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domingo, 15 de agosto de 2010 |
Fiesta
Por Santiago Gil
Posiblemente hoy sea el dÃa más festivo del año. Los demás también conmemoran santos o efemérides, inolvidables victorias deportivas, años que comienzan o aniversarios que cambiaron nuestra vida; pero hoy, justo en la mitad de agosto, es cuando más fiestas se celebran en todo el paÃs, y cuando los que somos de GuÃa o de Carrizal de Ingenio mantenemos vivo el olor de la pólvora, el estruendo de los coches de choque y toda esa electricidad que se genera cuando todo el mundo se pone de acuerdo para ser feliz. Sólo escribiendo agosto nos cambia la cara y el texto que estemos pergeñando. Volvemos a los largos veranos de la infancia, y en mitad de ellos, a esa música de papagüevos o de procesión que hacÃa que la calle, la misma calle que recorrÃamos para ir al colegio, se convirtiera en una puerta de entrada al paraÃso. Cada uno de ustedes seguro que recuerda el momento en que caminaba hacia el lugar donde acontecÃa la fiesta de su pueblo, aquel bullicio que se instalaba de repente casi a las puertas de nuestra propia casa. Nos bastaba muy poco para ser felices. Aún no habÃamos firmado ninguna hipoteca ni nos cuestionábamos ese futuro que ahora nos impide disfrutar plenamente del presente, ese bendito presente que casi siempre dejamos que se nos escape entre las manos como aquellos manojillos de escarcha que cantaba Serrat.
Hoy habrá otros niños recorriendo esas mismas calles festivas de nuestra infancia. Nosotros, cuando volvemos, ya no somos los mismos. Eso era lo que escribÃa Neruda rememorando el amor perdido para siempre, pero vale también para ese recuerdo luminoso que aún conserva el niño que fuimos. Nos mira desde la otra acera. Eres tú el que te estás mirando a ti mismo. No sólo te reconoces en los espejos. Eres capaz de verte como eras entonces: endomingado, ufano, capaz de volar si te hubiera dado por extender los brazos. Y lo que fuiste lo sigues siendo. Nunca se pierde todo para siempre. Los momentos grandiosos los llevamos siempre puestos para compensar las desgracias y los malos farios. Si lo miras bien, te reconocerás en su forma de mover las manos cuando camina o en la costumbre de ir golpeando todas las piedras y las chapas que se encuentra por la calle. Está atento al repique de las campanas que anticipa la procesión y a la traca de voladores que hace que retumben las aceras. Hoy es ese dÃa. Y estamos en agosto. No sé a qué estás esperando para salir a la calle o a la playa a recuperar los pasos perdidos de aquel niño que sólo conocÃa un sentido festivo de la vida. Vivir era jugar. Lo sigo siendo. Hoy puedes empezar a recuperar esos pasos que te tenÃan siempre tan cerca del paraÃso. Nunca es grandilocuente la alegrÃa. Comienza casi siempre en una calle o en un pueblo, en la cercanÃa de todos esos pequeños momentos que no aparecen en los anales de ninguna historia. Sólo te pertenecen a ti.
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Modificado el ( domingo, 19 de mayo de 2013 )
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LA MEMORIA SEPIAPor Santiago Gil
Yo me crié entre recortes sepias de periódicos y
noticias caducas. Bajaba a un cuarto trastero que estaba en la casa de
mi abuela y abrÃa cajas antiguas de madera llenas de recortes
amarillentos que hablaban de sucesos lejanos y de protagonistas que
casi siempre estaban muertos o formaban parte de recuerdos ignotos. |
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regÃa el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida DomÃnguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en GuÃa tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, GuÃa sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianÃas guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarÃan a la Virgen de GuÃa en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en GuÃa se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las MarÃas"
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V Ã D E O S - D E - 2 0 0 8 |
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CRÓNICAS DEL AYER |
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock
Por Augusto Ãlamo Suárez, Ingeniero agrÃcola, y Sergio Aguiar Castellano, Archivero Municipal de GuÃa Cuando el empresario agrÃcola, David J. Leacock, popularmente conocido como Mr. Leacock, fallece el 22 de abril de 1980, hace ahora treinta años, desaparece una de las figuras más destacadas y emblemáticas de la historia de la comarca norte de Gran Canaria en el siglo XX.
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LA MUESTRA ESTARÃ ABIERTA HASTA OCTUBRE Leacock, Harris y Douglas, memoria imborrable de la agricultura canaria
Amado Moreno
Con una singular y lograda exposición abierta anoche en la Casa de la Cultura, el ayuntamiento de GuÃa rinde justo homenaje estos dÃas a tres destacad,os empresarios ingleses del pasado: David J. Leacock, Douglas Charles Fenoulhet y Anthony Harris. Avanzado el siglo XIX y después en el XX, los tres fueron decisivos en el impulso del cultivo y exportación de plátanos y tomates canarios.
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Centenario del Hospital de San Roque
Pedro González-Sosa Cronista oficial
Se
celebra el lunes 10 de agosto, dentro de los actos del programa preparado
por el ayuntamiento con motivo de sus fiestas patronales, el primer
centenario de la implantación en GuÃa de Gran Canaria del que constituyó
el también primer hospital allà abierto para el servicio no solo de la
población guiense sino de aquella zona.
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