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lunes, 08 de diciembre de 2008 |
HIMNO DE GRAN CANARIA
José Antonio Luján Los contertulios llegan a Cairasco con cierto grado de satisfacción porque el Cabildo ha convertido Sombras del Nublo en himno de la Isla. Y antes de que se empiece a abordar cualquier otro tema, Pepe Roque, en un santiamén, transcribe la letra que se sabe de memoria desde hace casi cincuenta años y la ha entonado en mil ocasiones, cuando el vino de media tarde afina los gaznates de la parranda, o en los ya lejanos tiempos laguneros cuando la seducción juvenil ponía a tiro a una chicharrera en flor en las estribaciones de Tacoronte. Marcial Pulido le echa un vistazo y, sin ton ni son, rocía el papel con posos de café y unas gotas de libación espirituosa para que el comentario pareciera romántico y bohemio. Dice que ‘sombras’ no hace referencia a lo oscuro ni a lo opaco, sino que su sentido es de cobijo y calidez hogareña. El texto, puro regionalismo, ofrece dos partes simétricas con idéntico verso inicial. La primera describe el paisaje de las cumbres (‘riscales’, ‘cadenas’, ‘montañas’) salpicado con sensaciones de nuestra elemental gastronomía (‘queso’, ‘vino’, ‘gofio’), prolongado en el amor sensual (‘besos de mujer canaria’) y en la estampa de la mujer laboriosa en el ámbito doméstico (‘mi amor en el telar’). Como trasfondo, el agua cantarina del barranco, la alegría colectiva del canario. Es la naturaleza y la pasión como máxima aspiración del isleño (‘¿qué más puedo desear?’). En la segunda parte, Néstor Álamo, su autor, nos presenta el Nublo como un altar, piedra divina en una tierra nimbada de magia, donde la naturaleza cumbrera se sigue expresando en contrastes de dualidades grandilocuentes (‘nieve y sol’, ‘fuego y lava’), trascendida en una hermosa expresión (‘piedra lunar’) que sintetiza la existencia del hombre en su doble dimensión de realidad y sueño. El texto culmina con una invocación a la piedra/tierra como ámbito de asiento solariego, identificación del yo lírico por razones de nacimiento, y con vivos deseos de seguir viviendo y amando en el cobijo de su sombra, que es la Isla toda, mecida por el mar. Un mar que connota libertad y apertura al mundo. El Nublo y su sombra, alma y canción eterna de la Isla.
José Antonio Luján Henríquez es Cronista Oficial de Artenara y Secretario de la Junta de Cronistas Oficiales de Canarias MÁS INFORMACIÓN
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Modificado el ( lunes, 08 de diciembre de 2008 )
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
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O P I N I Ó N |
EL ESTADIO DE GRAN CANARIA Y LAS PISTAS
Diego TalaveraNo hay que hacer ningún esfuerzo para comprobar que el Estadio de Gran Canaria no es un campo de fútbol; es un recinto deportivo con pistas de atletismo que también se utiliza para la práctica del fútbol. Basta con visitarlo y asistir a un encuentro para encontrar la diferencia con cualquier campo de fútbol español de reciente construcción.
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