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sábado, 20 de octubre de 2007 |
LOVE OF MY LIFEMúsica de Papagüevos II Santiago Gil
TenÃamos nuestras canciones. Estaban los cantautores, con el maestro Serrat a la cabeza, y también con Silvio, Pablo Milanés, Luis Eduardo Aute, VÃctor Manuel, y por supuesto Braulio. Y también sonaban los estribillos de moda, las canciones más o menos horteras del verano, los ritmos latinos que nos traÃa Rubén Blades y esa bossa nova que todavÃa hoy me sigue poniendo la piel de gallina con la gran Maria Bethania, o con Gal Costa, Toquihno, Caetano Veloso y compañÃa. Pero también estaba la influencia anglosajona, y en medio de todas las canciones que nos llegaban de Inglaterra estaba Queen, sobre todo Queen. Nos sabÃamos todos los temas de memoria. HabÃa mucha conexión con el Reino Unido en nuestro pueblo. Yo estuve cinco veces en Londres antes de pisar Madrid. Gracias a las clases particulares de MarÃa del Carmen RodrÃguez, y a la academia que dirigÃa Carmelo López, los niños de GuÃa aprendimos inglés casi antes de hablar correctamente el castellano. Y esa influencia anglosajona se notaba en la música, en todos los descubrimientos- y en los entendimientos- de los grandes grupos de los sesenta y los setenta. Desde un principio me decanté por los Beatles antes que por los Rollings, se conoce que por ser un sentimental aun cuando ni siquiera supiera lo que era eso. Pero nuestro himno, la canción que tarareábamos siempre en las primeras borracheras y en medio de los primeros enamoramientos era Love of my life de Queen interpretada por el genial y mil veces admirado Freddy Mercury. Reconozco que es de las pocas canciones que no ha matado el tiempo, y todavÃa hoy, cuando la escucho, me llegan los ecos de Saulo, Julio, Carlos, VÃctor o Juanito en plena exaltación de la amistad y de la música.
Una de las grandes frustraciones de mi vida fue no haber asistido a un concierto de Queen en directo. Estuve a punto de verlos en el norte de Inglaterra en 1980, con trece años. HabÃamos ido un grupo de niños de GuÃa a convivir con familias británicas para aprender inglés. Le debo mucho a ese viaje iniciático, tanto que posiblemente mi vida nunca habrÃa sido la que es sin ese descubrimiento de otras formas y otros estilos de vida. De GuÃa fuimos a Doncaster Fernando y Penty Guerra, Pepe Roque, Pedro Ayala y el que esto escribe -Héctor Estévez también fue con nosotros, pero le tocó quedarse en Rotherham- aún con la nostalgia de los verdes de Yorkshire grabados en los horizontes de la memoria más decisiva. Hablo de unos años en los que para bajar a Las Palmas todavÃa tenÃamos que ir por la Cuesta de Silva. Mientras nosotros veÃamos a los punkies en Picadilly Circus, en España todavÃa estábamos en las vÃsperas del intento de golpe de estado de Tejero de febrero de 1981. Nos sorprendÃa absolutamente todo, desde los corn flakes a los programas de la tele. Por mucho que nos vendieran en los telediarios, todavÃa andábamos en los estertores de la España autárquica y sacristanesca. El mundo fue diferente a partir de aquel viaje y de los sucesivos contactos que tuve con Inglaterra. Me enseñaron a ser universal y tolerante, y sólo por eso ya me quitarÃa el sombrero aquà y donde hiciera falta ante los ingleses.
Al final la vida no son más que tres o cuatro canciones y un par de viajes más o menos memorables. En medio hay algo de amor y amistad, y dos o tres momentos sublimes, pero nunca serÃamos nada sin la música que mantiene vivo el recuerdo de todos esos momentos maravillosos. Escribo tras volver a escuchar a Queen cantando Love of my life, y después de poner un conciertazo de Maria Bethania titulado Tempo en el DVD. Tanto acorde emocionado y tanta y tanta evocación no podÃa conducir sino a esto que ahora escribo. Las canciones y los olores es lo que nos acerca más al pasado, o por lo menos nos lo aproxima de manera más fidedigna o directa, que no verdadera. Es distinto lo que uno vive a lo que uno rememora. Por eso son tan grandiosos siempre los viajes musicales. Nos muestran la pátina, el detalle casi imperceptible, lo más frágil y también lo más grandioso de cada momento vivido: Love of my life, por ejemplo. Seguro que tú también recuerdas conmigo toda una vida, o el amor de tu vida, desde que suena el primer acorde de esta sublime canción. Nuestra existencia no existirÃa sin la música. A lo mejor toda nuestra evolución no ha tenido más fin que el de dar con tres o cuatro sinfonÃas y un par de canciones conmovedoras. El paso del hombre por la tierra se justifica en un piano o en una guitarra. También en unos besos, en unos cuantos polvos enamorados, y en un par de conversaciones sobre lo divino y lo humano, una vez agotado-como decÃa el poeta- el tema de la vida. Tarareemos para seguir sobreviviendo. Da lo mismo un bolero que un rock and roll. La cosa es seguir sonando.
Octubre de 2007.
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Diseño gráfico de José Miguel Valdivia.
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Modificado el ( domingo, 21 de octubre de 2007 )
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Por Santiago Gil
Para nosotros los cromos eran estampas. No, estampitas,
no, estampas. A ver cómo te lo explico: nos daba igual que en el sobre
o en el mismo álbum las llamaran cromos. Era lo mismo que los boliches,
que cuando salÃan por la tele les llamaban canicas. |
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MÚSICA DE PAPAGÜEVOS (1) |
Música de Papagüevos
Por Santiago Gil
Hay fotos que nos presentan horteras. En los setenta hubo una
estética muy chirriante y muy dada a los colorines. A nosotros nos vistieron
también con esa estática y todos tenemos fotografÃas que dan fe de ese escarnio
al buen gusto y a la armonÃa.
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B I B L I O G R A F Ã A |
Reseña del libro de Javier Estévez "DÃas de paso"
Santiago Gil
Javier
Estévez acaba de publicar su primera novela. Para cualquier escritor
ese momento es inolvidable. No es su primer libro publicado, pero sà el
primero en el que la ficción trata de contar lo que a veces no
conseguimos entender por más que tengamos las respuestas delante de
nuestros propios ojos.
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EL JUEVES 24 A LAS 20:30 HORAS
Presentación de la primera novela de Javier Estévez
El
próximo jueves 24 de abril será presentada la primera novela de Javier
Estévez DomÃnguez, acto que tendrá lugar en el Teatro Cine Hespérides
de la ciudad de GuÃa de Gran Canaria. Ese dÃa el autor estará acompañado
de Gloria Betancor y Pedro DomÃnguez que hablarán del autor y
presentarán la novela al público.
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EN FORMATO ELECTRÓNICO "El destino de las palabras", de Santiago Gil, puede adquirirse en Amazon
Attikus
Editores acaba de editar la novela escrita por Santiago Gil, El destino
de las palabras. El nuevo proyecto editorial comandado por Guadalupe
MartÃn Santana inaugura con este tÃtulo su catálogo de propuestas
literarias.
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