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lunes, 01 de diciembre de 2008 |
PSICOGRAFÃAS “La música queda a salvo de la genteâ€Los cascos
Santiago Gil
A todos nos gusta que nos interpreten y que nos cuenten. Necesitamos entendernos en la mirada del otro para saber que no estamos solos. Cuando andamos por las calles nos miramos, desconocidos y extraños, sin saber que en cualquier momento podemos cruzar nuestros destinos y descubrir lo parecido que somos y lo mucho que necesitamos del cariño y de la complicidad para seguir sobreviviendo. El gran amor de nuestra vida se cruzó muchas veces delante de nosotros sin que lo reconociéramos. A veces hay suerte y el azar obra el milagro, pero me temo que esos amores grandiosos o esas amistades inolvidables se quedan casi siempre en un simple cruce de miradas mañaneras que no trasciende más allá de las calles que nos ven pasar a diario.
En ese ir y venir por las calles peatonales, la mayor parte de nosotros se acompaña de su propia banda sonora. La música queda a salvo de la gente. Cada cual escucha su estado de ánimo mientras se deja llevar a la oficina, al dentista o a un banco solitario en el que matar las horas de aburrimiento. Me pasa a diario cuando camino a primera hora de la mañana por la ciudad. Todos vamos conectados a unos cascos que interpretan la melodÃa necesaria para que el dÃa se acomode a nuestro ánimo. Un dÃa caminas por Triana escuchando a Omara Portuondo o a Serrat y al siguiente te pierdes con Bach, con Ella Fitzgerald o con Dacio Ferrera. Los otros que te tropiezas y que saludas o miras de soslayo también marcan el ritmo de sus pasos con los acordes que han seleccionado cuidadosamente antes de salir a la calle. Ya no sólo nos reconocemos en la mirada. Las coincidencias de la música que somos ese dÃa serán las que nos irán acercando o alejando de los demás. No se escucha a Beethoven porque sÃ. La elección matinal de la música ya nos avisa del dÃa que presentimos o que necesitamos. Por eso me preocupan los cerebros de quienes andan con una escandalera insoportable desde primera hora de la mañana. Esos coches que retumban por la ciudad también nos están avisando de algo. Y no creo que sea de nada bueno. No hay cerebro que se salve de esa tortura estridente que hace temblar hasta los cristales de nuestras casas.
La mayorÃa, por suerte, prefiere el silencio de su propia música cuando sale a la calle. O nos acercamos a la orilla de la playa a escuchar la necesaria musicalidad del océano. Pero la playa queda lejos los dÃas laborables, por eso precisamos de sonidos que nos arrullen y que pongan un poco de emoción a nuestros pasos. No te extrañes, por tanto, de esa complicidad que notas algunas veces cuando paseas por la calle. Tú y ella, o tú y él, se han reconocido inconscientemente en la misma música. Ese momento sólo dura lo que dura un acorde, pero nos sirve para saber que no andamos solos y que no estamos tan lejos los unos de los otros.
CICLOTIMIAS
Quien escribe entre sueños siempre acaba repitiendo las mismas pesadillas.
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MI BLOG: www.santiagogil.com
PUBLICADO EN CANARIAS7
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Modificado el ( jueves, 04 de diciembre de 2008 )
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regÃa el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida DomÃnguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en GuÃa tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, GuÃa sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianÃas guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarÃan a la Virgen de GuÃa en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en GuÃa se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las MarÃas"
Ver
reportaje >> |
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O P I N I Ó N |
EL ESTADIO DE GRAN CANARIA Y LAS PISTAS
Diego TalaveraNo hay que hacer ningún esfuerzo para comprobar que el Estadio de Gran Canaria no es un campo de fútbol; es un recinto deportivo con pistas de atletismo que también se utiliza para la práctica del fútbol. Basta con visitarlo y asistir a un encuentro para encontrar la diferencia con cualquier campo de fútbol español de reciente construcción.
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