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martes, 07 de junio de 2011 |
La última sombra por Javier Estévez
Antes de ser ficción, Macondo ya existía. Era el nombre de una finca de plátanos de la United Fruit que llamó la atención desde niño a García Márquez por su poética sonoridad. De igual modo sucede con Támara, que era como Néstor Álamo llamaba a su ciudad natal en sus primeros artículos publicados en los años veinte del siglo pasado. Támara no fue nunca ficción. Fue producto de la intuición del joven escritor quien sospechó que el viejo topónimo de Tamaragaldar, relegado en la actualidad a un llano situado al poniente de la Dehesa, denominaba a un extenso y frondoso palmeral cuyo corazón palpitaba justo donde hoy se extiende la ciudad de Guía.
De hecho, no hay foto antigua de la ciudad en la que no aparezca la silueta de algún ejemplar aislado de palmera o algún pequeño rodal distinguiéndose sobre las torres de la iglesia, el torreón mirador y los tejados antiguos. Guía estuvo siempre rodeada de palmeras que testimoniaban con su presencia aquel bosque de palmas que fue relegado tras la conquista por casas de barro y piedra y extensos cultivos de caña. Y entre todas las palmeras históricas que se erguían junto a la ciudad siempre destacó el grupo que se alzaba a poniente, en la trasera de la antigua calle del Agua y cuya mejor panorámica se disfrutaba desde el final del Callejón del Molino.
Nadie supo jamás su edad, pero nadie tampoco dudó que esos ejemplares centenarios ya vivían cuando sucedió la plaga de langosta y la epidemia de fiebre amarilla hace ya doscientos años, o que estuvieron presentes cuando las primeras campanas repicaron repetidamente desde las torres y anunciaron, tras varios siglos de obras, el final de la fábrica de la iglesia parroquial; también bebieron de los riegos de aguas diáfanas que anegaron las primeras plataneras cultivadas en los albores del mil novecientos e incluso asistieron calladas al sonoro ralentí del primer coche que se atrevió a subir por las calles empedradas de la ciudad.
Juntas atravesaron un tiempo inmenso e inimaginable y juntas consiguieron llegar hasta las postrimerías del siglo veinte impertérritas, sanas, sin lesión ni menoscabo. Hoy, de aquellas altas palmeras que el compositor francés Saint-Saëns tuvo el privilegio de contemplar mientras el alisio mecía sus copas suavemente cada atardecer, y que ninguna tormenta consiguió jamás derribar, solo queda un único ejemplar.
Macondo ya no existe en la realidad. Y en la ficción quedó destruido del todo aunque su final fuese tan mágico e insólito como lo fue su fundación. Támara, en cambio, persistirá mientras su única palmera proyecte como cada tarde su última sombra en la ciudad.
San Roque, Junio 2011 Foto: Guía desde el Callejón del Molino en torno a 1890. Autor: Carl Norman. Fuente: Fedac.
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Modificado el ( jueves, 28 de julio de 2011 )
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FUERA DE JUEGOPor Santiago Gil
Me ha pasado muchas veces a lo largo de la vida. Un buen
día te ves en una ciudad extraña o en la sala de embarque de un
aeropuerto y te preguntas qué estás haciendo y hacia dónde estás
conduciendo tus pasos cada vez más apurados y estresantes. Pero también
te pasa al lado de tu casa, o cuando la muerte te golpea de cerca, o en
esos días que amanecen tristes incluso antes de que tú despiertes y
entres a formar parte de la comedia diaria. |
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
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V Í D E O S - D E - 2 0 0 8 |
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CRÓNICAS DEL AYER |
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock
Por Augusto Álamo Suárez, Ingeniero agrícola, y Sergio Aguiar Castellano, Archivero Municipal de Guía Cuando el empresario agrícola, David J. Leacock, popularmente conocido como Mr. Leacock, fallece el 22 de abril de 1980, hace ahora treinta años, desaparece una de las figuras más destacadas y emblemáticas de la historia de la comarca norte de Gran Canaria en el siglo XX.
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LA MUESTRA ESTARÁ ABIERTA HASTA OCTUBRE Leacock, Harris y Douglas, memoria imborrable de la agricultura canaria
Amado Moreno
Con una singular y lograda exposición abierta anoche en la Casa de la Cultura, el ayuntamiento de Guía rinde justo homenaje estos días a tres destacad,os empresarios ingleses del pasado: David J. Leacock, Douglas Charles Fenoulhet y Anthony Harris. Avanzado el siglo XIX y después en el XX, los tres fueron decisivos en el impulso del cultivo y exportación de plátanos y tomates canarios.
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Centenario del Hospital de San Roque
Pedro González-Sosa Cronista oficial
Se
celebra el lunes 10 de agosto, dentro de los actos del programa preparado
por el ayuntamiento con motivo de sus fiestas patronales, el primer
centenario de la implantación en Guía de Gran Canaria del que constituyó
el también primer hospital allí abierto para el servicio no solo de la
población guiense sino de aquella zona.
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