LAS MEMORIAS DE DON BRUNO QUINTANA QUINTANA

PÁRROCO DE GUÍA (1943-1982)

 

UNA OBRA SALIDA DE LA GENEROSIDAD DEL PUEBLO

BRUNO QUINTANA QUINTANA

(Por la transcripción: B. DE V.)

"Como señalaba ayer, hubo luz verde para construir el Camarín de la Virgen de Guía. Las obras de mampostería -reforzamiento y revestimiento de pisos, techos y paredes- se le encargaron al maestro de obras don José Bolaños Pérez. Se renovó el techo de la sacristía, que habría de ser el piso del Camarín, haciéndolo de cemento con vigorosas vigas, teniendo en cuenta el enorme peso que habría de soportar al celebrarse algún acto religioso o cultural en el mismo. Se construyó una nueva habitación a la izquierda de la entrada al lugar, que se llamará "Sala Luján Pérez"; se rebajó el piso de la habitación que está sobre Las Mercedes para ponerla al nivel de la anterior y se hizo desaparecer el "muerto" que estaba bajo la escalera de subida al Camarín, construyendo en su lugar una nueva habitación que ha sido muy útil para los utensilios del templo. También se renovó el techo, sustituyendo la mayoría de los tableros de tea que constituían el artesonado que sostenía las tejas, carcomidos o podridos por su contacto con la tierra, por otros nuevos -también de tea- sobre los que se echó una capa de hormigón para colocar de nuevo las tejas.

Se renovaron también los techos que cubrían la subida al Camarín por el portalón existente en la Capilla del Carmen y el de la habitación de Las Mercedes, que eran de astillas de tea y barro sobrepuestas, un material más bien propio para cuadras que para dependencias del templo; no quedando al margen la entrada a la sacristía por la calle San José, en la que se colocaron jambas y dinteles de cantería rosa artísticamente labrada por artesanos de Arucas y sacada del Barranco de Valerón, al igual que se hizo en las ventanas del Camarín, colocándose en su centro un escudo de la Orden de Calatrava, en piedra, encontrado poco antes en los sótanos de la casa de doña Eusebia Armas Almeida.

También se colocaron jambas y dinteles de la misma cantería en las puertas que, desde la sacristía, conducen al interior del templo. Y por último se empotraron en la pared medianera de la casa situada al este tres grandes vitrinas y un bellísimo y artístico arco de cantería violeta traída de Tirma, donada por su propietario don Graciliano Morales Ramos; proyectado -el arco- por el artista Santiago Santana y labrado por el artesano de Arucas don Antonio Cabrera.

Una vez finalizada la obra de mampostería, se procedió a la ornamentación y decoración de todas las dependencias del Camarín, delicadísima labor cuya dirección fue encomendada, por unanimidad, a don Néstor Álamo Hernández, que aceptó muy gustoso y desinteresadamente. Con gran cariño, entusiasmo y sacrificio, emprendió esta grandiosa y artística obra, cooperando con él los restantes miembros de la comisión "Amigos del Camarín" y los componentes realizadores: el artista don Juan Serrano Moreno, autor de todos los tallados, de varias cabezas de ángeles en madera y del escudo de la ciudad en el mismo material; don Pedro Mendoza Moreno, maestro ebanista, que colaboró eficazmente con el anterior en la preparación de la madera, y la fina e inteligente pintora, señorita Juana López Moreno, autora de todos los motivos y bella policromía de las paredes y tallados, así como de la cabeza de los ángeles. Todos son hijos de Guía que con clara inteligencia supieron ser fieles intérpretes y realizadores de las directrices y sugerencias artísticas de don Néstor. Para éste y para los citados, nuestra profunda gratitud y la de la ciudad de Guía, que se siente satisfecha y razonablemente orgullosa de poseer esta joya de arte para su amada Patrona, generosa obra de sus hijos en su honor.

Las obras del Camarín tardaron diez años, aunque se produjeron algunas interrupciones por falta de recursos económicos o ausencias forzadas de algunos de sus realizadores. Costaron mucho dinero, que fue adquirido en muy variadas cuantías: desde el donativo de 5 pesetas a las 100.000, procedentes de los hijos de Guía, residentes en ella o en la capital, Madrid o Venezuela -que también los hubo que ayudaron a la obra-; desde lo recaudado en cenas realizadas en el Casino o las aportaciones del Ayuntamiento y entidades bancarias, a un premio de 10.000 pesetas otorgado por el Cabildo Insular. Si fuésemos a contabilizar los gastos habidos en esta obra, pasaría de los dos millones de pesetas lo invertido. Pero hay que tener en cuenta que ni cobró sus derechos don José Luis Jiménez, ni el director artístico, don Néstor Álamo, ni la pintora señorita Juana López, que compraba con su dinero pinceles y otros materiales.

Y el tallista, don Juan Serrano, que se tomó con gran cariño esta obra, tampoco cobró su arte, sino un simple jornal como cualquier obrero del ramo. Solamente se pagó el material adquirido, la obra de mampostería, los jornales de quienes vivían de su trabajo, los transportes y los derechos sociales. De todo esto he querido dejar constancia para conocimiento futuro y por eterna gratitud. Terminada esta obra, se procedió a estudiar la iluminación, delicado trabajo que se le encomendó a don Sebastián Benítez Montesdeoca, que con sus hábiles conocimientos fue llevando a cabo la idea, asesorado por miembros de la Comisión y los jóvenes don Cayetano Guerra Aguiar, escultor, y don Miguel Gordillo Díaz, maestro nacional.

Al mismo tiempo se estudió y planeó la ubicación de las vitrinas en las que, en su día, habían de exponerse objetos de valor y preciosos ornamentos existentes en la Parroquia, cerrándose los trabajos con la colocación de un bello farol, obra de don Manuel Osorio, en la escalera principal del Camarín".

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