Inicio arrow Prosa arrow Reflexiones arrow Otoño. Javier Estévez Ciudad de Gua, 24 de abril de 2024

PDF Imprimir E-Mail
Calificacin del usuario: / 0
MaloBueno 
jueves, 08 de noviembre de 2007
Otoño (reflexión)

Javier Estévez

El viento se pasea por la tierra como un viajero solitario y con sus manos torpes y haraganes arranca las hojas a un castaño encorvado por la sed. Mis pasos crepitan sobre un cementerio de hojas caducas que alfombran el sendero por el que me abandono. A lo lejos, las agudas siluetas de los cipreses denuncian la incómoda presencia de un cementerio. Siempre es otoño en los cementerios. Como las generaciones de las hojas, así son las de los hombres, escribió nuestro padre Homero.

Ya el otoño se derrama irremediablemente sobre un paisaje socarrado por el sol. Un otoño que se presenta con botánica paciencia. En las catacumbas de los pinares y los brezales, un regimiento desordenado de nízcalos, amanitas, boletus y pleurotus esperan impacientes las primeras lluvias para rasgar la corteza de la tierra y asomar su cabeza fálica y aparasolada. El salmo de los micólogos: más vale perder una seta en la vida que la vida por una seta.

 

El cielo es más inalcanzable que nunca durante el otoño. Mientras el alisio hiberna barren las alturas húmedas borrascas paridas sobre el Atlántico, sirocos ardientes y continentales y vientos que bajan del norte armados de frío y oscuridad. El cielo es un escenario surrealista por el que desfilan atropelladamente nimbos, cirros, cúmulos y estratos.

 

El atardecer se posa sobre la cornisa del horizonte. Es tiempo de volver. Las gaviotas triangulan el ocaso mientras que las garcetas abandonan la costa y su basalto para descansar merecidamente en los márgenes tibios que le ofrece el agua encarcelada de los estanques. Un mirlo posado sobre la rama curvada de un tarajal acribilla la tarde con su aflautado canto. Siempre son los últimos en cantar.

 

El mar ensimismado parece una meseta oceánica y se abandona en las playas y ensenadas cansado de tantas estulticias y naufragios. Si ahora brotaran encinas sobre su espalda creería estar sobre un cerro testigo de esa Castilla milenaria.

 

El otoño es la patria del poeta. Desnuda está la tierra, y el alma aúlla al horizonte pálido como loba famélica.¿Qué buscas poeta, en el ocaso?. Otoño es el tiempo de Machado. Y aunque no lo parezca, amigo, ya es otoño.



 

Modificado el ( domingo, 11 de noviembre de 2007 )
 

ESPECIAL 1811-2011

En 1811 regía el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José Almeida Domínguez, y destacaban como figuras preeminentes nacidas en Guía tres nombres propios que han pasado a la historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael Bento y Travieso.

Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas Canarias en el siglo XIX, Guía sufrió especialmente ese mismo año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre amarilla.

Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo protagonizar a los vecinos de las medianías guienses aquella famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada año sacarían a la Virgen de Guía en procesión. Cumplióse el ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la cigarra y desde entonces en Guía se celebra cada septiembre la votiva y popular Fiesta de "Las Marías"

Ver reportaje >>


O P I N I Ó N


Tradición y folclore se dan la mano en la Fiesta de Las Marías de Guía
por Luis Miguel Arencibia

El tercer fin de semana de septiembre, el pueblo de Santa María de Guía celebra una de fiesta declarada en Canarias como Bien de Interés Cultural: La Rama en Las Marías. Es una “fiesta de agradecimiento” a la Virgen de Guía, que cumple más de dos siglos de vida. Allá, en el año 1811, los agricultores, ganaderos y campesinos de los municipios de Guía, Gáldar y Moya, tras sufrir un sinfín de calamidades (plagas de langosta, la fiebre amarilla, sequía…) subieron a la Montaña de Vergara y prometieron a su Virgen que, si daba fin a todas estas penurias, cada año celebraría una fiesta de agradecimiento por el milagro otorgado. Y, así, generación tras generación, Santa María de Guía celebra estas fiestas en honor a Las Marías, de la mano de los Mayordomos, los responsables de cumplir la tradición, así como de organizar, conservar la pureza y la devoción de este acontecimiento festivo y religioso.

Leer ms...