Otro de los perseguidos por el Santo Tribunal fue el
poeta de Guía (Gran Canaria) Rafael Bento Travieso, tanto por sus poemas
como por su vida azarosa. El inquisidor Borbujo decía en una denuncia del
año 1814 a la Suprema : «Y como el reo, según noticias extrajudiciales,
hace más de un año que se halla en Sevilla nos ha parecido, para los
efectos que puedan convenir indicar a V.A. sus señas personales que son:
altura más que regular, color moreno, edad de 38 a 40 años, con asistencia
diaria a la casa de la condesa viuda de Tilli».
Al abolirse la Inquisición en 1820, Bento le dedicó este poema:
No bien sus infernales llamaradas |
tornó a encender la Inquisición
terrible, |
cuando el brazo de Dios irresistible |
en nuestra España las dejó apagadas. |
Que vuelvan los infames Torquemadas |
a atizar su piadoso combustible, |
hogueras hallarán y muerte horrible |
en todas las naciones ilustradas. |
Potros, garruchas, viles
instrumentos |
con que afligieron al linaje humano, |
tigres de sangre y lágrimas
sedientos, |
pues que ya no os consiente el suelo
hispano, |
volved a los inmundos aposentos |
del que os extrajo una piadosa mano. |
NOTA: TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO "LA INQUISICIÓN EN LA
ISLA DE GRAN CANARIA (1493-1820)", de Fernando Paetow, editado por el
PATRONATO DE TURISMO DEL EXCMO. CABILDO INSULAR DE GRAN CANARIA
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