Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

TREMEARNE Y MISTER LEACOCK

Por Pedro GonzÃ¡ez-Sosa

Newman Ferrers Tremearne -que muchos aÃ±os despuÃ©s, al convertirse al catolicismo en Las Palmas, se llamÃ³ simplemente Vicente Tremearne- fue un curioso personaje nacido en Gran BretaÃ±a que se vinculÃ³ a la ciudad y a la isla como consecuencia de la construcciÃ³n a finales del siglo XIX de la fÃ¡brica de azÃºcar que con el tiempo la voz popular bautizÃ³ como "la mÃ¡quina" levantada en el barrio norteÃ±o de Becerril, justo en el lÃmite de los tÃ©rminos municipales de GuÃa y GÃ¡ldar. LlegÃ³ a Gran Canaria como apoderado de la empresa inglesa Lathhbury y CÃa. que puso en marcha la que serÃa conocida entonces como CompaÃ±Ãa Azucarera de Gran Canaria (que tenÃa su oficina en una casa de dos plantas de la calle de Triana esquina a la de Domingo J. Navarro, donde luego el Banco de Bilbao levantÃ³ su actual edificio), en virtud de la escritura constituida ante el notario AgustÃn Millares Cubas en 1889 y de la que tambiÃ©n formaban parte algunos de los entonces conocidos empresarios canarios, entre otros, los hermanos Francisco y Federico Bethencour Montesdeoca, los tambiÃ©n hermanos Juan de Dios y Eugenio GalvÃ¡n GonzÃ¡lez, y Francisco Reyna PÃ©rez. DespuÃ©s de varias vicisitudes, "la mÃ¡quina" comenzÃ³ a moler caÃ±a dulce a mediados de 1892 pero funcionÃ³ durante un relativamente corto periodo de tiempo pues su actividad fue languideciendo consecuencia de una complicada actividad empresarial llena de conflictos econÃ³micos a pesar de los esfuerzos del que en un tiempo fue su administrador general Manuel GonzÃ¡lez MartÃn que aÃ±os mÃ¡s tarde llegÃ³ a la presidencia del Cabildo insular de Gran Canaria. En 1909 la azucarera fue adquirida por Juan M. Leacod, padre del conocido empresario agrÃcola David J. Leacod, que siguiÃ³ moliendo caÃ±a hasta 1919 en que Ã©ste vende la maquinaria a un portuguÃ©s residente en Madeira llamado Enrique Figueira da Silva a partir de cuyo momento ignoramos quÃ© fue de aquellos artilugios.

Pero aquÃ no vamos a referirnos a "la mÃ¡quina" ni a sus avatares empresariales, sino a Vicente Tremearne que fue uno de los que la pusieron en marcha y que en su ajetreada actividad se convirtiÃ³ en protagonista de variadas experiencias empresariales, pues tambiÃ©n conocemos que con anterioridad habÃa puesto en marcha en la calle Quintana de Puerto de la Cruz, donde se habÃa casado y tenido descendencia, un hotel que llevÃ³ su nombre y que fue muy popular en la Ã©poca pues asÃ aparece publicitado en periÃ³dicos y revistas britÃ¡nicos. Tremearne, cuyos actuales descendientes son bisnietos, hijos de su nieto Luis que casÃ³ con la agüimense Dominga DomÃnguez del RÃo, casÃ³ tres veces: la primera en Tenerife con la inglesa InÃ©s Delia Turmbull de cuyo enlace nacieron cinco hijos; fallecida Ã©sta matrimoniÃ³ en GÃ¡ldar con la joven lanzaroteÃ±a InÃ©s de Betancurt, en su lecho de muerte a consecuencia de parto, de cuya uniÃ³n naciÃ³ una hija, y finalmente en Las Palmas con MarÃa MartÃn Viera.

Pero queremos destacar que Vicente Tremearne fue un hombre de gran imaginaciÃ³n empresarial y emprendedor que planeÃ³ negocios antes y despuÃ©s de ejercer su cargo en la azucarera hasta el mismo momento de su fallecimiento, ocurrido en 30 de enero de 1900, en cuya Ã©poca subsistÃa dando clases de inglÃ©s en el CÃrculo Mercantil. Negocios referidos a la agricultura unos y otros hasta entonces inÃ©ditos en la isla. Por ejemplo, segÃºn nos refiriÃ³ JosÃ© Miguel Alzola (a quien se lo contÃ³ su amigo JesÃºs Quintana Miranda, que a su vez lo oyÃ³ en 1965 por boca de Antonio Tremearne Turmbull, hijo de nuestro personaje), Vicente montÃ³ (Â¿premonitorio de los que luego serÃan los "coches de hora"?), un negocio de diligencias tiradas por caballos y provistas de asientos, con derecho a desayuno a mitad del camino desde Las Palmas hasta Agaete, negocio que ya habÃa explotado en Puerto de la Cruz, y que por lo visto terminÃ³ en bancarrota.

O el que puso en marcha en 1892 sorprendiendo a la ciudad con otra de sus genialidades, pues "inventÃ³" el que se considera primer coche fÃºnebre de Las Palmas que montado el artilugio a modo de diligencia en la trasera de lo que pudo ser una tartana o quitrÃn y que tenÃa forma de gran ataÃºd, cuya prÃ¡ctica y uso continuÃ³ posteriormente, desde luego con otros coches y decoraciÃ³n mÃ¡s moderna, hasta finales de la dÃ©cada de los aÃ±os cincuenta del pasado siglo y que a diario veÃamos desfilar por nuestras calles hasta la plazoletilla de los Reyes donde, como era costumbre, se despedÃa el duelo, a cuyo invento del inglÃ©s no corresponde, porque no existe, la fotografÃa ilustrativa, que se ha tomado al azar de una vieja publicaciÃ³n.

Pedro GonzÃ¡ez-Sosa es Cronista Oficial de GuÃa de Gran Canaria

FUENTE: PUBLICADO EN LAPROVINCIA.ES

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