntamientos nace con la Constitución gaditana de 1812 cuyas primeras directrices legales se van perfeccionando a través de nuevas normas y disposiciones que la han mejorado a lo largo de ciento ochenta y ocho años. La, vamos a llamarla, primitiva administración municipal llega a Canarias, lógicamente, con su incorporación a Castilla y Aragón, en las postrimerías del siglo XIV. Será el propio monarca el que regule la forma de gobierno, concretamente, de la isla de Gran Canaria, emanada de disposiciones de la Corona que sucesivamente van firmando los Reyes Católicos, doña Juana, Carlos V y Felipe II, y recogidas en el llamado "Libro Rojo" que contiene las Provisiones y Cédulas Reales necesarias para poner en marcha la maquinaria de la administración, control y gobierno de la isla.

A partir de la incorporación de la isla ésta queda al mando del gobernador, representante regio sobre quien recae laresponsabilidad del propio gobierno y el cumplimiento de las disposiciones reales. Pero en 24 de enero de 1494, los Reyes Católicos firman en Madrid la Real Cédula de privilegios de Gran Canaria sobre cuyo contenido no vamos a divagar. Solo que en esta primera disposición ya se ordena y manda la organización de lo que será conocido como Cabildo de la Isla—que podría ser el equivalente al ayuntamiento de hoy—disponiendo que hayan seis regidores, un Personero, un Mayordomo, un Escribano de Consejo, tres alcaldes ordinarios y un alguacil, que serán elegidos. De esta forma se inicia el gobierno cuyos avatares pueden conocerse más ampliamente a través de las distintas descripciones históricas de las Islas. Andando el tiempo será Felipe V quien, con el Decreto de Nueva Planta, ponga en marcha una nueva organización municipal creando los regimientos agrupados en corregimientos al mando de un corregidor, o alcalde de nombramiento real que gobernaba en un territorio, cargo que en Gran Canaria recayó en conocidas figuras a quienes se les debe algunas de las grandes mejoras y desarrollo experimentados en la Ciudad de Las Palmas en pasadas centurias.

El régimen municipal único implantado en las islas desde su incorporación a Castilla tiene, pues, en los cabildos la organización y elección de los cargos, cuya trayectoria recogen exhaustivamente Vicente Suarez Grimón y Adolfo Arbelo García en la Historia de Canarias publicada por el periódico La Provincia hace ya algunos años. Nos explican que desde 1629 en las islas de realengo los corregidores afianzan su posición como representantes reales. Existe en Gran Canaria el cabildo de la isla y en los pueblos los llamados alcaldes reales, lógicamente de designación regia por el corregidor, hasta que en 1752 la Audiencia propone al rey que el nombramiento no se realice exclusivamente según el criterio personal del corregidor, sino que éste designe tres personas preeminentes de cada localidad importante y sea el tribunal quien se decida por uno. Los alcaldes reales venían a ser delegados del corregidor o alcalde del Cabildo de la Isla.

Por lo que respecta a Guía, conocemos los nombres de algunos personajes que ostentaron el cargo de alcalde real desde los albores del siglo XVI. Resumiremos esta nómina conocida porque ya hemos hecho un estudio más pormenorizado de la biografía y antecedentes genealógicos de los citados:

1526: Fernando Alonso de la Guardia por nombramiento del gobernador Martín Fernández Cerón.

1566-1572: Alonso de Carbajal.

1572: Juan Alonso Jorge.

1576: Bernardino de Cigala.

1578: De nuevo, Juan Alonso Jorge.

1580-1581: Juan Bautista de Soberanis.

1584: Cristóbal Rodríguez de Orihuela

1599: Alonso Rodríguez Castrillo

1602: Alonso Gómez Castrillo

1605: Aparece de nuevo Cristóbal Rodríguez de Orihuela.

1606: Juan Siberio de Quintana.

1624-1626: Sancho de Vargas de la Guerra.

1629-1632: Francisco de Cabrejas.

1632: Adrián de Pineda.

1665: Fernando Suarez de Figueroa.

1683: Roque Suarez de Quintana

1690: Juan de Vitoria.

De los que fueron a principios del siglo XIX, poco antes de la reforma que propició la Constitución de las Cortes de Cádiz, hablaremos más adelante.

