APUNTES HISTÓRICOS DE LOS ALTOS DE GUÍA Montaña Alta y Piedras de Molino AUTOR: Sergio Aguiar Castellano
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DISCURSO DE FRANCISCO SUAREZ MORENO EN EL ACTO DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO. MONTAÑA ALTA. 11 DE MAYO DE 2007.
Señoras, señores, muy
buenas noches…
Cuando
un libro de historia sale a la luz, algo más se sabe del pasado para afrontar
con mejores perspectivas el futuro. Es la gran lección de la historia. Cuando
se edita un libro sobre el acontecer histórico de una localidad, pueblo o
ciudad, sus habitantes deben estar de enhorabuena. Por eso, lo primero que hago,
en esta presentación, cosa que se suele hacer al final, es felicitarles a todos
ustedes.
Ya cuenta
esta parte de Los Altos de Guía con una primera historia escrita, aunque
historia en el contexto global de los hechos acaecidos siempre la han tenido, dormida
sin investigar. También han tenido la
historia oral, la tradición verbal que ha pasado de generación en generación,
sin recoger.
El
libro que hoy presentamos lleva por título Apuntes
históricos de los Altos de Guía, modesto título porque bien puede merecer
el calificativo de Historia de Los Altos de Guía. Recoge una historia investigada,
procesada y escrita por un filólogo, garantía para sellar un texto de ágil
comprensión; por un archivero que conoce toda la documentación histórica
municipal y por una persona con inquietudes, desde hace mucho tiempo, por
indagar en las raíces más profundas del municipio de Guía: Sergio Aguiar
Castellano, residente en la ciudad pero con raíces familiares en estos Altos.
Coincidimos
hace unos veinte años en la redacción del periódico Canarias 7, cuando las corresponsalías mantenían reuniones
periódicas de coordinación. La amistad continuó a lo largo del tiempo pues como
archivero cualquier cosa que cotejaba de La Aldea, Mogán o de temas etnográficos, me la
transmitía de inmediato. He tenido suerte en todos los archivos de Guía como
cabeza de Partido Judicial y con todos sus investigadores, pues todos siempre me
han facilitado lo solicitado. Y lo digo públicamente: Juzgado, Registro de
Propiedad, Parroquia, Ayuntamiento… Por
eso, estamos aquí con sumo gusto.
Cuando
recibí este libro el pasado martes, lo abrí con interés, lo ojeé con
expectación y lo cerré con satisfacción. Al respecto decía el pedagogo
norteamericano del siglo XIX, Alcot que es
un buen libro aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho”.
Estoy seguro que eso le va a ocurrir a cada uno de ustedes, porque estamos ante
un buen libro en contenido, que es lo básico, y una buena edición para generar
sensaciones agradables de lectura: medidas adecuadas 14 x 20, caja de 9x16 cm
que da mucho margen, espacios blancos para que con la letra e interlineado
adecuado, el lector no se canse la vista. Ilustraciones precisas dentro del
texto para una buena combinación, y un color de papel ahuesado que da una
agradable sensación aunque merma la nitidez de las ilustraciones, que siempre
se consiguen mejor con el papel satinado.
Estamos
ante un libro que
se enmarca, en la nueva tendencia de la historiografía canaria: la microhistoria, término acuñado
precisamente por Unamuno. Dicho de otro modo: la historia local, la que tanto defendieron
maestros de historiadores como Manuel Tuñón
de Lara o Pierre Vilar, por citar los más conocidos. Son trabajos que una vez
concluidos permiten a otros autores reconstruir las historias más amplias. Gracias
a las historias locales (el relato de lo cotidiano, de las gentes del pueblo o
de la ciudad, de marineros, agricultores, tejedores…), se ha podido poco a
poco, en los últimos años acercarnos más a la realidad de lo que ha pasado en
nuestras islas.
Este primer libro de los
antecedentes históricos de Los Altos de Guía, va a suponer para todos ustedes
una referencia importante, no sólo para la búsqueda de sus raíces sino también
para su cohesión comunitaria. Su redacción final, como quiera que su objetivo
es más divulgativo que la formulación científica, no se hizo con grandes
pretensiones de contenidos como pueden ser historias de amplia proyección en el
tiempo, en el espacio y en el contenido. Y sobre los detalles de su contenido,
el autor ya les explicará más sobre todo cómo se estructuró en 9 capítulos.
