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martes, 05 de diciembre de 2006
LAS CARTAS ENTRE DON BRUNO Y NÉSTOR ÁLAMO


Bruno Quintana (Por la transcipción de B. de V.)

ImageLibremente, sin que expusiese las causas, se retiró de la dirección artística de las obras del Camarín de Guía el eximio cronista oficial de Gran  Canaria y agudo crítico de arte y director don Néstor Álamo Hernández, que había pasado a integrar parte de la comisión de la obra por invitación del alcalde de la ciudad, don Rafael Velázquez García. Jamás expuso las causas que le impulsaron a tomar tal decisión, aunque meses después de su marcha, con motivo de una visita que él mismo efectuó en compañía de una distinguida dama de Las Palmas de Gran Canaria al propio Camarín, me  envió una carta en la que -malhumorado y con ciertos atisbos  de resabio- me exponía su parecer sobre cómo vio y encontró los trabajos que se habían realizado después de su ausencia -o "retirada"- como director artístico del mismo.

Dicha carta la transcribo íntegramente para que se comprenda mejor la réplica que se le envió oportunamente, certificada y que transcribo también "al pie de la letra" para el esclarecimiento de los "hechos", para "perpetua memoria" y para la "reducida" historia parroquial.

Dice así la carta que me envió don Néstor Álamo: "Respetable don Bruno: Aunque el otro día me hubiese gustado que nos acompañase, no por mí sino por la alta categoría de mi acompañante, doña Sebastiana Manrique de Lara, comprendo que sus obligaciones, de más inmediata perentoriedad, debieron impedírselo; siempre ha pasado así. Pero como las prendas jamás me han dolido, es de mi absolutísima obligación felicitarle por el éxito inmenso, absoluto, que significa el haber regresado a sus valores prístinos el bellísimo retablo barroco de San José; a la señora que me acompañaba le entusiasmó y esto me obliga a felicitarle -lo haré desde el periódico y con fotos- por esa decisión suya, digna de aliento y el encomio. Siento en cambio infinito expresarle mi repulsa por lo que han hecho en el Camarín: lo han convertido en un bazar barato de la calle La Pelota. Sobre esto también hablaré en la prensa, con mi nombre y apellido. Y nada más. Con todos los respetos de Néstor Álamo" (27-IX-70)

A continuación, copiamos la réplica, o contestación:

"Estimado don Néstor: Hace poco recibí una cortés carta en la que, después de un atento saludo, me inyecta una buena dosis de anestesia laudatoria, para luego manipular hábilmente el bisturí de la crítica sobre las obras del Camarín de la Virgen de Guía, que, según dijera un conocido cronista de la prensa insular, es el mejor del Archipiélago. Con su venia, desearía aclarar los conceptos que usted vierte en su carta respecto a mi proceder en su inesperada y grata visita a este templo parroquial de mi cargo, con unas ilustres damas que le acompañaban. 1º) A su reconocido y exquisito trato social se le olvidó presentar, como era lo procedente, al párroco de Guía (en este caso, un servidor de usted) a las ilustres damas mencionadas. 2º) Siendo usted hijo de esta parroquia y gran conocedor de su templo -y de sus obras de arte-, en mi pequeñez no creí acompañarles, porque pudiera no serles grata -y mucho menos necesaria- mi presencia y compañía. Otra cosa hubiese sido si usted, con su peculiar deferencia, me hubiese invitado a que les acompañase, como así lo esperaba, pero me equivoqué; en este caso, yo hubiese sacrificado unos instantes la visita a un enfermo que me esperaba. 3º) Si usted hubiese sido una persona extraña a esta parroquia que, al pasar por Guía, deseaba ver el interior del templo y el tan jaleado Camarín de la Virgen, la más elemental educación y cortesía me hubiese obligado -con mucho agrado por mi parte- a hacerle compañía y a mostrarle las obras de arte y objetos de gran valor que contiene, y sobre todo las propias obras del Camarín, que tanta admiración han causado y tantos elogios han merecido de las personas de todos los estratos sociales y culturales de Guía y de fuera de la ciudad que, a lo largo del año, han desfilado por él y, con rara unanimidad, han proclamado que es una maravillosa obra de arte que sólo la fe de un pueblo puede realizar en estos tiempos en que predomina un refinado materialismo y egoísmo. 4º) No tiene usted que felicitarme por restituir a su estado prístino el bellísimo retablo barroco de la capilla de San José, colocando los dos óleos que en ella había en el sitio que en el mismo les correspondía, porque yo no hice otra cosa sino disponer que se realizase su inteligente sugerencia de que así se hiciere. Por lo tanto, para usted el honor, para mí... la satisfacción de verlo realizado. 5º) Usted nos da a entender que los bazares de la calle La Pelota son de gran valor artístico, porque aunque usted se haya constituido, voluntariamente, en el gran ausente de la peña a Amigos del Camarín, en los trabajos que se han continuado realizando en él se han seguido las sugerencias que usted sugería. Sepa que su espíritu artístico ha estado siempre entre nosotros en la continuación de las obras y así lo hice constar, en su día, con mi puño y letra, sin injerencias de nadie en "El Eco de Canarias", diciendo la verdad y sólo la verdad, pues como usted bien dice: no le duelen las prendas, tampoco a nosotros nos duelen. 6º) No crea que nosotros, en las obras que se han seguido realizando durante su ausencia, hemos inventado algo, sino que, sin olvidar sus normas y atinadas sugerencias, hemos querido conformarlas visitando también los pocos templos de la isla donde se conservan buenos ejemplos del arte clásico, como son San Telmo, Santo Domingo, San Antonio Abad, San Francisco y San Juan de Telde. ¡Hasta visitamos la novísima iglesia de Tara en la citada ciudad! 7º) En cuanto a su repulsa a lo que se ha hecho, amenazando con publicarlo en la prensa, con todo mi respeto me permito manifestarle:

