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domingo, 30 de diciembre de 2012
La primitiva ermita San Roque ya aparece construida en 1525
                                                              
Por Pedro González-Sosa                                                                

La segunda ermita que se construye en Guía, después de la fundacional por Sancho de Vargas en honor de la Virgen titular de la que fuera entonces villa y que ya aparece levantada en 1509, es la de San Roque,  localizada en  1525, conociendo igualmente que la tercera es la de San Sebastián a la que Pedro Báez, trabajador del Ingenio Blanco de los Riveroles   deja en su testamento de 1528 diez doblas "para la obra de la ermita del Señor San Sebastián que se hace en esta villa".

La primitiva  de San Roque aparece, pues, documentalmente contrastada  en un instrumento inserto en el índice del entonces conocido como legajo número trece de los que fueron llamados, antes de su ordenación cronológica moderna en el Archivo Histórico Provincial como "Protocolos Viejos de Guía",  que se refieren en gran parte a los primeros años de aquella Escribanía a partir de 1500. En el folio 480 hay una referencia  que sitúa la existencia de la aquella en el año veinticinco del siglo XVI. Dice lo siguiente: "Juan Díaz, el viejo, casó con Bárbola de la Torre y tuvo a Marina que casó con Diego Gil, de quien fue hijo Juan de Santa Ana a quien su abuelo [el tal Juan Díaz] dejó por patrono de la ermita de San Roque y su Capellanía", de lo que podría deducirse que su construcción se produjo  algunos años antes y podría situarse sobre 1515.

Un nuevo instrumento de primero de diciembre de ese mismo 1525 ante el escribano  Cristóbal de San Clemente confirma la existencia de la ermita  pues se señala que: "Martín González y Catalina Hernández, su mujer, vecinos de Gran Canaria, venden a Andrés Hinojo, genovés, estante en la isla, una casa que tienen en Santa María de Guía, en un solar que le compraron a Antón de la Calle, y linda con las dos acequias que están cerca de la hermita del Señor San Roque".   

La devoción por esta santo, protector contra las plagas del cuerpo, principalmente de la peste, tuvo arraigo en Guía a partir de la construcción de su ermita. De tal manera que muchos fueron los piadosos vecinos que, en sus mandas testamentarias, instituyen capellanía de misas.       

En otro testimonio de febrero de 1605, ante Juan de Quintana, se ratifica la paternidad de Juan  Díaz respecto a esta  ermita.  Ana Piñero, mujer del propio Escribano ante quien se realiza, dice ser hermana menor de María de Troya, y nieta de Marina Díaz, y ésta hija de Juan Díaz, el fundador de la pequeña iglesia. El texto señala que: "Marina Díaz reconoció por escritura ante el dicho Juan de Quintana que a Juan Díaz, padre de la dicha Marina Díaz, se le dio licencia para hacer la ermita del Señor San Roque de esta villa, señalado  sobre las casas que el dicho Juan Rodriguez de Orihjuela posee...".         

Juan Rodríguez de Orihuela, yerno de Sancho de Vargas, tenía extensas propiedades en aquella zona que alcanzaban desde donde hoy está situada la ermita hasta Las Barreras y Cuesta Caraballo, según se comprueba en numerosos testimonios de la época. En uno de ellos, fechado el 4 de noviembre de 1590,  Adán Acedo y  Úrsula de Vetancor, manifiestan que su abuelo, "don Juan Rodríguez de Orihuela, difunto, vendió e impuso a la iglesia de Guía 120 doblas de tributo sobre una suerte de tierra donde dicen Las Barreras...".

La ermita primera  debió ser de pequeñas dimensiones y de muy tosca construcción a juzgar por las  reparaciones y reformas sucesivas que padeció, primero en el tiempo en que dependía de los patronos vinculados a la familia del fundador y después por los sucesivos y numerosos mayordomos, que  no enumeramos para no hacer tan engorrosa esta breve relación histórica. Es cierto que por razones que se desconocen la iglesita, bien por renuncia de los herederos del fundador, o por el descuido de aquellos en su atención obligó al obispo a mediados del XVII a incorporarla  a la jurisdicción de la parroquia, porque ya en 1663 en que se inicia el libro primero de una Cofradía fundada en la misma  es curiosa la actividad recogida en sus páginas que debían desarrollar los sucesivos mayordomos  donde  se advierte  la obligación de recorrer los campos de la zona para pedir limosnas que no siempre debían ser en moneda sino, principalmente, en especies: trigo, millo, papas, gallinas, corderos y terneras, por poner algunos ejemplos, que luego eran rematados o vendidos para, con su importe, cubrir las necesidades del culto y reparaciones de la pequeña iglesia. Las anotaciones alcanzan hasta la curiosa partida que se refiere a la compra de un asno sobre el que poder realizar el mayordomo sus excursiones limosneras.

