LAS MEMORIAS DE DON BRUNO QUINTANA QUINTANA

PÁRROCO DE GUÍA (1943-1982)

 

EL OBISPO PILDAIN Y LA MARCHA DE LOS SALESIANOS

BRUNO QUINTANA QUINTANA

(Por la transcripción B. de V.)

Por la Comunidad salesiana de Guía desfilaron muchos miembros de la Congregación que a ella vinieron destinados con propósitos bien "definidos". Y en una de estas "regencias", ocurrió un caso insólito que ocasionó malestar en todos los sectores sociales de esta ciudad y en el mismísimo seno de la Comunidad Salesiana. Por el Gobierno de la Nación se decretó que en varias comarcas se creasen las denominadas escuelas hogares, correspondiendo una a Guía. Las autoridades locales tenían que procurar un edificio adecuado para sus fines. Y en la búsqueda de tal edificio, comprendieron que ninguno mejor que el Colegio Salesianos.

Sin pensarlo mucho se pusieron en contacto con el director del mismo y llegaron a un acuerdo, implantándose la Escuela Hogar en el edificio de la "Fundación Eusebia Armas", que ya, por el fallecimiento de la aquella y en virtud del testamento otorgado, pertenecía por entero al Obispado de Canarias. Todo esto se efectuó sin contar, sin consultar nada en absoluto, con el señor Obispo, como era lógico, lo legal o, por lo menos, por cortesía. Pildain y Zapiain se enteró por un miembro de la Inspección de Primera Enseñanza de esta "ilegal" implantación y pidió a la inspección copia de todos los trámites y decisiones llevadas a cabo con este motivo, por lo que quedó enterado de todo lo que se había realizado "a espaldas" suyas para establecer en dicho edificio la Escuela Hogar.

En una ocasión en que el Obispo tuvo que personarse en Guía para firmar ante el notario las escrituras relativas a unas fincas legadas al Seminario en San Nicolás de Tolentino, se encontró con una fiesta escolar de fin de curso, con la Plaza del General Franco abarrotada de público. Al percatarse las autoridades que estaban en el acto de que monseñor Pildain subía las escaleras del templo, se acercaron a saludarle, entrando posteriormente en la iglesia, donde oró brevemente.

A la salida, se acercó a saludarle el director de los Salesianos.

Al verlo el señor obispo, estando yo presente, le dijo:

-¿Ustedes tienen establecida una Escuela Hogar en el edificio de la Fundación de doña Eusebia?

A lo que el director contestó:

-No señor, no.

El obispo, visiblemente afectado por esta rotunda negativa, replicó:

-¿De modo que usted niega una cosa que sabe positivamente que es cierta? Yo tengo en mi poder copia de todos los documentos que se han tramitado con motivo de establecer allí la Escuela Hogar y usted me lo niega.

Este proceder del director en ocultar la verdad de los hechos consumados y fehacientes, provocó tal reacción en el espíritu del señor Obispo que, aprovechando la oportunidad de la fiesta escolar que se iba a celebrar; él, tan amante de los niños, y la invitación del señor alcalde para que dirigiese su autorizada palabra desde el estrado preparado para las autoridades, con su peculiar elocuencia y persuasión pronunció un fogoso discurso poniendo en evidencia la verdad de la Fundación benéfica llevada a cabo por la señora doña Eusebia Armas y la tergiversación de los fines de la misma realizada por los encargados de dar cumplimiento a ellos, según las disposiciones de la fundadora y el contrato firmado entre ambos. Terminó diciendo que si tales encargados no cumplían con esas disposiciones concordadas, "estaban de más en Guía".

Esto causó un poco de revuelo entre el público asistente, surgiendo comentarios muy variados según el criterio y punto de vista de cada uno de los oyentes.

Vino la calma, las "aguas" volvieron a su cauce pero siguen "remansadas" en esta Fundación, contentándose los encargados con la primera enseñanza sin querer que se implante la enseñanza de artes y oficios como era la intención y los deseos de la fundora Eusebia Armas Almeida, para promocionar a los hijos de las familias modestas que no tenían medios económicos para estudios superiores.

Así siguen las cosas llevando una vida lánguida y de espera en dicho colegio hasta este momento (18 de marzo de 1971) en que escribo...

Y sucedió lo que se preveía: por esa misma vida lánguida que llevaban en dicho colegio los padres salesianos, vino el colapso y el colegio se clausuró. Voluntariamente, los padres se marcharon, no sin antes renunciar al "derecho de preferencia" que le concedía el testamento de la fundadora para llevar a efecto los fines benéficos que con la fundación se proponía la misma y disolver la comunidad que se organizó al hacerse cargo del citado colegio, extremos que les exigió el señor Obispo por medio del administrador de la citada obra, don Antonio Limiñana López, al dejar ellos -como hemos dicho voluntariamente- esta labor benéfica. Así pues, los Salesianos se marcharon de Santa María de Guía el primero de agosto de 1971 en la persona del que fue último director, don Modesto Cabano.

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