Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

PSICOGRAFÃAS
â€œMÃ¡s tarde o mÃ¡s temprano todo cambiaâ€

Las rachas

Santiago Gil

Los buenos tiempos nos sorprenden cuando menos los esperamos. No siempre depende de nosotros la felicidad, pero si no salimos a la calle con una actitud positiva no hay nada que hacer. La mayorÃa de las veces tenemos un cielo azul sobre nuestras cabezas y ni siquiera lo miramos. Incluso los malos tiempos se sobrellevan de otra manera cuando uno apuesta todo lo que tiene a la alegrÃa. Si llega se disfrutarÃ¡ plenamente y con todas sus benditas consecuencias. Y si nos vuelve a dejar con la miel en los labios tenemos que saber que el prÃ³ximo minuto puede cambiar por completo nuestro destino. La cosa es no claudicar y mantenerse a flote. SÃ³lo navegando podremos llegar alguna vez a buen puerto.

En el arte hace tiempo que se sabe que prÃ¡cticamente todo depende del esfuerzo del que crea. SÃ³lo hay un pequeÃ±o componente de inspiraciÃ³n, y cuando llega lo mejor es que nos coja trabajando. Por mucho que a uno se le ocurra el argumento del Quijote, si no se sienta luego durante aÃ±os, o si no estaba sentado cuando llegÃ³ el fogonazo, lo mÃ¡s probable es que se quede en el olvido. La vida es parecida. Hay que luchar por vivirla a diario, aunque a veces parezca que nos colocan un desierto detrÃ¡s de otro al final de cada horizonte. Si andamos pendientes de nimiedades que no tienen nada que ver con lo esencial, dejaremos pasar de largo todo lo bueno que tenemos delante.

Las rachas existen como existen los dÃas nublados y los dÃas despejados, o las grandes marejadas y esas maÃ±anas en que el mar parece el azogue de un espejo destinado sÃ³lo a reflejar nuestra mirada mÃ¡s oceÃ¡nica y volandera. No dependen de nosotros esos cambios, pero sÃ la decisiÃ³n de aprovechar cada una de esas buenas rachas que nos regala la vida de vez en cuando. Quien ha jugado a baloncesto sabe, desde el primer lanzamiento a canasta, cÃ³mo se le va a dar el partido. HabÃa dÃas en que entraban todos los tiros y otros en los que por mÃ¡s cerca que tirÃ¡ramos no habÃa manera de encestar. Diariamente nos pasa un poco lo mismo. A veces salimos a la calle y sÃ³lo recibimos buenas noticias y gratas sorpresas, y otros dÃas no hacen mÃ¡s que complicarse desde que estamos tomando el desayuno. Pero al igual que sucedÃa en el baloncesto, esas rachas tambiÃ©n tienen mucho que ver con nuestro esfuerzo de los dÃas previos y con la actitud con la que afrontemos los retos que tenemos por delante. Ya vivir es un verbo que significa milagro. PodÃamos habernos quedado entre los otros millones de espermatozoides que no llegaron a nada. Si estamos aquÃ se entiende que tenemos un destino que cumplir. No estÃ¡n los tiempos como para ir tocando campanas a rebato por las calles, pero de cada uno de nosotros depende que las rachas, como los vientos, alteren los rumbos previstos. MÃ¡s tarde o mÃ¡s temprano todo cambia. Ahora mÃ¡s que nunca hay que estar atento para que no se escape ni una sola oportunidad de ser felices.

CICLOTIMIAS

Los pies en el suelo nos van alejando cada vez mÃ¡s de los sueÃ±os.

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PUBLICADO EN CANARIAS7