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lunes, 23 de julio de 2007 |
EL AGUA Relatos cortos (4)
Erasmo Quintana
El médico se
pone pesado con nosotros cuando nos vamos haciendo mayores, y debe ser por eso
que el mÃo me aconsejó hace tan sólo unos dÃas que tomara mucha agua por los
incipientes problemas –no muy graves- de mis pobres riñones. Bebo agua como un
poseso desde entonces, y debo describir el tracto interior de este maravilloso
lÃquido conectándolo con un estado de conciencia. El agua llega a mi garganta
fresca y cristalina como una bendición de la naturaleza, y si es precipitada de
lo alto, como un regalo de frescor, y pasa al estómago cual bálsamo
reconfortante. En efecto, el refrescante
lÃquido llega al tracto digestivo proporcionándome un estado de pleno
bienestar; limpia las vÃsceras y pasa a los riñones donde hace de reparadora
limpieza consiguiendo que en esos precisos momentos sienta un estado de alivio
inconmensurable.
El agua pues
como lÃquido indispensable para que haya vida me produce un doble bien, cual es
la sensación gratificante de frescor en mi calenturienta garganta y como medida
de limpieza de mi organismo por su acción de arrastre de todas las excrecencias
que un cuerpo saludable debe desechar. Produce mi sudor, que es un mecanismo
natural de refrigerarse nuestro cuerpo, y conducto –ya señalado- de eliminación
también de toxinas.
La cada vez
más escasa agua que me alimenta asimismo es mi consuelo, pues cuando me vienen
momentos de profunda tristeza acude en mi ayuda en forma de lágrimas como el
mejor de los desahogos y hace que al final acabe sintiéndome mejor.
Y quién lo duda, el agua es un
bálsamo, es la vida misma y sin ella el milagro serÃa imposible: mantiene
verdes los llanos y praderas y es un don inestimable de la naturaleza. Todo
campo resucita y vive, estacionalmente, con su benefactor y mágico efecto. Erasmo Quintana Ruiz
Las Palmas de Gran Canaria - julio 2007
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Modificado el ( miércoles, 31 de diciembre de 2008 )
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ESPECIAL
1811-2011 |
En 1811 regÃa el pueblo, en calidad de Alcalde Real, don José
Almeida DomÃnguez, y destacaban como figuras preeminentes
nacidas en GuÃa tres nombres propios que han pasado a la
historia de Canarias: el escultor José Lujan Pérez, el canónigo
y diputado Pedro José Gordillo, y el militar y poeta Rafael
Bento y Travieso.
Por otro lado, de todas las epidemias que azotaron las islas
Canarias en el siglo XIX, GuÃa sufrió especialmente ese mismo
año una de las que causaron mayores estragos, la fiebre
amarilla.
Y por si fuera poco, en pleno padecimiento de los efectos de la
epidemia apareció una nueva plaga, la de langosta, que arrasó
materialmente todo lo que estaba plantado y que hizo
protagonizar a los vecinos de las medianÃas guienses aquella
famosa promesa de que si les libraba el Cielo de la plaga, cada
año sacarÃan a la Virgen de GuÃa en procesión. Cumplióse el
ruego, llovió tanto en la comarca que las aguas acabaron con la
cigarra y desde entonces en GuÃa se celebra cada septiembre la
votiva y popular Fiesta de "Las MarÃas"
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O P I N I Ó N |
Tradición y folclore se dan la mano en la Fiesta de Las MarÃas de GuÃa por Luis Miguel Arencibia
El tercer fin de semana de septiembre, el pueblo de Santa MarÃa de GuÃa celebra una de fiesta declarada en Canarias como Bien de Interés Cultural: La Rama en Las MarÃas. Es una “fiesta de agradecimiento†a la Virgen de GuÃa, que cumple más de dos siglos de vida. Allá, en el año 1811, los agricultores, ganaderos y campesinos de los municipios de GuÃa, Gáldar y Moya, tras sufrir un sinfÃn de calamidades (plagas de langosta, la fiebre amarilla, sequÃa…) subieron a la Montaña de Vergara y prometieron a su Virgen que, si daba fin a todas estas penurias, cada año celebrarÃa una fiesta de agradecimiento por el milagro otorgado. Y, asÃ, generación tras generación, Santa MarÃa de GuÃa celebra estas fiestas en honor a Las MarÃas, de la mano de los Mayordomos, los responsables de cumplir la tradición, asà como de organizar, conservar la pureza y la devoción de este acontecimiento festivo y religioso.
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