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jueves, 29 de marzo de 2007
Guía de Gran Canaria: un municipio de origen comercial-agrario

Por Sergio Aguiar

Es Guía de Gran Canaria una población eminentemente comercial desde su nacimiento, ya que entonces, comenzando el siglo XVI, en sus tierras y aguas, tras los repartimientos, se asientan ricos e influyentes comerciantes genoveses que invierten cuantiosas sumas de dinero para poner en marcha la industria azucarera del momento. 
Guía de Gran Canaria: un municipio de origen comercial-agrario

Por Sergio Aguiar

Es Guía de Gran Canaria una población eminentemente comercial desde su nacimiento, ya que entonces, comenzando el siglo XVI, en sus tierras y aguas, tras los repartimientos, se asientan ricos e influyentes comerciantes genoveses que invierten cuantiosas sumas de dinero para poner en marcha la industria azucarera del momento.

La importancia industrial-comercial que adquiere Guía con el asentamiento en sus tierras de los genoveses, junto a destacadas familias de conquistadores, y sus posteriores relaciones vía matrimoniales, hace que Guía, pese a la protesta de Gáldar se independice en 1526, produciéndose así el origen de una terratenencia o sacarocracia, cuyo poder económico iba en aumento, ocupando los puestos más importantes de la administración civil y militar.

No obstante la población asentada en las Islas tenía un carácter esencialmente agrario, por lo que las prácticas comerciales se reducían a intercambios a pequeña escala, por lo que el vacío existente fue cubierto por mercaderes llegados de otros países, lo que posibilitó que Canarias entrara en los circuitos internacionales del comercio mundial de la época.

La economía azucarera necesitó diversificar una parte del territorio agrícola para atender a la demanda de autoconsumo de la población, por lo que en zonas de regadío se cultivaban también viñas, frutales y hortalizas, mientras que las tierras marginales dedicaban a cereales menudos. Los baldíos y dehesas de los Altos de Guía que resultaron de las talas y quema del bosque de laurisilva, conformaron una zona de ricos pastizales para una ganadería extensiva, cuya industria quesera, el queso de flor, alcanzaría renombre en los mercados europeos. Estamos ante un modelo productivo perfectamente adaptado al escalonamiento ecológico de la jurisdicción guiense: unas zonas bajas de regadío para cereales menudos, millo y frutales; y unas medianías subhúmedas destinadas a la producción de papas, millo y productos pecuarios.

Las tiendas en este siglo estaban situadas en los grandes núcleos de población, Las Palmas de Gran Canaria, Telde y Guía. En el caso de las tiendas de Guía estas controlan las de Gáldar y Agaete.

Cuando a principios del siglo XVIII las parras comenzaron a dejar de ser cultivos especulativos de exportación por la perdida de los mercados europeos del vino, es cuando se afianza aún más el modelo de producción de autoconsumo. Esta producción se basaba fundamentalmente en el millo, los cereales menudos, las papas – cuya producción se consolida en la medianía subhúmeda- y en la ganadería con sus carnes, leche y el ya afamado queso de flor. Después de 1740 la producción agropecuaria se consolida aún más en Gran Canaria y en especial en la comarca del Noroeste, con la facilidad de las comunicaciones marítimas con Santa Cruz de Tenerife. A finales del siglo XVIII la Villa de Guía se había consolidado como centro artesanal y comercial de la comarca con los hornos de loza de Hoya de Pineda, treinta telares, cinco molinos de gofio hidráulicos, medio centenar de artesanos de todos los gremios, cuyo foco comercial estaba en el centro urbano, en la calle de Las Lonjas o del Hospicio y los alrededores de la Iglesia Parroquial, que albergaba tiendas de telas, sombreros y productos suntuarios, además de vendedores ambulantes, con una febril actividad comercial los días de mercado. Además marcaba un preponderante papel en el orden social y militar con su escribanía, hospicio de frailes franciscanos con funciones educativas y escuelas de primeras letras fundada por un patronato lego, en 1788. En el seno de la sociedad guiense se habían formado personajes distinguidos como el artista imaginero José Luján Pérez (1756-1815) o el diputado y canónigo Gordillo (1773-1844). El Tercio de Guía se había transformado en el Regimiento de Milicias de Guía, organizado hacia 1779, en 10 compañías repartidas entre los pueblos de la jurisdicción.

La larga transición del Antiguo Régimen al liberalismo, en la primera mitad del siglo XIX, también está marcada en esta comarca por convulsiones sociales y políticas aparte su latente crisis económica, epidemias y hambrunas. La gente sin tierras de los Altos aprovecha la coyuntura para ocupar la Montaña de Doramas y protestar contra los injustos repartos de tierras realizados; mientras, el canónigo Pedro Gordillo destaca como un afanoso defensor de los intereses insulares y será elegido diputado para las Cortes de Cádiz, institución que determina con sus disposiciones el fin del Antiguo Régimen y el comienzo del régimen constitucional de 1812. En 1813 la Junta Provincial de Canarias elige a Guía como cabeza del Partido Judicial del norte de Gran Canaria, creándose el primer Juzgado de 1ª Instancia de la comarca.

