En las Islas Canarias, desde la época aborigen, los cereales y los productos derivados de los mismos, como el gofio, tuvieron una gran importancia en la dieta alimenticia de la población. Esta dieta, con el paso de los siglos, siguió estando vigente y, a la vez, se le fueron añadiendo nuevos productos traídos desde América, como fueron el millo y la papa, que se convirtieron en el sustento diario de los habitantes de Canarias.
Guía de Gran Canaria, desde la conquista por parte de los españoles, se convirtió, debido a sus abundantes aguas, en una zona eminentemente agrícola. Convirtiéndose en un modelo productivo perfectamente adaptado al escalonamiento ecológico de su jurisdicción: unas zonas bajas de regadío para cereales menudos, millo y frutales; y unas medianías subhúmedas destinadas a la producción de papas, millo y productos pecuarios.
Cuando a principios del siglo XVIII las parras comenzaron a dejar de ser cultivos especulativos de exportación por la pérdida de los mercados europeos consumidores de caldos canarios, es cuando se afianza, aún más, el modelo de producción de autoconsumo. Esta producción se basaba fundamentalmente en el millo, los cereales menudos, las papas – cuya producción se consolida en la medianía subhúmeda- y en la ganadería con sus carnes, leche y el ya afamado queso de flor (AGUIAR; 2005).
Como es lógico pensar, la obtención de la harina para la producción de pan y otros productos, como dulces, estuvo íntimamente vinculado a la existencia de molinos, por lo que desde los primeros años de la conquista de Canarias este sector tuvo una abundante reglamentación, regulándose, desde entonces, el empleo por parte de los tahoneros del almud y medio almud (me (Unidad de medida de áridos y a veces de líquidos, de valor variable según las épocas y las regiones).En Canarias las equivalencias entre las pesas y las medidas usadas antiguamente no eran en todas partes las mismas, Así, Guía tenía sus peculiaridades: el medio almud equivalía a 2, 84 litros y la fanega superficial de 7,511 1/8 varas cuadradas castellanas, es decir 52,482925 áreas. El cuartillo de la entonces Villa de Guía valía 0,995 litros. (DALMAU, 1926: 22-23).
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
Viendo la deriva que está tomando la cosa política en nuestro país después de la hecatombe producida por el crac económico, padecido de forma más virulenta entre nosotros por un equivocado modelo de producción, totalmente ajeno al I+D+i, y haciendo lo fácil: volcar todo el dinamismo en el cemento y el ladrillo sin razón ni control de ningún tipo, como si construir casas y más casas era una actividad que no tendría fin. Ella es la causa del mayor paro que se da de todos los países que componen la CE.