Inicio arrow Crónicas del Ayer arrow Música de papaguevos II arrow La memoria sepia. Por Santiago Gil Ciudad de Guía, 26 de abril de 2024

PDF Imprimir E-Mail
Calificación del usuario: / 0
MaloBueno 
martes, 20 de noviembre de 2007
EL CARRUSEL DE LOS LUNES
Música de Papagüevos II

Santiago Gil
            

Yo me crié entre recortes sepias de periódicos y noticias caducas. Bajaba a un cuarto trastero que estaba en la casa de mi abuela y abría cajas antiguas de madera llenas de recortes amarillentos que hablaban de sucesos lejanos y de protagonistas que casi siempre estaban muertos o formaban parte de  recuerdos ignotos. Mi abuelo Zenobio García Bautista fue durante muchos años corresponsal de muchos periódicos de la capital en la zona Norte, y también estuvo detrás de los que sacaron adelante La Voz del Norte. Pero no sólo iba guardando las crónicas que él publicaba en prensa: la caja de mis sueños infantiles contenía toda clase de noticias relacionadas con Guía, desde sucesos sanguinarios a gestas deportivas. Mientras en la calle vivía una realidad más o menos tangible y cotidiana, en aquel cuarto yo me adentraba en el mismo pueblo pero de una manera más literaria que real, como si lo estuviera soñando en cada una de las palabras que iba leyendo, aun cuando a veces no me enterara de la misa la media. Preguntaba a mi abuela y a mis tíos Fernando o Paco detalles de aquellas crónicas, y entre eso y la imaginación que yo le ponía fui conformando un universo guiense que al día de hoy me parece más literario e imaginado que verdadero. Tengo la misma sensación que cuando leí Cien años de soledad, la de algo que es y no es, que yo he creído haber visto, pero que no he podido ver porque llegué tarde y cuando las cosas ya habían cambiado, o directamente porque nunca tuvo relación lo que llevaba al magín con lo que leía o se suponía que contaban aquellas crónicas. Por eso a veces siento como si me hubiera criado en una especie de entelequia llamada Guía de Gran Canaria y no entre las calles que todavía sigo reconociendo cuando regreso. Yo me entiendo, y espero que ustedes también. También le debo a esas incursiones mis dos grandes vocaciones: el periodismo y la literatura. De alguna manera estaba predestinado a ser lo que soy. En aquella caja antigua llena de papeles desgastados había encontrado escrito mi propio destino.

Con el tiempo buena parte de aquellas noticias fueron expoliadas por algunos que se aprovecharon de la buena fe de mi abuela. Le pedían permiso para consultar datos, o simplemente para curiosear un poco por el pasado del pueblo, y se llevaban recortes relacionados con sus familias o sucesos que no querían que quedaran guardados para siempre en el papel. Del archivo que existe ahora mismo desapareció gran parte de lo que yo recuerdo haber leído de niño. Lo único que no tocaron fueron las crónicas deportivas, las esquelas y unas cuantas noticias más o menos asépticas o insustanciales. Pero supongo que eso será parte del destino del papel. Como nosotros, también está condenado al olvido más tarde o más temprano.

Creo que fue por esos mismos años cuando comencé a escribir mi primera novela. No recuerdo el título ni tampoco cuántas páginas llegó a tener. Supongo que no pasaría de diez o doce hojas de bloc de cuadros o de dos rayas. La escribí a cuatro manos con Carlos Aguiar. No sé cómo nos dio por meternos a escritores. Sí creo que iba de fútbol, de los sueños futboleros de un niño tan soñador como éramos nosotros entonces. Escribir formaba parte de un juego, y se conoce que más o menos tuvo que ser divertido porque con los años recaí varias veces en él, y de hecho ahora mismo no entendería mi vida sin contar con la alianza de palabras o de libros que me salven de la chabacanería, la mediocridad y de lo absurdo de nuestra poca existencia.

No mienten quienes dicen que la vida se va a en un abrir y cerrar de ojos. Creo que cada uno de nosotros tiene sobrados ejemplos de la verdad que encierra ese adagio. Y también es cierto que en medio de esa voracidad del tiempo y del caos más o menos cotidiano cada cual se defiende como buenamente puede. Yo lo hago tirando de las palabras. Ya no es tanto un juego como una necesidad imperiosa para asirme al mundo y para no perder las referencias del pasado. Digamos que es una forma de alargar nuestra propia existencia. Cada tarde que nos sentamos a recordar o a contar a otros nuestros recuerdos nos estamos regalando una moviola que nos ensancha y nos vuelve un poco menos temporales. Sólo así se entiende esta perseverancia literaria. Incluso las noticias que hoy leemos por encima en los periódicos las convertirán en sueños quienes nos sobrevivan. Si no escribimos, nuestra existencia no será más que una cita cronológica de hechos aburridos que se acabará muriendo indefectiblemente con nosotros. Sólo poniéndole ánima y palabra salvamos a nuestro tiempo del olvido.

Noviembre de 2007.

IR A LA WEB DE SANTIAGO GIL


Diseño gráfico de José Miguel Valdivia.


Modificado el ( miércoles, 02 de enero de 2008 )
 


DETRÃS DE LAS VENTANAS
Por Santiago Gil

Las calles de nuestra infancia también estaban pobladas de sombras. Uno a veces tenía la sensación de estar pisando los mismos pasos de otros que nunca conocimos, antepasados que también subirían y bajarían esas mismas cuestas con el ánimo ciclotímico de cada momento. Ni siquiera a última hora de la noche, con el pueblo vacío y silencioso, te llegabas a sentir solo en el mundo. A veces tengo la sensación de que hay ciertas corrientes de aire que mantienen habitadas cada una de las esquinas del casco histórico guiense, y lo más probable es que hasta nosotros mismos formemos parte de esas presencias abstractas y algo fantasmales que casi siempre se acaban confundiendo con los recuerdos.  
Leer más...
 

ESPECIAL 1811-2011

En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael Bento y Travieso.

Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre amarilla.

Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la votiva y popular Fiesta de "Las Marías"

Ver reportaje >>


V Ã D E O S - D E - 2 0 0 8
 
CRÓNICAS DEL AYER
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock

Por Augusto Ãlamo Suárez, Ingeniero agrícola, y Sergio Aguiar Castellano, Archivero Municipal de Guía

Cuando el empresario agrícola, David J. Leacock, popularmente conocido como Mr. Leacock, fallece el 22 de abril de 1980, hace ahora treinta años, desaparece una de las figuras más destacadas y emblemáticas de la historia de la comarca norte de Gran Canaria en el siglo XX.

Leer más...
 

LA MUESTRA ESTARÃ ABIERTA HASTA OCTUBRE
Leacock, Harris y Douglas, memoria imborrable de la agricultura canaria

Amado Moreno

Con una singular y lograda exposición abierta anoche en la Casa de la Cultura, el ayuntamiento de Guía rinde justo homenaje estos días a tres destacad,os empresarios ingleses del pasado: David J. Leacock, Douglas Charles Fenoulhet y Anthony Harris. Avanzado el siglo XIX y después en el XX, los tres fueron decisivos en el impulso del cultivo y exportación de plátanos y tomates canarios.
Leer más...
 
Centenario del Hospital de San Roque

Pedro González-Sosa
Cronista oficial

Se celebra el lunes 10 de agosto, dentro de los actos del programa preparado por el ayuntamiento con motivo de sus fiestas patronales, el primer centenario de la implantación en Guía de Gran Canaria del que constituyó el también primer hospital allí abierto para el servicio no solo de la población guiense sino de aquella zona.
Leer más...