Por Juan Dávila-García
La partida hacía el más allá del insigne Dacio, tiene para todos los canarios unas connotaciones especiales ya que su extraordinaria forma de cantar jamás será olvidada. A modo de Mencey paseo su arte por cuantos lugares fue requerido acreditando con su virtuosismo de elocuente cantador la hermosura del foclore canario.
Jamás se arredro ante ningún tipo de concierto
del que por su calidad tuviera que ejercer como máximo protagonista, bien como
solista o como miembro de un grupo determinado. Cuando yo le conocí formaba
parte de la Rondalla Hespérides
y del Orfeón La Paz
dos grupos emblemáticos de la ciudad de los adelantados, donde ejercía con
verdadera sapiencia su indiscutible forma de cantar. Dacio fue un privilegiado
ya que estaba revestido de lo más esencial, para ser lo que fue un cantador
inigualable. Desde la tesitura de su voz al sentimiento que le imprimía a sus
interpretaciones, todo lo convertía en belleza y armonía. No es una entelequia
decir que Dacio ha sido el mejor cantador que ha dado Canarias, mirando al
pasado y al presente radicalmente cortado por su sentida muerte, jamás he
conocido a un interprete tan cualificado como el, que con su forma de cantar
tocara con una sensibilidad de impresionante contenido el alma y el corazón de
cuantos le escuchábamos.
Tuve el honor de conocer a los grandes cantadores, que en
aquella época formaron parte de la Rondalla Hesperides;
Domingo Berengüela, Joseito, África Alonso, Olga la morita y tantos otros que
brillaron con una elocuencia digna de encomio, posiblemente mucha gente los
recuerde, pero la llegada de Dacio eclipso la forma de cantar de estos insignes
personajes, lo que creo una especie de historia de la música canaria en lo
relativo a su interpretación, donde la premisa fundamental nacía en el y
terminaba también en el, cortada por su tan llorada muerte a la edad de 69 años
y ocurrida apenas hace unos días. Dacio Ferrera, fue el prototipo del cantador canario por
excelencia, hizo de nuestros aires más comunes algo tan grandilocuente que oír
su voz interpretando isas, folias o malagueñas era todo un episodio, su
depurado estilo y su extraordinaria condición interpretativa hacían que sus
comparecencias en conciertos y parrandas fuera todo una cadena de éxitos donde
la brillantez de las coplas que interpretaba, muchas de ellas compuestas por el
mismo lucían con una incuestionable sonoridad y melodía. Con Dacio desaparece una estirpe de significada
relevancia, fue un icono que a modo de caleidoscopio hacía del arte de cantar
todo un vergel de grandes proporciones. Su prolifero comportamiento a la hora
de interpretar era tan real que lo mismo nos deleitaba con unas sonoras folias
que con una romanza, un pasaje de zarzuela u opereta. La plaza de Toros de
Santa Cruz de Tenerife –por carnavales- se convirtió para el en una de las
citas más importantes de su celebrada carrera, tanto con el Orfeón la Paz como con la
Masa Coral, gano muchos premios en los
concursos de rondallas que allí se celebraban. Dacio jamás se vanaglorio de sus
extraordinarias cualidades, era humilde, sencillo y muy amigo de sus amigos,
nunca cuando parrandeaba se hacía rogar para brindarnos con alguna canción
fuera esta de la tipología que fuese, su timbrada voz nos deleitaba con cuantas
composiciones fueran preciso. Su paso por los Sabandeños marco un antes y un después de
la cultura musical canaria. Estimo pertinente decir que jamás este grupo tuvo
un cantador de la categoría de Dacio. El crisol en que este entrañable amigo se
moldeo se rompió cuando a el le dio su forma, y fue tan perfecta la combinación
que soy de los que creo que nunca antes ni después hemos oído nada parecido. No
solo fue un excepcional cantador, también lucio como gran interprete con la
bandurria, el laúd y la guitarra. Más tarde fuera ya de este grupo se integro
en la Parranda
de Cantadores y en otros conjuntos, en todos lucio con esa luz tan propia de
los elegidos. Dacio el Mencey se nos fue pero nos dejo una abundante herencia
musical que a modo de relicto seguiremos escuchando. Con este buen amigo murió
un estilo pero no una raza y como consta en la Cantata del Mencey Loco,
estimo que su aplicación esta más que justificada, que aquí se la dedique;
Dicen que murió la raza/y nunca fue raza muerta/raza que acabo en la historia/a
vivir en la leyenda – No puede morir jamás/quien de esclavo se libera/rompiendo
para ser libre/con sus vida las cadenas. Dacio siempre fue libre y como tal se
comporto, descanse en paz.
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