Inicio arrow Prosa arrow Reflexiones arrow Sobre mi paisaje. Por Javier Estévez Ciudad de Gua, 25 de abril de 2024

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martes, 26 de mayo de 2009

Sobre mi paisaje

 

Javier Estévez


Dicen que el mejor viaje siempre es el de vuelta a casa. A mí me duele volver. Fundamentalmente porque desde el aeropuerto hasta mi casa debo atravesar uno de los paisajes más horribles que pueda un ser humano contemplar. Es un infierno visual, un paisaje enfermo de viruela, salpicado vergonzosamente por urbanizaciones, naves industriales, desmontes, solares poblados por escombros, vertidos, tendidos eléctricos que rayan el paisaje, carreteras que atan ciudades entre sí y caminos que desean llegar a todas partes pero que no se entienden ni desde la lógica de la propia gravedad.

Transitar a través de nuestra geografía, por nuestras comarcas costeras, por los intersticios rurales que resisten entre las grandes áreas metropolitanas, nos conduce a reflexionar sobre ese sentimiento de amor y odio que se proyecta sobre nuestro territorio.

El paisaje nos habla fielmente de los individuos que lo habitan, de los hombres y mujeres que forman una comunidad, de su manera de vivir, de comer, de trabajar, de sus ilusiones y hasta de sus creencias y anhelos. El ser humano es capaz no sólo de transformar la naturaleza en paisaje por su acción. Lo es, incluso, por su mirada ya que para que exista el paisaje es necesario que exista el ser humano. El paisaje es, por lo tanto, un producto del espíritu humano vertido sobre una realidad natural concreta.

Ante esta realidad, ante este escenario desolador, ante este paisaje malherido por un proceso de transformación acelerado, incontrolado e irreflexivo que le ha hecho perder la escala e incluso el sentido de ser, no puedo dejar de preguntarme el por qué esta ignorancia, el por qué este abandono de nuestros mejores espacios rurales, periurbanos y litorales, arruinados la mayoría o destrozados por intervenciones que más que construir o conservar, los han destruido sistemáticamente, siendo pocos los espacios restaurados o rehabilitados. ¿Qué pensarán de nosotros quienes nos visiten?

No pretendo exponer ninguna fórmula para la puesta en valor del paisaje, para su conservación, para su recuperación, pues no la tengo y no creo que exista sólo una solución. Creo que deben ser un conjunto de ellas, pero todas ellas apoyadas por un esfuerzo imaginativo que esté a la altura de las circunstancias. Recuperar nuestro paisaje deteriorado no es una cuestión de fe. Es una responsabilidad y un reto apasionante.

 En este contexto, pues, es duro regresar. Quizás porque escuece hondamente saber  que tu existencia está condenada a desarrollarse sobre un escenario donde hay una ausencia hiriente de espacios  abiertos, de espacios profundos sin elementos que distorsionen o rompan la escala, el ritmo, por no hablar de las texturas, de los colores y hasta de las formas. 

Menos mal que en este cuadro que les acabo de pintar, aún resiste el mar.



Modificado el ( lunes, 01 de junio de 2009 )
 

ESPECIAL 1811-2011

En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael Bento y Travieso.

Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre amarilla.

Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la votiva y popular Fiesta de "Las Marías"

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O P I N I Ó N
ESPEJISMO CON LA ROJA

Por Erasmo Quintana

La práctica del fútbol profesional, bien entendida, es más que un deporte. Para empezar es un estado de ánimo, es psicología, es disposición, es confianza colectiva. La selección nacional española, la “Roja”, alcanzó los triunfos que la hicieron campeona de Europa primero y campeona del Mundo después porque en sus mochilas los jugadores llevaban algunas de las condiciones apuntadas, a las que sumó seriedad, rigor, modestia y trabajo, mucho trabajo. Y fe siempre en la victoria.
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