Como consecuencia de la mentada reforma de Carlos III, en mayo de 1766 se crean en los cabildos por nombramiento popular, y cuya elección se realiza a principios del siguiente año, el cargo de dos diputados del Común y el Síndico Personero, además de los regidores que conformaban el único Cabildo o Ayuntamiento de Gran Canaria, del que formaban parte también regidores de los pueblos del interior, aunque se presume que tendrían que acudir, cuando pudieran, a las sesiones de dicha corporación. Llegado a este punto y por lo que respecta a Guía, conocemos algunos de estos personajes que aún residenciados en la localidad norteña formaban parte del Cabildo de la Isla en calidad de regidores: Diego de Herrera lo era en 1566; Bernardino de San Juan, en 1572 y en 1575, en que aparecen como testigos en bautizos y matrimonios celebrados en la iglesia de Guía. Y mucho más posterior, para no hacer numerosa esta relación, citemos un personaje tan peculiar: José Luján Bolaños, padre del escultor, que también ostenta este cargo allá por 1780, pues así lo hace constar el escribano de la época en numerosos testimonios en los que actúa aquel. La reforma de Carlos III, determinaba que en la elección debía participar todo el vecindario, a excepción de clérigos y frailes, de todas las parroquias no solo de la capital sino las de los pueblos.

EL PRIMER ALCALDE

La población de Guía fue, hasta el 1 de noviembre de 1526, como se ha dicho, un barrio dependiente de la villa de Gáldar. Mas su progresivo desarrollo que propició el asentamiento en torno a la ermita fundada por Vargas le hizo alcanzar cotas tan altas de importancia que el gobernador de la isla Martín Fernández Cerón

En uno de las atribuciones que como tal tenía otorgó el título de alcalde y vara real de justicia en la persona de Fernando Alonso de la Guardia, uno de los ilustres vecinos por traslado junto con otra desde la vecina localidad de la que hasta entonces dependían. Este nombramiento causó malestar grande entre los vecinos de Gáldar, quienes dando poderes plenos el 24 de octubre del mismo mes y año a Francisco Jaimez, hijo del Alférez Mayor de la Conquista, elevaron protesta al monarca en un famoso documento que contiene, en su introducción, la relación de todos los vecinos que vivían allí se considera como el primer censo poblacional de la ciudad de los Guanarteme.

La protesta de aquellos vecinos exigía al rey la reparación al "manifiesto agravio que el caballero Martín Fernández de Cerón nos hizo, como ha proveído, de alcalde e vara de justicia en el barrio de esta villa de Agáldar que dicen Guía, que la dicha villa de Agáldar e vecinos de ella fundó e hizo edificio, siendo como es cercano e junto a esta villa de Agáldar e es en la Vega de ella e en medio [d]el monasterio del Señór San Francisco".

El propio documento mueve a inducir que una primera y anterior protesta produjo efecto inmediato al señalarse a continuación que "e después de haber sido quitada dicha vara en que en este dicho término o comarca no obiese más de un alcalde, por la confusión e escándalo en que se ponían, como se han puesto los dichos vecinos de esta villa [de Gáldar] en deservicio de sus Magestades e en despoblación de esta villa, que tan antigua es, so cierto dolor, les volvió a dar e entregar otra vez la dicha vara de la justicia, en alboroto e escándalo e enesmistad de nos, los susodichos e de los vecinos de dicho barrio comarcano". En varios trabajos historiográficos –por ejemplo así lo afirma en 1900 el estudioso sacerdote guiense Eladio Suarez Estévez en un artículo que publicó en un periódico de Las Palmas—se coincide en que la ratificación o confirmación del nombramiento se produjo el primero de noviembre de noviembre de 1526. En el Archivo de Simancas no consta tal nombramiento por ser potestativo del gobernador de la Isla. Quien sabe si entre la documentacion perdida en el incendio del Ayuntamiento de Las Palmas de mediados del siglo XIX se encontraba la designacion de Fernando Alonso como alcalde de Guía ordenada por Fernandez Cerón. Lo que no oculta el testimonio es el enfrentamiento –supónese que, incluso, con alboroto público—que nació de aquel acto y que se convirtió al pasar los años en secular rivalidad de los dos vecindarios. En algún momento llegó a alcanzar caracteres verdaderamente alarmantes que hoy, gracias a Dios y a la sensatez de sus vecinos, ha quedado superado y llamados a entenderse.

¿Quién fue Fernando Alonso de la Guardia primer alcalde de Guía?. Se encontraba en Gáldar a principios del s. XVI y allí mismo casó con Francisca de Riverol, hija del genovés Juan Bautista de Riverol y de Francisca de Quixada. Fueron sus hijos: otro Fernando Alonso, beneficiado de la parroquia de Guía, (aunque no el primero como se ha dicho tantas veces porque fue quien inició los libros sacramentales); Nicolás Esteban de Riverol casado con Catalina Rengifo de Vargas, nieta y no hija del fundador de Guía como se reseña en el Nobiliario de Canarias: Francisca de Riverol; Bernardo de Riverol que casó con Leonor Marentes; Leonor de Riverol matrimoniada con Juan Alonso Jorge que también fue alcalde de Guía y un Alejo de Riverol sobre cuya existencia coinciden, de forma imprecisa y vaga, algunos genealogistas. La descendencia a partir del último de los matrimonios reseñados anteriormente fue numerosa y el apellido Alonso-Riverol se mezcló con otros también ilustres en las dos villas norteñas.

2003.

 

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