A) Le repito que siempre hemos tenido en cuenta sus directrices en las obras que quedaban por hacer en el Camarín y a ellas se han ajustado los operadores de las tallas y pinturas. Por tanto, su repulsa, pública o privada, sería como tirar piedras sobre el propio tejado.

B) Al darnos cuenta de cómo usted ha reaccionado después de su última visita, reconociendo sinceramente su gran mérito y apreciando en todo su valor, sus preciosos conocimientos artísticos adquiridos con gran tesón -estudiando, viajando, visitando y escudriñando todos los secretos del arte con un claro sentido de captación, de catador y revalorizador del mismo en todas su facetas; adquiriendo con ello una gran personalidad en la escala de valores humanos, digna de una alta calificación académica (meritíssimus cum laude) que nosotros, con gran complacencia, le otorgaríamos si de nosotros dependiera- deducimos, con pena, que usted se considera tan elevada autoridad en asuntos artísticos que la opinión de los demás, en esa línea, sean quienes fueren, no cuenta si no va avalada por usted. Esa actitud suya me hace venir a la memoria, si no me es infiel, la sentencia de Don Quijote a Sancho: "Llaneza, Sancho, que toda afectación es mala". Bien sabe usted que, en esta ciudad, cuna del más famoso imaginero de Canarias en todos los tiempos -José Luján Pérez-, esa gloriosa veta de artistas no se ha cegado todavía, que aquí hay ciudadanos de refinado gusto artístico, con estudios universitarios y con títulos académicos en la amplia gama del arte, cuyas opiniones pesan mucho y son dignas de tenerse en cuenta a la hora de la verdad.

C) Ruégole tenga presente que esa repulsa o crítica que nos anuncia, no nos asusta, porque esperamos de su clarividencia sea positiva, constructiva. Pero si fuese negativa, demoledora, será usted también víctima de ella, por las razones expuestas.

D) Y, por último, tenga la seguridad que en estas obras del Camarín se le recuerda mucho y bien, teniéndose en cuenta sus sugerencias y consejos. Sepa también que en nuestras reuniones,  que ahora son más frecuentes, parodiando el grito ritual de la Falange en memoria de la Falange, nos dan ganas de  gritar: ¡Néstor Álamo! ¡Presente! Mande siempre al que es  suyo en Cristo y amigo. Bruno Quintana y Quintana".

FUENTE: TEXTO EXTRAIDO DE LAS MEMORIAS DE DON BRUNO

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Modificado el ( martes, 06 de noviembre de 2007 )
 


EL ARCO IRIS
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ESPECIAL 1811-2011

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Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre amarilla.

Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la votiva y popular Fiesta de "Las Marías"

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V Í D E O S - D E - 2 0 0 8
 
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