Al comienzo del mentado libro primero de la Cofradía, en 1663, en la visita  del obispo fray  Juan  de  Toledo  se  dice  que aquella ermita  está sin mayordomo  "por dejación [renuncia] que hizo Juan Bautista, por lo que conviene nombrar persona que la sirva a satisfacción designando a José Lorenzo". En la realizada por  Manuel Dávila y Cárdenas en 1772 se señala que "visitó S.I. la ermita de San Roque, que con la de San Sebastián, pertenecen al pueblo, y  están decentes en lo que se halló". A partir de aquí y de forma sucesiva van apareciendo en los libros  múltiples ceses, renuncias y nombramientos de mayordomos que desarrollaban mucha actividad, sobre todo  reparaciones interiores y exteriores, principalmente en lo referido al tejado de la pequeña iglesia y su sacristía. El libro segundo se inicia en octubre de 1817 con un inventario,  por la muerte del presbítero Fernando de Olivares, que había sido su mayordomo de  los objetos que se encontraban en la ermita y entregados a la iglesia por su heredero, don José Almeida Domínguez, en el que figuran, entre otras cosas, dos imágenes del santo titular, un San José con su Niño Jesús y un cuadro de San Miguel.
 
El último de los mayordomos lo fue en 1865 José González García, a quien debe corresponder la idea, por el estado ruinoso de la primitiva ermita casi sin actividad, de construir una nueva con mayor capacidad  sobre aquel solar. Se constituyó  una comisión de  vecinos, se abrió una  suscripción popular   en cuya relación aparecen vecinos  con mayor o menor capacidad económica e iniciada por el obispo fray Joaquín Lluch y Garriga con una aportación de 500 pesetas, seguido del beneficiado y del alcalde, hasta un total de 340 personas, lográndose una  inicial  recaudación de 17.481 pesetas, aportaciones que se sucedieron en el muy prolongado tiempo en que se fueron realizando las obras,  pues aquellas duraron poco más de veinte años en que de forma lenta fue surgiendo la nueva construcción con el registro de entradas y salidas del dinero registradas por el por el mayordomo y cuyas últimas anotaciones aparecen fechadas   en 1874 en las que se rinde cuentas de lo gastado hasta el momento a las que dan el visto bueno el párroco Francisco Bernardo Guerra y el obispo José María Urquinaona, aunque las obras, con planos de Cirilo Moreno, seguían realizandose y no se habían concluido totalmente y quedaban  algunas de envergaura como la terminación del frontispicio con el campanario, el retablo de madera del altar  realizado por el carpintero José Hernández Rita y la compra de un  nuevo trono.
 
Por fin la nueva y actual ermita se inauguró el 16 de agosto de 1903, festividad del santo, según se recoge en una croniquilla del corresponsal de Diario de Las Palmas que informa que el prelado, concedió indulgencias a los que con su limosnas y trabajo personal hicieron realidad la nueva iglesia, dando las gracias a quienes en aquel momento formaban la Junta, destacando la figura de Manuel González Martín que había encabezado una nueva suscripción con 1.875 pesetas de la época. Se añade que el que fuera canónigo de la catedral de Canarias y en aquel momento magistral de la de Sevilla Dr. Roca Ponsa se había ofrecido para desplazarse y predicar en la función en el primer acto religioso que se celebraba en la nueva ermita,  a la que el Cabildo de Gran Canaria ha dedicado ahora su atención para realizar las obras de restauración interior inauguradas anoche.

NOTA.- El 26 de diciembre de 2012 se inauguró en Guía las obras de restauración interior de la actual ermita de San Roque, construida a principios del XX por los vecinos sobre el solar que quedó donde  a principios del XVI un vecino de la entonces villa levantó la primitiva pequeña iglesia acto en el que el cronista pronunció las anteriores  palabras.


Modificado el ( sábado, 16 de marzo de 2013 )
 


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