Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

PSICOGRAFÃAS
â€œCuando entra en juego el azar se acaba el formulismoâ€

La raÃz

Santiago Gil

En la vida nos condenan muchas veces al mal de DiÃ³genes. A lo largo de los aÃ±os nos han obligado a acumular conocimientos, recuerdos y objetos que no nos han servido absolutamente para nada. Ni hemos encontrado emociÃ³n, ni nos han compensado los esfuerzos de concentraciÃ³n o aprendizaje. Es normal que habiendo gastado tantas neuronas innecesariamente acabemos luego desorientados y sin saber por dÃ³nde diablos se encuentra la puerta de salida. No sÃ© si el cerebro serÃ¡ o no serÃ¡ rencoroso, pero que pasa factura y cobra lo que le haces es algo que creo que nadie puede negar. De lo que lo vayamos alimentando dependen nuestros equilibrios y lo mucho o poco que sepamos sobrellevar eso que los tremendistas denominan los embates de la vida.

Pero vamos a hablar claro de una vez. A quiÃ©n le pedimos cuentas por las neuronas desperdiciadas en adquirir conocimientos que luego no nos han servido para nada. Las raÃces cuadradas, por ejemplo. Quitando a los matemÃ¡ticos y a los ingenieros, alguien me puede decir para quÃ© le ha servido una raÃz cuadrada en su vida cotidiana. Si al menos sirviera para soportar un desamor o para estirar la nÃ³mina y llegar a fin de mes, a lo mejor perdonÃ¡bamos a los que se empeÃ±aron durante semanas en martirizarnos con aquellos bailes de nÃºmeros que ahora resuelve en un plis plas la calculadora de cualquier telÃ©fono mÃ³vil. Unos dirÃ¡n que lo hacÃan para desarrollar nuestro intelecto, pero quÃ© intelecto. Ese es el problema: en lugar de llevarnos a jugar un partido de fÃºtbol en la playa de Las Canteras, nos torturaban con fÃ³rmulas matemÃ¡ticas; y ahora, al paso de los aÃ±os, los cerebritos que estÃ¡n al frente de todos los cotarros no saben ponerle imaginaciÃ³n o espiritualidad a la vida. Y tampoco se atreven a contarnos que no les valen para nada las fÃ³rmulas, entre otras cosas porque ellos saben que cuando entra en juego el azar se acaba el formulismo y empieza la aventura, con toda la bendita anarquÃa que eso conlleva.

Pero sigamos poniendo las cartas boca arriba. CuÃ¡ntos de ustedes recuerdan cÃ³mo se resolvÃa una raÃz cuadrada. No, no vale volver al cuaderno escolar, ni meterte en Internet, ni tampoco preguntarle rÃ¡pido al chiquillo que estÃ¡ en la habitaciÃ³n peleÃ¡ndose con las mismas fÃ³rmulas que tambiÃ©n nos robaban a nosotros tantos y tantos dÃas de la bendita infancia. Reconoce que no te acuerdas, y que ademÃ¡s no te han servido para nada en todos estos aÃ±os. Ni la raÃz cuadrada ni la trigonometrÃa. La vida es otra cosa que no tiene nada que ver con las matemÃ¡ticas. Pero cuando lo empiezas a ver claro ya no te quedan neuronas para resolver el entuerto.

CICLOTIMIAS

Le llamÃ³ Herodes Judas CaÃn a su primer hijo para amargarle la vida. Se llamaba Otelo y estaba seguro que el niÃ±o no era de Ã©l.

PUBLICADO EN CANARIAS7