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miércoles, 04 de febrero de 2009 |
PSICOGRAFÃAS “La soledad comienza cuando nadie te conoce por la calleâ€
Los saludos
Santiago Gil
La soledad de las ciudades comienza cuando nadie te conoce por la calle. En los pueblos te sientes siempre más acompañado. Es cierto que a veces agobia la gente meticona y la sensación de que a uno le están mirando desde todas las celosÃas y desde todas las ventanas entreabiertas. Las grandes ciudades como Londres o Nueva York te dejan siempre solo por las aceras cuando más falta hace una mirada cómplice o un par de palabras que te levanten el ánimo. Reivindico el anonimato y la bendita vida privada que no deba explicaciones a nadie, pero no a costa de afectos. Hay términos medios, ciudades que se mueven entre lo vecinal y lo cosmopolita, en donde nos sentimos más sosegados y más seguros. En Las Palmas de Gran Canaria todavÃa es posible tropezarse con amigos por las calles. Por eso quizá nos atrae tanto a pesar del ruido y del caos mañanero de los dÃas laborables. También está el mar, la necesaria presencia que más se requiere cuando pintan bastos o cuando los tiempos vienen cargados de funestos vaticinios.
En Madrid o en Bruselas ya casi nadie te mira a los ojos cuando caminas por la acera. De niños, los que nos criamos en un pueblo pequeño, aprendimos quiénes eran los prepotentes y los engreÃdos. No lo sabÃamos entonces, pero nos quedábamos de una pieza cuando no devolvÃan nuestro saludo. Nos habÃan enseñado a dejar paso a las señoras mayores en las aceras y a saludar a quienes te tropezabas en la tienda de ultramarinos o en la barberÃa en la que te rapaban como a un niño de postguerra. Con el tiempo descubrimos que aquellos individuos de mirada torva eran justamente los canallas. Más o menos eran todos parecidos. Igual habÃa alguno que por timidez negaba el saludo, pero no era lo normal. A los engreÃdos se les reconocÃa porque ni miraban a los ojos ni devolvÃan nuestras inocentes salutaciones infantiles: los canallas siempre se entienden entre sà sin necesidad de mirarse a los ojos. Si realmente se miraran los unos a los otros descubrirÃan que hace ya mucho tiempo que caminan sin sombra y sin decencia.
La sensación de desarraigo comienza siempre en la palabra. No hay angustia mayor que sentirte extranjero en un lugar en el que ni siquiera sabes qué es lo que está diciendo la gente a tus espaldas. Por eso los canarios tiraron siempre hacia América cuando tuvieron que salir buscando nuevas tierras en las que asentar sus esperanzas de futuro. Sólo te acoge la palabra y la mirada limpia de quien te recibe. No debemos olvidarlo cada vez que nos cruzamos con quienes han venido desde muy lejos buscando lo que buscaron antes nuestros abuelos en otros continentes. No vale bajar la mirada. Si lo hacemos nos acabaremos pareciendo a aquellos indeseables que recorrÃan altaneros y engreÃdos las calles de nuestros pueblos.
CICLOTIMIAS
Todos los seres humanos tenemos, inevitablemente, una orilla común. Da lo mismo lo lejos que estés de la costa.
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MI BLOG: www.santiagogil.com
PUBLICADO EN CANARIAS7
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Modificado el ( miércoles, 04 de febrero de 2009 )
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FUERA DE JUEGOPor Santiago Gil
Me ha pasado muchas veces a lo largo de la vida. Un buen
dÃa te ves en una ciudad extraña o en la sala de embarque de un
aeropuerto y te preguntas qué estás haciendo y hacia dónde estás
conduciendo tus pasos cada vez más apurados y estresantes. Pero también
te pasa al lado de tu casa, o cuando la muerte te golpea de cerca, o en
esos dÃas que amanecen tristes incluso antes de que tú despiertes y
entres a formar parte de la comedia diaria. |
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regÃa el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida DomÃnguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en GuÃa tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, GuÃa sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianÃas guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarÃan a la Virgen de GuÃa en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en GuÃa se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las MarÃas"
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reportaje >> |
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V Ã D E O S - D E - 2 0 0 8 |
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CRÓNICAS DEL AYER |
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock
Por Augusto Ãlamo Suárez, Ingeniero agrÃcola, y Sergio Aguiar Castellano, Archivero Municipal de GuÃa Cuando el empresario agrÃcola, David J. Leacock, popularmente conocido como Mr. Leacock, fallece el 22 de abril de 1980, hace ahora treinta años, desaparece una de las figuras más destacadas y emblemáticas de la historia de la comarca norte de Gran Canaria en el siglo XX.
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LA MUESTRA ESTARÃ ABIERTA HASTA OCTUBRE Leacock, Harris y Douglas, memoria imborrable de la agricultura canaria
Amado Moreno
Con una singular y lograda exposición abierta anoche en la Casa de la Cultura, el ayuntamiento de GuÃa rinde justo homenaje estos dÃas a tres destacad,os empresarios ingleses del pasado: David J. Leacock, Douglas Charles Fenoulhet y Anthony Harris. Avanzado el siglo XIX y después en el XX, los tres fueron decisivos en el impulso del cultivo y exportación de plátanos y tomates canarios.
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Centenario del Hospital de San Roque
Pedro González-Sosa Cronista oficial
Se
celebra el lunes 10 de agosto, dentro de los actos del programa preparado
por el ayuntamiento con motivo de sus fiestas patronales, el primer
centenario de la implantación en GuÃa de Gran Canaria del que constituyó
el también primer hospital allà abierto para el servicio no solo de la
población guiense sino de aquella zona.
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