Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

ESPEJISMO CON LA ROJA

Por Erasmo Quintana

La prÃ¡ctica del fÃºtbol profesional, bien entendida, es mÃ¡s que un deporte. Para empezar es un estado de Ã¡nimo, es psicologÃa, es disposiciÃ³n, es confianza colectiva. La selecciÃ³n nacional espaÃ±ola, la â€œRojaâ€, alcanzÃ³ los triunfos que la hicieron campeona de Europa primero y campeona del Mundo despuÃ©s porque en sus mochilas los jugadores llevaban algunas de las condiciones apuntadas, a las que sumÃ³ seriedad, rigor, modestia y trabajo, mucho trabajo. Y fe siempre en la victoria.

Esto que se apunta es necesario tenerlo en cuenta para interpretar bien los dos monumentales fiascos que han tenido esos mismos jugadores en su encuentro amistoso con la selecciÃ³n argentina en Mar del Plata, encajando cuatro goles, los mismos que recientemente recibiÃ³ del Portugal de Ronaldo; serios correctivos que a simple vista no tienen muchas explicaciones para los amantes del fÃºtbol. Sin embargo, alguna deberÃ¡ tener porque, en el efecto, detrÃ¡s siempre hay una causa. En estos partidos amistosos, invariablemente se da que todo equipo que se enfrenta a los campeones del Mundo va de sobra motivado, psicolÃ³gicamente en Ã³ptima disposiciÃ³n y, como es el caso de Argentina y Portugal, sacarse la espinita de perdedores del Mundial. Por lo tanto, no encararon igual el partido los campeones, que ya para sus egos habÃan demostrado sobradamente lo que habÃa que demostrar, llevÃ¡ndose la preciada copa del Mundo, que sus rivales, los cuales se vieron en la vergüenza de que nada pudieron mostrar de si mismos.

Estas dos selecciones estarÃ¡n, sin duda, satisfechas de haber hecho morder el polvo a la selecciÃ³n espaÃ±ola. Pero, al mismo tiempo, deben relativizar el resultado porque, en verdad, no se jugaba nada, por lo que el marcador es puro espejismo, no siendo nada en realidad lo que parece. Lo Ãºnico de positivo que tuvo medirse con la selecciÃ³n de Portugal, fue la constataciÃ³n del buen momento que atraviesa nuestro paisano de ArguineguÃn, David Silva, que fue, segÃºn opiniÃ³n de los expertos, el mejor de todo el equipo.

Ya que estamos con el tema, no vendrÃ¡ mal hacer unas reflexiones sobre la marcha de nuestra UD Las Palmas, la que tan buenas vibraciones diera en el comienza de la Liga con la incorporaciÃ³n de la cantera. Preocupa en estos momentos lo que le sucede en la zaga. Nadie se explica que Paco JÃ©mez no revise sus planteamientos, esos que llevan marchamo de estrategia de los partidos equivocada, y se empecina en no cambiar. Â¿CÃ³mo es posible que mande una y otra vez todo el equipo al ataque, quedando siempre desguarnecida la defensa? De tanto repetirlo, ya los adversarios saben cÃ³mo abatir a la UD. No importa que marquen primero â€“se dicen los contrarios-, esperemos a que hagan lo de siempre: dejar solo al portero. El famoso dicho de â€œPara defenderse lo mejor es un buen ataqueâ€ estÃ¡ visto que en fÃºtbol no es vÃ¡lido. Es importante hacer un buen ataque, pero tambiÃ©n, y en la misma medida, una buena y fÃ©rrea defensa.

A todos estos contratiempos de los Ãºltimos partidos, y como a perro flaco todo son pulgas, se nos unen los desgraciados arbitrajes de Ã¡rbitros poco objetivos, que ante la duda castigan sistemÃ¡ticamente a la UD Las Palmas. Tantas veces hemos visto este tipo de actuaciones en el Estadio de Gran Canaria, que hemos llegado a pensar que a Ã©stos, los Ã¡rbitros, no les gusta venir a las islas. Otra posibilidad es que los Ã¡rbitros le hayan cogido la matrÃcula a JÃ©mez por sus frecuentes crÃticas al excesivo castigo al equipo. Pero los mal pensados, fieles al dicho â€œPiensa mal y acertarÃ¡sâ€, me han aÃ±adido otra posibilidad, y es que al parecer, hay un destacado personaje tinerfeÃ±o prÃ³ximo a Villar. Nos han dicho incluso su nombre, cosa que no revelarÃ© por respeto a la persona. â€œMientras ese seÃ±or influya tanto en Villar, no esperemos otra cosaâ€, es lo que nos han afirmado. Queda por saber si es tanta la influencia del presidente de la FederaciÃ³n Nacional de FÃºtbol sobre los Ã¡rbitros, y que Ã©stos se presten. Sinceramente nos parece un disparate.