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Pregón de 1975 PDF Imprimir E-Mail
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domingo, 08 de abril de 2007
Texto íntegro del Pregón de las Fiestas de la Virgen de 1975 a cargo de don Federico Díaz Bertrana.

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SANTA MARÍA DE GUÍA (1975)

FEDERICO DÍAZ BERTRANA

Hace años que Don Ignacio Arencibia me viene pidiendo el que yo hiciera el Pregón de vuestras Fiestas, mejor dicho, el Pregón de vuestra Gran Fiesta.

Hoy, al fin, voy a tratar de cumplir a mi manera, con tan difícil cometido. Gracias pues, a la Corporación Municipal por este encargo que tanto honra y que con la singular ayuda de nuestra Señora voy, sin mas antesala, a dar comienzo.

¡Canarios de la Atalaya!

¡Guanches de las Altas Montañas!

¡Habitantes todos de Santa María de Guía!

Escuchad en las alturas del cielo; oíd en el fondo de los Barrancos, el mensaje espiritual de convocatoria y de amor, que llena de mística aroma vuestros hogares, al penetrar en ellos la equilibrada armonía del repique de San Cayetano.

El pueblo todo se prepara ya para conmemorar con toda dignidad y alegría, la fiesta de nuestra señora. Todos juntos, en apiñada unión se unen en torno a Ella, que lo es todo; lo es Cielo y lo es Tierra; lo es Madre y lo es Mujer; lo es belleza y lo es amor; lo es " guía " y lo es " estrella " de vuestro municipio.

Con esplendor se decoran las calles y las Plazas y en todos los hogares, el día de vuestra Fiesta, se parte el mejor pan.

Desde la época de Sancho de Vargas y Machuca hasta nuestros días, e incluso antes de aquellos todos los años, en estas mismas fechas, el Pueblo todo, se convertía en Fiesta. Existe una especial transfiguración, de tal forma, que todo es bello; todas las luces iluminan con más ardor; to­das las mujeres lucen más hermosas; todos los corazones desean ver a Dios.

La Virgen despliega con dulzura infinita su majestuosa personalidad maternal y a todos, sin excepción, bajo los pliegues celestes de su Eterno manto cubre con la Teológica mirada de su pupila, que es reflejo de la misma pupila de nuestro mismo Dios.

Así vuestras fiestas, así es la Gran fiesta de -nuestra Señora, la Virgen de Guía.

Un pregón es un canto, una loa; es enaltecer las esencias naturales de un Pueblo y poner de relieve todo lo bello de dichas esencias. El pregonero debe invitar a todos a go­zar del regocijo de los demás.

En toda nuestra tierra y en medio de los pliegues de las arrugas de su geografía, palpita fulminante una sensación de apacible seguridad.

Las vidas humanas que han puesto las letras de la historia de nuestra tierra, oyeron también la llamada de las campanas, que ponían música y vida espiritual a esa misma historia forjada a base de sudor y de trabajo.

Guía es un remanso al Noroeste de nuestra tierra, con zonas de cumbre, de medianía y de costa.

La Cumbre

Todos los isleños sentimos una intima predilección y un atractivo especial por todo aquello que nos hable de la cumbre. Su aroma, la perfumada aroma de la retama amarilla, o el perfume sutil y penetrante del heliotropo, e incluso -la misma flor del cardo, embriagan al aire con tal embelezo y dulzura, que hace que los pastos de la zona produzcan el fruto más exquisito de toda nuestra tierra.

La cumbre es fuerte, es bravía, es dura.

Allá arriba en lo alto de Galeote, o en el vértice del Cortijo Pavón, o en los Moriscos, junto a la suave pendiente del Salvial, se oye también la llamada, el día de la fiesta.

La cumbre es símbolo de pureza. Se siente en ella un más íntimo contacto con el cielo. Toda vuestra cumbre esta ungida de paz; la cumbre es fecunda y es brava y en ella la luz brilla con mayor intensidad.

Todos sus escasos habitantes, el día de la gran fiesta, no faltan a la cita con su Virgen.