En mi
opinión y como quiera que seguí de cerca su proceso, este trabajo fue
investigado y posteriormente escrito con unas gafas de amplia visión, de cristales multicolores. Me explico mejor. Sergio ha estructurado el texto como si fuera
un geógrafo, un historiador, un etnógrafo, un filólogo… Por ejemplo, no solo
les explica la toponimia del lugar (Bascamo, Piedra Molino…) y su origen
histórico, con notables aportaciones nuevas, sino que va analizando el proceso
de humanización del paisaje a lo largo de los siglos, es decir como se va poblando,
como van talando y desapareciendo el bosque de Doramas, cómo se pelean los
pobres contra los ricos por las tierras, cómo surgen los caseríos, etc. Todo
ello mirando lo que pasaba en cada momento en la Isla, en Canarias y en su
entorno geopolítico. No tiene nada de historia localista, por muy local, por
muy corto que sea su marco espacial.
Es el relato del verdadero protagonista
de la Historia,
la gente sencilla, la que viene y se queda, la que nace y se muere o la que se
va a vivir a otros lares en busca de mejores medios económicos, como aquella
diáspora de los años 50 a
las plataneras y tomateros de la costa. De lo que conozco bastante por ser mi
pueblo, el comercio de mis padres, receptores de tanta gente de los Altos de
Guía y en concreto, según me decían, de “Piedramolino”. Gentes recuerdo, honradas
en fiados que había que dar, rosadas de piel frente al moreno nuestro de la
costa, amables, y de buen parecer…
El libro también analiza, en un
apartado específico, la formación de la parroquia, de la escuela y cómo no del
molino de gofio y fábrica de la luz que también es historia y mucha. Y en este
detalle se puede comprobar la amplia visión con que se estructura el libro
porque el molino de gofio, la acequia, el estanque cueva… también son parte de
la memoria del lugar que hay que estudiar y que de paso, se les dice, que hay
que proteger. Por eso el libro de
Sergio hace reflexionar sobre el futuro habiendo analizado su pasado. Los
buenos libros, decía no se quien, son maestros que nos instruyen sin acritud,
sin obligaciones, sin ásperas palabras; si se les interroga, no ocultan nada; si
se les interpreta mal, no protestan; si
no se les entienden, no se rien de uno, lo que hacemos es volver a releerlos.
La relectura, es a lo que quería llegar: este libro, tan sencillo en sus 130
páginas, presenta la ventaja de poderse leer por capítulos independientes, es
propenso, repito, a la relectura a veces más reconfortante que la lectura
incial.
De Sergio Aguiar qué les voy a contar. Muchos
de ustedes los conocen mejor que yo. Públicamente destaco su generosidad en dar
información. Ningún investigador que yo he recomendado para que le pida una
información de Guía me ha dado la más mínima queja. Es un autor cuyas señas de
identidad como tal son la dedicación vocacional por la investigación histórica,
la rigurosidad y el compromiso con su tierra. Les ha reconstruido en este libro
que termino de presentar la
Historia de Los Altos de Guía con una nítida visión
transformadora del futuro.
A ustedes vecinos de Piedra de Molino
los felicité al principio, ahora solo me queda hacerlo a los que hicieron
posible la edición: el centro cultural, la Dirección General
del Libro, la editora Anroat… por este
trabajo histórico divulgativo sobre esta singular comarca húmeda, de las tonificantes
brumas del alisio, de paisajes de hadas…
Señoras, señores: abran el
libro con expectación, ciérrenlo con provecho porque es un buen libro, como
antes indiqué. Valoren el esfuerzo de tantos, autor, correctores,
colaboradores, gestores y editores. Miren y comparen con otros pagos e incluso
pueblos y ciudades de Gran Canaria a ver cuáles tienen sus historias procesadas
en el orden cronológico de los hechos pasados hasta los más recientes en un
texto sencillo, divulgativo como que acabo de presentarles.
Muchas gracias por la atención
prestada y paso la palabra al protagonista de la noche, el autor del libro
presentado.
Francisco Suárez
Moreno. Cronista Oficial de La Aldea
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