En la segunda mitad del siglo XIX Guía se consolida como capital administrativa y judicial de la mitad occidental de la isla, con una población a un buen ritmo de crecimiento que, a pesar de la sangría emigratoria hacia América, pasa de los 3855 habitantes de 1857 a los 5159 de 1877. Destaca la creación progresiva de nuevas escuelas y la fundación de una Sociedad de Teatro (1854). Su Escribanía se convierte en Notaría del Partido Judicial (1862) y se crea el Registro de la Propiedad (1866).

Con el desarrollo portuario, el librecomercio del puerto franco y los adelantos de la revolución industrial, el tiempo histórico estaba cambiando. A principios del siglo XX, por iniciativa de las casas comerciales británicas comenzaron a extenderse por las zonas bajas de Guía y Gáldar las primeras plantaciones de plataneras, que se convirtieron en la principal alternativa a la decadente caña de azúcar, hasta la crisis de la primera Guerra Mundial en que se paralizaron las exportaciones. Después de 1920, los cultivos de exportación se reprodujeron con fuerza por toda la Vega Mayor, Llano de Parras y San Felipe hasta alcanzar en 1938-1940 unas 300 ha. Para el empaquetado y comercialización del Plátano aparecieron nuevas empresas locales como el Sindicato Agrícola del Norte de Gran Canaria o Sindicato Amarillo, fundado en 1922. Y destaca el papel empresarial e innovador en materia agrícola del inglés David J. Leacok.

En cuanto al importante mercado el Cronista Oficial de Gran Canaria y de Gáldar, Martín Moreno, señala al respecto: “El mercado de Guía era colosal para su época, y brillante en su sencillez…se extendía el típico mercado guiense por las escalinatas más bajas del templo de Santa María de Guía y en gran parte de la bien empedrada extensión habida entre la bonita iglesia y la plaza…además de todo eso tenían abiertas a la par sus puertas comercios numerosos bien surtidos…Será suficiente todo ello para asegurar que tal empuje comercial y el que daba el hecho de ser cabeza de Partido, fue Guía la ciudad importante…Es absolutamente cierto que mucha gente de nuestro pueblo(Gáldar) compraba los domingos en Guía para la semana…Es innegable y justo resulta reconocerlo, que el mercado de Guía era bastante mayor y encima mejor servido …”(Siesta de Memorias-La Provincia).

En los años difíciles de la posguerra se orientó la economía insular hacia la tradicional actividad agropecuaria de autoconsumo, pero acabada la Segunda Guerra Mundial se volvió a los mercados europeos del plátano y tomate por las divisas que reportaban. De esta forma, después de 1946 comienza el nuevo boom de las plataneras, cultivos rápidos e intensivos, con grandes rendimientos, donde invirtieron capitales los grandes y medianos propietarios; de las 318 ha plantadas en 1940 se pasó a 525 ha. en 1970, para comenzar el descenso en 1975 con 425 ha. Desde un primer momento la gran demanda de agua, primero de la caña dulce y luego de los plátanos y tomates, había agotado los afloramientos naturales de agua de la comarca, por lo que, sobre todo a partir de 1920, se invirtieron fuertes sumas de dinero para captarla en el subsuelo a través de pozos, sobreexplotados y cada vez más profundos. También destacan las obras para recoger las aguas pluviales; además de las correspondientes canalizaciones, tanques y maretas reguladoras; todo ello por una iniciativa privada que terminó por controlar todo el mercado del agua en la comarca trasvasándola incluso de otros municipios, como lo hizo la Comunidad de Regantes del Norte.

Esta reconversión agraria originó el definitivo derrumbe de la agricultura de subsistencia y de abastecimiento del mercado interior, dejando por un lado a la Isla en una completa dependencia económica canaria del exterior y por otro en ruina a las familias campesinas de las medianías, que en masa emigraron a la costa de la comarca y a las plantaciones de tomates de La Aldea y Sur de Gran Canaria, lo que explica el freno demográfico habido entre 1950 con 11851 hab. y 1970 con 11435.

A partir de 1975 se acentúa la crisis de la agricultura de exportación en Canarias, con la quiebra de manera absoluta de las familias ricas y las empresas agrícolas más importantes con la desmembración de su patrimonio. Frente a esto, en cambio, aparecen nuevos empresarios de la industria y el comercio y construcción como Saneamientos Noroeste, o el más significativo la empresa de Félix Santiago Melián que apuesta por la diversificación: construcción y agricultura.

Las infraestructuras agrarias que sobreviven se modernizan con mejores rendimientos, las plataneras seden terreno a cultivos de flores o al cemento urbano y el problema del agua se soluciona con la instalación de plantas desaladoras.

El nuevo modelo económico del sector servicios y comercio junto a la mejora de las comunicaciones generan en el Noroeste un movimiento de ida y vuelta de trabajadores hacia la capital de la Isla o hacia la zona turística del Sur.

A principios del siglo XXI el municipio de Guía tiende a recuperarse economicamente con un ligero aumento de población, al pasar de los 11653 habitantes censados en 1975, a 13539 en 1996 y a 14.407 en el 2001.

PUBLICADO EN "LA PROVINCIA" EL 21 DE ABRIL DE 2007.

Modificado el ( martes, 06 de noviembre de 2007 )