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domingo, 19 de agosto de 2007 |
RAFAEL ALMEIDA, EN GUÃA, UN DESCONOCIDOPor Erasmo Quintana
Ocupa hoy nuestro interés la figura de un excepcional personaje guiense, cuyo ciclo prolÃficamente vital, discurrió en casi todo el siglo XIX y primer tercio del XX. A simple vista, lo que llama la atención del observador en este hijo de GuÃa es que le hayan reconocido sus muchos méritos en Las Palmas de Gran Canaria, rotulándole una calle que confluye en la plaza de Farray, Guanarteme, y en GuÃa, lugar donde vio la luz primera y donde murió; donde desarrolló una intensa actividad polÃtica siendo alcalde, pasando por el comercio y la agricultura en los que su impronta se verÃa coronada por el éxito, todo en mejora y beneficio de su pequeño, pero importante solar, no tenga también rotulada una calle que diga perennemente a sus paisanos el gran hombre que fue.Personaje temperamental, inteligente y de insobornable rectitud, llegarÃa a la alcaldÃa impelido por la necesidad de reconducir la nave Consistorial, pues tocaba fondo en los arrecifes de la mala administración. (El progreso o el estancamiento de los municipios a ella se debe en gran medida, indudablemente). Época aciaga en la que los comportamientos democráticos se reducÃan a la más grotesca de las caricaturas: Un alcalde –AgustÃn Aguilar- elegido por el procedimiento censitario, una vez nombrado, cambiaba su cargo con Salvador MartÃn Bento, juez en propiedad; y asÃ, de la noche a la mañana quien era juez fue alcalde y quien alcalde, juez.Hombre Ãntegro don Rafael Almeida Mateos y honesto a carta cabal, se verÃa obligado a dejar el cargo por la intriga al uso de la época: Don Antonio López Botas presentaba a don Fernando León y Castillo para diputado a Cortes por el distrito de GuÃa; don Pedro Acedo, sin la autorización de don Rafael Almeida comprometió a éste con su voto a sabiendas de su filiación republicana. Presentábase un monárquico y un republicano. El alcalde Almeida desautorizarÃa a su “representante†y dio el apoyo, como era de suponer, al republicano el doctor Miguel Rosas. Esto le granjeó la enemistad con los monárquicos ganadores y, hastiado de intrigas y maquinaciones del más bajo estilo, abandonarÃa la polÃtica para siempre.Ello no hizo interrumpir sus grandes dotes de hombre de acción. A él se debe en buena cuota el muelle de El Refugio en Las Isletas, convenciendo a don Juan León y Castillo de la idoneidad de su ubicación –que a él se debe y no a su hermano don Fernando la idea del estudio de lo que serÃa el gran muelle de La Luz-. Hasta el punto, que el polÃtico llegó a pedir no lo relacionaran “con tan descabellado proyecto†al conocer el costo presupuestario inicial. La clarividencia de Almeida Mateos quedó pues de manifiesto, pues eran momentos en que se disponÃan nuevamente a reparar el viejo muelle de San Telmo, derrochando asà capital y esfuerzo cada año, ya que el pequeño abrigo era vÃctima en cada estación invernal de los grandes temporales.La anécdota de Rafael Almeida, en nuestro parecer más curiosa, es que a él se debe, en parte, la producción a gran escala de la platanera, al menos en lo que a nuestra isla se refiere. Fue con ocasión de la visita que hizo al Archipiélago la inglesa viajera Olivia M. Stone; la que, cuando recaló por GuÃa, con intención de ver la cueva de la bella Andamana (Cueva pintada de Gáldar), traÃa carta de presentación a nombre de nuestro importante guiense. Como un buen caballero, éste dispuso todo lo necesario, e incluso acompañó a la inglesa más allá, hasta las tumbas aborÃgenes del Maipez, en Agaete. Eran tiempos en que decaÃa el cultivo de la caña de azúcar; época en que la cochinilla estaba igualmente en franco retroceso –como hoy lo está el tomate, por ejemplo-, pues salÃa al mercado la anilina, tintura quÃmica que acabarÃa desplazándola. Miss Stone, observando un pequeño cercado de bananos contiguo a la Cueva, le dijo cómo no embarcaban esa fruta para Londres, pues era muy estimada allÃ. A esto le contestarÃa que la producción era escasa porque los buques venÃan de tarde en tarde. La viajera le replicó: “No es razón convincente, Sr. Almeida; produzcan ustedes muchas bananas y ya vendrán buques con bastante frecuencia a cargarla y distribuirla por Europaâ€. –“Tiene usted mucha razón†le contestó. Fue a partir de entonces cuando empezó su trabajo de mentalización, artÃculos en prensa incluidos, hasta que la idea fue tomando cuerpo y creciendo, creciendo, para llegar a lo que fue: Uno de los primeros productos de nuestra tierra.Y a todas estas, qué desmemoriados, cicateros y poco agradecidos somos –entre los que me incluyo- con los próceres que ha dado GuÃa de Gran Canaria. ¿Veremos algún dÃa una calle con su nombre?Erasmo Quintana.Agosto de 2007.
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Modificado el ( domingo, 04 de noviembre de 2007 )
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FUERA DE JUEGOPor Santiago Gil
Me ha pasado muchas veces a lo largo de la vida. Un buen
dÃa te ves en una ciudad extraña o en la sala de embarque de un
aeropuerto y te preguntas qué estás haciendo y hacia dónde estás
conduciendo tus pasos cada vez más apurados y estresantes. Pero también
te pasa al lado de tu casa, o cuando la muerte te golpea de cerca, o en
esos dÃas que amanecen tristes incluso antes de que tú despiertes y
entres a formar parte de la comedia diaria. |
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regÃa el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida DomÃnguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en GuÃa tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, GuÃa sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianÃas guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarÃan a la Virgen de GuÃa en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en GuÃa se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las MarÃas"
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V Ã D E O S - D E - 2 0 0 8 |
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CRÓNICAS DEL AYER |
A treinta años del fallecimiento de Mr. Leacock
Por Augusto Ãlamo Suárez, Ingeniero agrÃcola, y Sergio Aguiar Castellano, Archivero Municipal de GuÃa Cuando el empresario agrÃcola, David J. Leacock, popularmente conocido como Mr. Leacock, fallece el 22 de abril de 1980, hace ahora treinta años, desaparece una de las figuras más destacadas y emblemáticas de la historia de la comarca norte de Gran Canaria en el siglo XX.
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LA MUESTRA ESTARÃ ABIERTA HASTA OCTUBRE Leacock, Harris y Douglas, memoria imborrable de la agricultura canaria
Amado Moreno
Con una singular y lograda exposición abierta anoche en la Casa de la Cultura, el ayuntamiento de GuÃa rinde justo homenaje estos dÃas a tres destacad,os empresarios ingleses del pasado: David J. Leacock, Douglas Charles Fenoulhet y Anthony Harris. Avanzado el siglo XIX y después en el XX, los tres fueron decisivos en el impulso del cultivo y exportación de plátanos y tomates canarios.
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Centenario del Hospital de San Roque
Pedro González-Sosa Cronista oficial
Se
celebra el lunes 10 de agosto, dentro de los actos del programa preparado
por el ayuntamiento con motivo de sus fiestas patronales, el primer
centenario de la implantación en GuÃa de Gran Canaria del que constituyó
el también primer hospital allà abierto para el servicio no solo de la
población guiense sino de aquella zona.
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