|
lunes, 29 de junio de 2009 |
La felicidad 
Javier Estévez Coincidimos en el encuentro de las calles de Enmedio y Canónigo Gordillo, allí donde la ferretería hace esquina. Siempre fue una mujer divertidísima, fumadora hasta el fin, admirable, risueña y simpática como pocas he conocido, a la que le entraba la risa en medio de una regañina –y entonces estaba perdida-. Cuando tuve cuatro años, fue ella quien me enseñó a leer y escribir. Tras un pequeño diálogo intrascendente, con sus maneras suaves y algo distraídas, con su expresión afable y hablar pausado, me preguntó: ¿Eres feliz?. Y no me mientas, que a los ancianos no hay quien nos engañe.
La felicidad, esa gran palabra, es un concepto equívoco. Y aunque la canción diga qué bonito nombre tiene, es una entelequia que puede causar daño y angustia. Si algo he aprendido con la edad es que en el terreno de la felicidad no existen ni fórmulas magistrales ni consejos infalibles. Cada cual ha de buscarse su felicidad como pueda.
No deja de ser sintomático que seres humanos que aún andan por el mundo desnudos y desposeídos de casi todo, como los pigmeos africanos o los yanomami amazónicos, no tengan en su vocabulario la palabra felicidad. No la necesitan. Mientras, en nuestra moderna sociedad, las enfermedades psicológicas, la ansiedad, la angustia o la depresión van en aumento. La obligación de ser felices nos convierte en infelices patológicos, a pesar de que hoy presumamos de tener muchas cosas que aparentemente nos deberían procurar la ansiada felicidad.
La conversación pronto finalizó. La esperaban en su casa y hacia ella se dirigió caminando por una acera tan estrecha que era tan ancha como ella. Dejé que se alejara unos metros y la observé marchar despacio hacia la calle del Agua, mientras el bastón en el que se apoyaba le imprimía una cadencia sonora y una serena dignidad a su vejez. Entonces, no sé aún bien porqué, pensé que quizás la felicidad no es un lugar al que llegar; es más bien una manera de andar.
|
Modificado el ( sbado, 11 de julio de 2009 )
|
|
ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
Ver
reportaje >> |
|
|
|
O P I N I Ó N |
REFLEXIÓN SOBRE EL LITORAL DEL NORTE GRANCANARIO
La costa de los espejos rotos

Por Juan Luís Monzón Verona
Arquitecto urbanista
HOMENAJE AL INGENIERO ENRIQUE
COPEIRO
Hace varias
semanas asistí a las exposiciones de
la Bienal
de Arte de Venecia 2011. Tras muchas visitas a diversos pabellones y ya
cansado por la repetida decepción de las no propuestas, encontré en el
Pabellón Coreano en el que exponía el artista mediático Lee Yong-Baek, su
obra “Espejo Roto”,
interesante y sorprendente demostración de las tendencias en video arte, que
relataba en pantallas que simulaban espejos, roturas ruidosas e impactantes
a los sentidos, y entre sus múltiples lecturas además de su mero disfrute,
trata de la compleja relación que existe entre la realidad y la ilusión lo
que invitaba a hacer una reevaluación y reflexionar. |
|
Leer ms...
|
|
|