Por Juan Dávila-GarcÃa Eran los constructores de las albardas o aparejos de las caballerÃas de carga, que consiste en una especie de almohadón relleno de paja que va sujeto sobre el lomo del equino, -caballo, mulo o burro-, y que cae por los lados.
En GuÃa existieron algunos albarderos que hicieron de esta profesión una dignÃsima forma de ganarse el sustento diario. Para confeccionar las mismas utilizaban un tipo de tela de gran consistencia, ya que de no ser asà el uso diario las deterioraba rápidamente y su costo era bastante apreciable, ya que hacerla por encargo y a medida requerÃa por parte del constructor unos cuantos dÃas de trabajo. Entre los muchos albarderos que hubieron en nuestro pueblo destacar por encima de todos a maestro Manuel él mula, el cual era un verdadero artista, lo que hacÃa que sus albardas se cotizaran a un precio bastante elevado. Era un fino artesano, que a gusto del cliente solÃa darle a su producto verdaderos toques artÃsticos decorándolas con figuras triangulares y cuadrangulares de diferentes colores. Sus trabajos eran perfectamente identificados cuando se veÃa pasar a una bestia "enjaezada" con albarda y los serones donde llevaban la carga. Las albardas disponÃan de varios complementos para que su operatividad fuera lo más eficiente posible, asà todas ellas llevaban acopladas las angarillas y las cinchas, las primeras estaban hechas de hierro y tenÃan una configuración que permitÃan su perfecto ajuste a la albarda, a ambos lados disponÃa de una curvatura donde se solÃa poner la carga a transportar que era bastante variopinta, desde un par de racimos de plátanos a serones llenos de arena u otro material usado en la construcción, recordar a los cochineros de Ingenio que haciendo ventas transhumantes de las crÃas del chancho, los llevaban en unos habitáculos dispuestos en las albardas. Las cinchas eran unas correas de gran espesor, tenÃan como misión amarrar la carga, para asà conseguirlo la cincha se pasaba por el lomo y la barriga de la bestia amarrándose sus terminales a unos palos que ataban la carga con una total seguridad. A los albarderos siempre se les llamo alabarderos, denominaciones que aunque guardan alguna relación por la influencia de las caballerÃas, no tienen esa gran afinidad que siempre se le quiso dar, la albarda en una construcción rudimentaria para acomodarse encima de un equipo, los alabarderos son la guardia real montada a caballo. La profesión que más relación tiene con los albarderos son los arrieros, estos al utilizar reatas de mulos/as necesitaban de las albardas para asà poder transportar las mercancÃas que le encargaban, las empresas y los comerciantes. La albarderÃa tuvo en su existencia una época esplendorosa y los ejercientes de tal profesión, se esmeraron para ofrecer sus productos como los mejores hechos y terminados, cada uno tenÃa su propia marca las cuales distinguÃan a los diferentes constructores.
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