Es gente extremadamente humilde y ungidos con la misma sencillez natural que el bellísimo paisaje en medio del cual habitan.

Trabajan con la limpia alegría de las alturas; rezan, -clavando en el Cielo la mirada y mueren limpio su corazón de impurezas.

Guía, en lo alto de las cumbres de los municipios vecinos y aprovechando sus barrancos, ha construido, con su solo esfuerzo, el más espectacular complejo hidráulico de toda nuestra geografía.

Su Comunidad de Regantes, con tesón indesmallable y con la aportación económica de sus comuneros y algu­na escasísima ayuda administrativa ha hecho posible, obtener una capacidad de depósitos, superior a los cuatro millones de metros cúbicos.

Los habitantes de Guía han perforado más de veinte kilómetros de pozos; construidos mas de quinientos kilómetros de tuberías; mas de ochocientos estanques y doscientos charcos con una capacidad superior al millón y medio de m3 y todo ello para poder regar unos cuatrocientos hectáreas de plataneras y doscientas hectáreas de otros cultivos, cu­yos caudales son insuficientes a pesar de las aportaciones importantes de Juncalillo de Gáldar y Fontanales de Moya.

He ahí una muestra importante del esfuerzo, del trabajo, de la unión de los hombres que han forjado la historia de este Municipio.

Desde que el Gobernador Don Martín Fernández Cerón en el año 1.526 dotó al pueblo de Guía con una alcaldía real, como estaba ordenado en el "Fuero de Privilegios" de la is­la y otorgándole además vara de justicia, hasta el día de hoy, sus hombres han hecho honor a aquella autonomía, otorgada hace ya más de cuatro siglos.

La Medianía

Los habitantes de Guía tienen al sereno señorío de la cumbre y junto a esa cumbre de nubes blancas y pastos ver des, y bajo ese mismo cielo de nítida belleza, surgen los tesos de la medianía y el singular paisaje del Barranco del Pinar; Bascamao y Montaña Alta, el Palmital y la sin ­par Santa Cristina.

Las zonas de nuestras medianías ubérrimas y fecundas; fértiles y sanas; productores de los alimentos que diaria mente, en todo hogar isleño no deben faltar.

Esa amplia zona de medianía de vuestro término municipal, es el más hermoso remanso de paz de todo el municipio. Es el lugar donde por las noches se escucha el silencio y jamás se oye el ruido insano de la técnica.

La física atmosférica purifica ex ambiente de tal manera que hasta el cantar dulce y armonioso de los pájaros, penetra en nuestro espíritu con la pureza de las más bellas melodías.

La medianía es toda ella una zona rústica y como tal debe siempre ser tratada. Debe cuidarse en extremo su paisaje y mimar con celo y con amor la armonía na­tural de su geográfica condición.

Allí también se escucha la llamada de las campanas de la Plaza del insigne imaginero.

La zona de la medianía es la productora de los más ricas y exquisitos extraordinarios productos. Verduras y hortalizas de todas las clases, con un sabor diferente a aquellos que se puedan producir en la costa.

Frutos de todas las variedades, con un gasto mínimo de agua, ya que de septiembre e Abril, normalmente no se riega.

La humedad en esa época está siempre sobre los se­tenta y la temperatura ni sube de los veinte grados, ni baja de los siete.

Las técnicas modernas han ido poco a poco penetran­do en la mentalidad rutinaria de nuestros labradores, faltando aun mucho que hacer por parte de los organis­mos de la Administración pública, que por Ley viene obligado a ello.

Es asombroso el pensar que en nuestra Provincia so­lo el pasado año, se importó fruta fresca por importe superior a los mil millones de pesetas y cuando la nuestra acude al mercado, este está invadido por otras de procedencia nacional y extranjera, e incluso para mayor desgracia nuestra, algunas vienen con subvención de ti­po fiscal.

De hortalizas y verduras congeladas se han importado por valor de más de trescientos millones de pesetas y de frutos secos y en conservas la cifra ya es macro-económica.

