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miércoles, 24 de octubre de 2007 |
LA CULTURA MÍNIMA COMO MEDIO DE NIVELACIÓN SOCIAL Y ENALTECIMIENTO PERSONAL Conferencia pronunciada por Miguel Santiago Rodríguez (1905-1972), el 5 de Septiembre de 1930, en el CENTRO OBRERO DE GUÍA DE GRAN CANARIA Señoras, Señoritas, Amigos: Invitado por elementos de vuestra junta directiva, a los cuales no podía dar una negativa por diversas circunstancias, especialmente aquellas que se refieren a la camaradería nacida en los años mozos, de recuerdos inolvidables, he aceptado contra mi voluntad pero no contra mis sentimientos, el honor de estar hoy, esta noche, ante vosotros en un acto público que, según parece, no es frecuente. Digo que contra mi voluntad porque me había propuesto dedicar los pocos días que por ahora me quedaban de estancia en este mi querido pueblo, a mi completo reposo intelectual y dedicarlo sólo a la vida física. También he dicho que no contra mis sentimientos pues si en algún sitio estoy en mi medio éste es aquí. Sí señores, aunque es verdad que por circunstancias favorables en mi vida, que ahora no son del caso analizar, estoy aparentemente apartado de un centro como éste, allá en el fondo, en mis recuerdos de niñez, quedan siempre como imborrables las huellas de la vida del rudo trabajo, del trabajo manual digno y honrado que mis padres y abuelos practicaron y que yo también comencé, como todos vosotros. Ese recuerdo me sirve a mi como punto de mira, como referencia y comparación y, por tanto, es un estímulo para siempre tener conciencia de la evolución de mi trabajo. Repito que al ser invitado por algunos miembros de vuestra directiva para que hablase aquí de algún tema apropiado me negué rotundamente: vi al momento la gravedad que el asunto para mí implicaba ¿de qué os iba a hablar? ¿cómo lo iba a hacer con un desentreno tamaño como el que ahora tengo?.
NOTA: Texto extraído de la conferencia pronunciada por Miguel Santiago Rodríguez el 5 de Septiembre de 1930, en el CENTRO OBRERO DE GUÍA DE GRAN CANARIA.
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Modificado el ( martes, 30 de octubre de 2007 )
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
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O P I N I Ó N |
Luján
Pérez ante la encrucijada de la restauración de la iglesia
de Teror
Julio
Sánchez Rodríguez Sacerdote
y escritor
Luján
Pérez es conocido, sobre todo, por su obra escultórica. Pero
también ejerció la arquitectura. A la muerte de Diego Nicolás
Eduardo en 1898, el obispo Verdugo y el cabildo catedralicio
encargaron a Luján la dirección de las obras de la finalización de
la catedral de Santa Ana.
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