EDITORIAL | UNA BUENA OPORTUNIDAD PARA SAN FELIPE | Una propuesta de ordenaci贸n es buena no s贸lo cuando permite la conservaci贸n de las funciones ecol贸gicas y culturales del territorio que pretende ordenar sino tambi茅n cuando responde y mejora las expectativas sociales y econ贸micas que se proyectan sobre 茅l. En este sentido, los diferentes instrumentos de ordenaci贸n (Plan Territorial Especial de Campos de Golf y Plan Territorial Parcial de Ordenaci贸n del Litoral del Norte) que proponen los futuros usos del suelo que se podr谩n proyectar sobre la plataforma litoral de San Felipe, permiten cumplir las premisas anunciadas al inicio de esta reflexi贸n: conservaci贸n ambiental y desarrollo social y econ贸mico. |
Actualmente, la unidad territorial de San Felipe - que abarca la franja litoral, el barrio y la hist贸rica zona agr铆cola, configurada por los llanos traseros al barrio y los bancales que ascienden hasta la GC-291 (Cuesta de Silva)- se caracteriza por la presencia de una fuerte problem谩tica ambiental y una aton铆a socioecon贸mica que se hace patente en la degradaci贸n del paisaje edificado y el abandono del espacio agr铆cola. A d铆a de hoy no hay m谩s de veinte personas (entre agricultores y otras actividades econ贸micas, fundamentalmente restaurantes) cuya residencia laboral sea el espacio geogr谩fico de San Felipe, seg煤n datos aportados por la Seguridad Social. Es, a todas luces, una pobre tarjeta de presentaci贸n para una zona con un enorme potencial en la creaci贸n de empleo, sobre todo si tenemos en cuenta que se puede crear un puesto de trabajo estable e indefinido por cada 10.000 metros cuadrados de actividad agr铆cola, siempre y cuando se pudiese potenciar los usos actuales. El abandono agrario, provocado por la ausencia de cultivos rentables tras el declive de la platanera y la especulaci贸n urban铆stica que busc贸 convertir este espacio en suelo edificado destinado exclusivamente a promociones privadas (hasta unas 500 viviendas llegaron a proyectarse) han deteriorado uno de los paisajes m谩s emblem谩ticos que ten铆a el norte de Gran Canaria. De este modo, la aprobaci贸n definitiva de estos instrumentos de ordenaci贸n permitir谩n las siguientes actuaciones dentro del 谩mbito territorial de San Felipe: Reserva de suelo urbanizable.Ubicado en la trasera de la iglesia de San Felipe y colindante con el actual suelo urbano, est谩 destinado a acoger a los vecinos afectados por la aplicaci贸n de la Ley de Costas. La reserva de suelo urbanizable para reubicar las casas que se encuentran a menos de 20 metros de la costa o directamente dentro de la l铆nea de pleamar, garantiza a los propietarios la posibilidad de trasladar sus viviendas hacia el interior y negociar unas justas indemnizaciones con la demarcaci贸n de Costas. Instalaci贸n de un campo de golf El planeamiento recoge la posibilidad de instalar un campo de golf, mediante iniciativa privada, de 18 hoyos para lo que se requiere una superficie que tenga entre 50 y 60 hect谩reas. Si bien es cierto que la pr谩ctica del golf requiere una superficie de suelo considerable y un recurso escaso como es el agua, y que utilizar谩 el mismo soporte territorial donde se desarrollaron cultivos agr铆colas, su construcci贸n puede ( y debe) mejorar el valor medioambiental de los terrenos ocupados. Para ello es preciso que la concepci贸n, construcci贸n y mantenimiento del campo se ajuste a premisas y pr谩cticas que deben estar claramente reflejadas en un riguroso estudio de impacto ambiental, se adopten las medidas correctoras oportunas y, sobre todo, se instale un sistema de gesti贸n ambiental coherente y transparente. Sin embargo, no ofrece dudas que la construcci贸n de un campo de golf en esta unidad territorial, de topograf铆a plana, colindante con el mar y perfectamente visible a trav茅s de la GC-2 desde donde se obtiene la mejor panor谩mica de este espacio, comporta una transformaci贸n est茅tica radical al reavivar un paisaje actualmente degradado y sin definici贸n aparente. Aparte de las consideraciones ambientales, un campo de golf es generador de impactos sociales y econ贸micos positivos, especialmente en la creaci贸n de empleo. La construcci贸n de un equipamiento de estas dimensiones genera unos 30 puestos de trabajo directos, mientras que para su mantenimiento se crean entre 35 y 40 puestos de trabajo directos. Implantaci贸n tur铆stica: el hotel Las Directrices de Ordenaci贸n del Turismo, a trav茅s de su art铆culo 14, permiten a los campos de golf contar con equipamientos tur铆sticos alojativos, que tendr谩n siempre car谩cter complementario, es decir, que junto al campo de golf se podr谩 instalar y asociado a 茅l un complejo hotelero. La tipolog铆a hotelera la define el Plan Insular en su art铆culo 220, fijando para la costa norte de la isla hoteles deportivos de categor铆a no inferior a 4 estrellas y con un m铆nimo de 200 habitaciones y un m谩ximo de 400. Por su parte, el Plan General de Ordenaci贸n de Gu铆a, ya apunta la ubicaci贸n ideal del mismo, al fijar su localizaci贸n en las cadenas de cultivo, fuera de la superficie plana e integrado perfectamente en el paisaje escalonado del entorno, al introducir normas que controlan la superficie y volumen del mismo. Si bien es cierto que el campo de golf por si solo no genera un incremento considerable del empleo, los beneficios econ贸micos directos e indirectos que aporta la industria tur铆stica asociada, en el momento de pleno rendimiento para un hotel de estas caracter铆sticas, son muy importantes ya que ascienden a 1.6 puestos de trabajo directos e indirectos por habitaci贸n, lo que arrojar铆a una potencial m铆nimo de 320 puestos de trabajo. Mientras que en su fase de construcci贸n los empleos directos generados estar铆an entorno a unos 80 efectivos. |