Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

PSICOGRAFÃAS
â€œNo somos mÃ¡s que unos fingidoresâ€

El cubo

Santiago Gil

Vamos a hablar claro de una vez. Muchos de los que tenemos mÃ¡s de treinta y cinco aÃ±os lo Ãºnico que sabemos hacer con los ordenadores es fingir que controlamos. Apretamos teclas, ponemos cara de concentraciÃ³n si alguien nos mira y de vez en cuando soltamos alguna palabreja informÃ¡tica de nuevo cuÃ±o para que los otros crean que estamos a la Ãºltima. A veces crees que ya controlas algo y que mÃ¡s o menos te puedes ir defendiendo, pero a los tres dÃas tienes que empezar otra vez de cero. De no ser porque para trabajar, y hasta para coger nÃºmero en Correos, nos piden controlar las mÃ¡quinas, en la vida nos habrÃamos acercado a ellas. Y claro, nosotros, erre que erre, hacemos como que sabemos para no quedarnos al margen.

Lo que sÃ temo es que un dÃa de Ã©stos se terminarÃ¡n dando cuenta de que casi nadie controla y de que no somos mÃ¡s que unos fingidores. Y es que tampoco te puedes dormir en los laureles. Si lo haces te sacan del juego sobre la marcha y te dejan en la misma esquina en la que ponÃan a los que no aprobaban ni la gimnasia en el colegio. Pero ya no se dice gimnasia sino EducaciÃ³n FÃsica. Tampoco hay una asignatura que se llame PretecnologÃa. AhÃ estÃ¡ clave. QuÃ© se puede esperar de una generaciÃ³n a la que sÃ³lo se le enseÃ±Ã³ pretecnologÃa. Pues posiblemente lo que estamos demostrando.
Nuestra Ãºnica tecnologÃa punta era el cubo de Rubik, y a Ã©l le debemos las pocas nociones de razonamiento lÃ³gico que se nos ocurren para no parecer analfabetos funcionales. Con el cubo de marras estÃ¡bamos varias semanas dale que te pego, todo el santo dÃa con los colores para arriba y para abajo tratando de ponerlos en fila india. Descubrimos, eso sÃ, que tenÃa truco; y eso es algo que luego nos ha servido para saber que la vida tambiÃ©n se maneja igual, aunque ya a esos trucos no llegamos ni quemÃ¡ndonos las cejas, ni buscando el arjÃ© de la fisis.

Aquel cubo que ahora parece una reliquia tecnolÃ³gica era nuestra Nintendo y nuestra Wii, y tambiÃ©n el Ãºnico portÃ¡til que llevÃ¡bamos a todas partes junto con el balÃ³n de reglamento y el estuche de lÃ¡pices de colores. Cuento esto para que los que ahora tienen veinte aÃ±os sepan algo mÃ¡s de nosotros y nos traten con una cierta consideraciÃ³n cuando nos vean penando delante de las pantallas. Nosotros, les recuerdo, sÃ³lo estudiamos pretecnologÃa. Los maestros de entonces no fueron capaces de vislumbrar el mundo que venÃa. Es verdad que siempre se estÃ¡ aprendiendo, pero nada es lo mismo y pasa como con los idiomas, que sÃ³lo se asientan bien en el cerebro cuando se aprenden de niÃ±o. A nosotros que nos dejen mover los cuadrados de colores del cubo de Rubik. Si nos sacan de ahÃ ya no respondemos.

CICLOTIMIAS

Se recordaba descalza en la orilla frÃa de la tarde frente al ocÃ©ano. Se veÃa niÃ±a, feliz, negra y hermosa. La patera se hundiÃ³ en mitad del AtlÃ¡ntico y sus sueÃ±os quedaron flotando entre JandÃa y la costa del SÃ¡hara. Su memoria es ahora la memoria de los peces.

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PUBLICADO EN CANARIAS7