Ciudad de Guia (Gran Canaria, Spain)

IMPORTANTE CONTRIBUCIÃ“N A LA HISTORIA DE GUÃA

Erasmo Quintana

La historia de los pueblos la va haciendo sus hijos con el afÃ¡n de cada dÃa, sus sueÃ±os y la redenciÃ³n sacrificada de cada uno. AsÃ como de GuÃa de Gran Canaria se conoce todo aquello fundamental que lo dibuja con contornos seÃ±eros de asentamiento principal y punta de lanza del progreso de la Comarca: econÃ³mico, cultural, artesano y medianÃas de buenos pastos, ademÃ¡s de cuna de prohombres que destacaron en distintas disciplinas del saber, no conocÃamos sin embargo aquel aspecto que tanto ha tenido que ver en ese progreso que hizo a este viejo solar tan importante, que devino de la enseÃ±anza desde los modestos cimientos de la misma, en una Ã©poca que por lo general tan poca importancia se le prestaba.

Pues bien, para llenar esa oscura laguna â€“que no es exclusiva de nuestro municipio, todo hay que decirlo- ahÃ estÃ¡ ya el buen trabajo de concienzuda recopilaciÃ³n que nos brinda el estimado amigo mÃo, Sergio Aguiar Castellano, con su â€œDatos para un estudio sobre la EnseÃ±anza en GuÃa de Gran Canariaâ€, el cual nos presenta con profusiÃ³n de fotos-documento, fruto de su rigurosa preparaciÃ³n universitaria y de su aventajada condiciÃ³n de archivero municipal.

La recreaciÃ³n que hace de aquellas escuelas infantiles, por lo general en casas privadas, nos lleva al recuerdo de nuestra niÃ±ez, porque ese niÃ±o que hemos sido, nunca se va de nosotros. Ã‰l es quien guÃa muchas de nuestras acciones actuales y nos sume en la melancolÃa cuando recordamos aquellos lejanos dÃas en que nuestros padres nos llevaron a la escuelita de don Pedro, de Carmelita, de Pepitoâ€¦, sentados en unas sillas pegadas al suelo, cantando nÃºmeros y oraciones sin sentido para nuestras tiernas entendederas o sacando de una pequeÃ±a maleta una tabla de madera con su asa, a la que estaba pegada una pÃ¡gina con las primeras letras del abecedario y una pequeÃ±ita pizarra de tiza en la que garabateÃ¡bamos torpemente nuestras incipientes fantasÃas infantiles.

Nos queda de esa Ã©poca el bonito recuerdo de unas personas (el maestro y la maestra) bondadosas, de afable trato y exquisitamente cariÃ±osas con los niÃ±os, cosa esta que acaso suplÃa con creces la posible carencia de conocimientos tÃ©cnicos educacionales del tipo que hoy entendemos la primera enseÃ±anza, sin olvidarnos de las hondas impresiones que reciben los niÃ±os a esa edad, y cuyos efectos influirÃ¡n en ellos durante toda la vida.
Nada mÃ¡s decir de ese estupendo trabajo de mi amigo Sergio, del rigor histÃ³rico que nos trae y la ensoÃ±aciÃ³n a la que nos conduce, relatando desde el primer centro de enseÃ±anza que hubo en GuÃa hasta casi nuestros dÃas. Por Ãºltimo, afirmar desde aquÃ que el mismo servirÃ¡ a partir de ahora de obligada consulta a los futuros estudiosos en esta materia, inÃ©dita en su envergadura hasta la apariciÃ³n de la generosa aportaciÃ³n que nos hace.

Erasmo Quintana

Agosto de 2010.