Bien se yo que el marco de un pregón no es el más adecuado para plantear estos problemas, pero si quiero, porque he oído la llamada de vuestras campanas, cooperar y ayudar al máximo para la extinción de los males estructurales de nuestras medianías.

Promesas hay mil; disposiciones legales que la gente del campo no entiende, hay aun más, pero Organismo Oficial que se ocupe seriamente del tema, desde luego no -hay ninguno.

Pero a pesar de todo sigue incólume la belleza rural de nuestras medianías, que aunque aun se alumbran en muchos sectores bajo el pábilo de la vieja palmatoria, sus habitantes disfrutan de la pureza de la sinceridad; de la honestidad en el trabajo y de la Fe profunda en -nuestra Virgen de Guía.

Todos ellos van a venir a la fiesta; vendrán a pagar su promesa, con la misma sencillez que el apacible movimiento de los eucaliptos.

Pero también las campanas se escuchan en la costa, junto a las brisas saladas de nuestro sonoro Atlántico.

Aquí en el Pueblo, a la sombra del verde manto de las plataneras, junto al cultivo de las flores y al lado de las fresas, todo se convierte ya en Fiesta.

En lo alto de la Montaña, en la popular barriada humilde de la Atalaya, en la misma orilla del mar, se descubre el esplendor y la belleza de un Pueblo con autonomía y con vara de Justicia.

Todos ansían ya la coronación de la Virgen, no porque a Ella le haga falta esa Corona, que la tiene desde la misma Eternidad, sino porque el alma del Pueblo entera, empujada por una fuerza misteriosa del espíritu, desea ver en esta tierra, coronada a su Señora.

Venid todos, Guía os está esperando; sus hogares están abiertos de par en par, por todos sitios abunda la alegría, el entusiasmo y el amor.

La gente de Guía, es cordial, abierta, sincera. Tiene autonomía y tiene unión y ellos serán capaces, solos o en forma mancomunada, de construir un Noroeste de futuro con más sólidos cimientos.

Los cascos de los caballos del General Morales, volverán a pisar a aquel que se oponga a vuestro progreso.

La espada del Capitán Grimón está alerta y os ayudará en vuestras justísimas aspiraciones, pero para todo ello hace falta trabajar todos unidos, pidiendo con insistencia, aquello que por legítimo derecho os pertenece.

Ayudemos todos a Guía y junto a ellos disfrutemos de su hospitalidad y de su hidalguía en el día solemne de su gran fiesta.

Los Pueblos se enaltecen con el amor y sin el amor la vida carece de sentido. Hay que amar para conocer y no se puede conocer sin antes haber amado.

Guía "estrella" de todas nuestra Gran Canaria, Faro vigilante de nuestro Noroeste, todos vendremos el día de tu fiesta, para purificar nuestros pensamientos a los pies de la Señora, y gozar de la policromía de vuestra batalla de flores.

Guía, tierra de hidalgos caballeros que han creado un Pueblo que sabe amar, que trabaja y lucha, con la elegancia espiritual de un estilo singular, a todos os con­voca nuevamente, que no dejen de venir, si quieren recibir amor.

Canarios todos, con el corazón abierto y las entretelas del alma palpitante, vivamos con Guía su misma vida y goce­mos a su lado del esplendor, de la belleza y del amor, de sus solemnes fiestas patronales.

Modificado el ( mircoles, 17 de octubre de 2007 )
 


EL ARCO IRIS
Por Santiago Gil

Un buen día apareció el arco iris. Frío en los huesos, calles mojadas, resol en las fachadas de algunas casas y aquella sensación de apego absoluto a la naturaleza. Levantabas la vista y te encontrabas el semicírculo festivo coronando todo el cielo del pueblo. Uno se sentía entonces un tipo casi mitológico. 
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ESPECIAL 1811-2011

En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael Bento y Travieso.

Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre amarilla.

Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la votiva y popular Fiesta de "Las Marías"

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V Í D E O S - D E - 2 0 0 8
 
CRÓNICAS DEL AYER
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock

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