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domingo, 12 de septiembre de 2010 |
Septiembre
Por Javier Estévez
Hay meses que son algo más que una sucesión ordenada y previsible de días. Son un estado de ánimo. Atravesar septiembre es como cruzar un paisaje espléndido que entusiasma el ánimo, especialmente a los que hemos sobrevivido a julio y agosto bajo un cielo triste y exasperante de cúmulos grises y bordes plateados.
El alisio se debilita tanto durante los días de septiembre que apenas anidan nubes en el cielo. Y las que lo hacen son tan pasajeras y hermosas que yo las imagino con pedigrí. Decía el poeta que la vista del cielo es quizá menos agradable que la de la tierra y los campos porque es menos variada, y también menos semejante a lo nuestro. No nos es tan propia. Cierto, pero si queremos aprehender lo que sucede estos días a nuestro alrededor no nos queda más remedio que dirigir nuestra mirada hacia el cielo. Así, durante el crepúsculo de los días, podremos asistir a la reunión sideral que celebran sobre el horizonte Venus y Marte mientras la atracción gravitatoria y combinada de la luna y el sol nos regala las mareas más vivas del calendario.
Y es durante esta época del año cuando regreso a unos de los escenarios donde transcurrió mi infancia y donde siempre fui feliz: San Felipe. Aquí, el mar, que en septiembre viene y va y regresa en una retahíla larga y repetida de mareas llenas y vacías, es algo más que un paisaje singular. Es casi una liturgia, una emoción secreta que exhibe durante estos días una playa de arena húmeda, oscura, oceánica y basáltica que pronto desaparecerá con las primeras borrascas que anuncien la llegada del otoño. Los temporales arrebatarán con su furia de vientos, lluvia y tempestad toda esta belleza, que por breve, siempre me emociona. Ya lo dijo mejor que yo Walt Whitman: Coged las rosas mientras podáis, veloz el tiempo vuela, la misma rosa que hoy admiráis, mañana estará muerta. Un paisaje fugaz que no habré de olvidar nunca mientras tenga tiempo, memoria y mar. |
Modificado el ( lunes, 13 de septiembre de 2010 )
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las Marías"
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O P I N I Ó N |
REGENERACIONISMO
Erasmo Quintana
Viendo la deriva que está tomando la cosa política en nuestro país después de la hecatombe producida por el crac económico, padecido de forma más virulenta entre nosotros por un equivocado modelo de producción, totalmente ajeno al I+D+i, y haciendo lo fácil: volcar todo el dinamismo en el cemento y el ladrillo sin razón ni control de ningún tipo, como si construir casas y más casas era una actividad que no tendría fin. Ella es la causa del mayor paro que se da de todos los países que componen la CE. |
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