Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

El poeta guiense Manuel GonzÃ¡lez Sosa (1921), fallecido el 24 de octubre de 2011 a los 90 aÃ±os de edad, fue autor de obras como 'Sonetos andariegos', 'A pesar de los vientos' o 'Contraluz italiana'; fue tambiÃ©n el creador de los pliegos poÃ©ticos 'San BorondÃ³n', que salieron a la luz en 1958 y en 1960. En 1963 fundÃ³ 'Cartel de las letras y las artes', pÃ¡gina literaria de 'Diario de Las Palmas', que llegarÃa a ser uno de los suplementos de mayor duraciÃ³n publicados en las Islas.

A partir de 1980 fueron frecuentes las estancias del poeta en Italia, circunstancia que queda recogida en su libro 'Contraluz italiana'. En 1983 creÃ³ la colecciÃ³n 'PiÃ©lago', de breves entregas poÃ©ticas. Fue incluido por SebastiÃ¡n de La nuez en 1986 en la antologÃa 'PoesÃa canaria' (1940-1984) y en 1993 en la antologÃa 'Literatura canaria contemporÃ¡nea'

BiografÃa

En el aÃ±o 1958, Manuel GonzÃ¡lez Sosa fundÃ³ en Las Palmas una colecciÃ³n poÃ©tica que, aun teniendo en cuenta su vida efÃmera, ocupa un lugar decisivo en la poesÃa de la Ãºltima posguerra. Gracias a los Pliegos de San BorondÃ³n -tal era su tÃtulo- accediÃ³ a la vida pÃºblica un grupo de jÃ³venes poetas que, andando el tiempo, se convierten en nexo fundamental entre la poesÃa de posguerra propiamente dicha y las jÃ³venes generaciones de poetas nacidos a partir de los aÃ±os cuarenta.

En el aÃ±o 1958, Manuel GonzÃ¡lez Sosa fundÃ³ en Las Palmas una colecciÃ³n poÃ©tica que, aun teniendo en cuenta su vida efÃmera, ocupa un lugar decisivo en la poesÃa de la Ãºltima posguerra. Gracias a los Pliegos de San BorondÃ³n -tal era su tÃtulo- accediÃ³ a la vida pÃºblica un grupo de jÃ³venes poetas que, andando el tiempo, se convierten en nexo fundamental entre la poesÃa de posguerra propiamente dicha y las jÃ³venes generaciones de poetas nacidos a partir de los aÃ±os cuarenta. San BorondÃ³n dedicÃ³ sus entregas a Felipe Baeza, Arturo Maccanti y Manuel Padorno, escritores que con el propio GonzÃ¡lez Sosa abandonarÃ¡n la rigurosa dictadura de la poesÃa testimonial inmediatamente anterior (que, en cierto modo, tambiÃ©n ellos cultivaron) y, sin abdicar del compromiso directo con la historia que aquÃ©lla habÃa asumido, ni rechazar tampoco su caracterÃstica expresividad (la urgencia, la solicitud, los interrogantes fundamentales de la existencia...), se esforzarÃ¡n por imponer a su obra una mayor exigencia reflexiva, una mayor serenidad, y operar con el lenguaje desde una posiciÃ³n abiertamente experimental, si bien no todos lo hacen con la misma intensidad. En estos poetas debe destacarse, por encima de toda otra cosa, la superaciÃ³n de la contingencia inmediata de los temas y la voluntad metafÃsica que alienta en su escritura; la dimensiÃ³n mÃ¡s profunda y abarcadora que encierran sus acercamientos a la realidad; el individualismo, en fin, del que todos parten para avanzar -en un proceso explÃcitamente conceptual- hacia una plenitud solidaria derivada de la cada vez mÃ¡s exigente exploraciÃ³n de su tiempo y de su lenguaje. Una poesÃa que acepta el reto de la historia, pero que no renuncia por ello -todo lo contrario- a una perfecciÃ³n estÃ©tica cada vez mÃ¡s exigente.

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VER REPORTAJE DE LA PROVINCIA

En la muerte de Manuel GonzÃ¡lez Sosa

Eugenio SuÃ¡rez-GalbÃ¡n Guerra

Con el tÃtulo de â€œEn la periferia de la periferia: la lÃrica de Manuel GonzÃ¡lez Sosaâ€ publicÃ³ Cuadernos del matemÃ¡tico (no. 36, diciembre: 100-103) un trabajo dedicado a este poeta grancanario que reciÃ©n nos ha dejado.

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Recuerdo

Carlos Murciano

Al cabo de un largo vivir, y el mÃo ya lo es, uno pasa las hojas del libro de la amistad -ese libro invisible que anida en el corazÃ³n- y comprueba, con nostalgia mÃ¡s que con dolor, que hay en Ã©l nombres escritos con tinta indeleble. No aludo necesariamente a quienes nos dejaran, sino a quienes -idos o no- permanecen.

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UN HOMBRE QUE VIVÃA SOLO PARA LA POESÃA

Santiago Gil

Es cierto que cuando muere un poeta no se para el mundo. Ya lo advertÃa Brodsky cuando escribÃa que nunca vendrÃ¡ el gran diluvio detrÃ¡s de la ausencia de ninguno de nosotros. Pero cuando se muere un poeta, sobre todo en este mundo tan necesitado de miradas limpias y de palabras que no parezcan huecas, sÃ es verdad que se abre una herida que escuece por todo lo que ya no podrÃ¡ seguir escribiendo.

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DESDE LA INSIGNE ALDEA HASTA SIEMPRE DON MANUEL

Por Sergio Aguiar Castellano

En agosto de 2001 conocÃ a don Manuel GonzÃ¡lez Sosa, al ser presentado por su hermano Pedro, Cronista Oficial de nuestra Ciudad, al desplazarse a GuÃa con motivo del homenaje tributado al poeta guÃense Domingo Rivero, autor sobre el que don Manuel fue un destacado y consumado crÃtico literario (Domingo Rivero. Enfoques laterales, 2000).

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Memoria de Manuel GonzÃ¡lez Sosa

Miguel MartinÃ³n

Memoria de Manuel GonzÃ¡lez Sosa: mi primer recuerdo y el Ãºltimo. Lo conocÃ en los primeros aÃ±os de la dÃ©cada de 1980. Ya en nuestro primer encuentro tuve pruebas de su desprendimiento, esa virtud que Juan Marichal seÃ±ala como caracterÃstica del intelectual. Iniciaba yo entonces un estudio sobre los poetas canarios del mediosiglo, y me fue de un valor inestimable la generosa ayuda que GonzÃ¡lez Sosa me prestÃ³.

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