Cuestionario imprescindible
Santiago Gil
¿Dónde percibiste la primera emoción de un acorde?
¿Cuál fue la primera canción que escuchaste? ¿Cuándo cantaste por vez
primera? ¿Cómo se llamaba tu primer amor? ¿En qué momento entendiste lo
que era un gol? ¿Dónde golpeaste el primer balón de fútbol? ¿Quién horneó
el primer pan que probaste? ¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que
cataste el alcohol? ¿Dónde te fumaste el primer cigarrillo? ¿Con quién lo
compartiste? ¿Cuándo viste el primer pecho de mujer? ¿Recuerdas por qué
llorabas de niño? ¿Qué era lo que más ilusión te hacía cuando tenías seis
o siete años? ¿En qué momento aprendiste que la a era a y que la b con la
a sonaba ba? ¿Cuándo entendiste que dos más dos sumaban cuatro? ¿Quién te
enseñó qué representaba el cuatro y cuantos unos hacían falta para que el
cuatro fuera justamente cuatro y no cinco o dieciséis? ¿Eres capaz de
recordar de carrerilla el nombre de tus diez mejores amigos de la
infancia? ¿Qué alimento te daba asco? ¿Te acuerdas de las truchas de
batata por Navidad? ¿Y del olor a gofio recién molido? ¿Recuerdas cuando
comprabas en la tienda cien gramos de jamonilla? ¿Qué golosinas pedías en
los bazares y los quioscos? ¿Por qué te hiciste del Real Madrid o del
Barça? ¿Cuándo empezaste a entender que en la vida no siempre gana el que
se lo merece? ¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta de que existe
el abuso? ¿Recuerdas el nombre de alguno de aquellos perros callejeros que
adoptabas con tus amigos durante varias semanas? ¿Dónde se llevaban luego
a esos perros? ¿Por qué desaparecían? ¿Por qué sigues encontrándote perros
con la mirada perdida en las cunetas de las carreteras? ¿Te acuerdas de
los caracoles? ¿Y de las mariposas de colores? ¿Y de aquellos gatos que se
dejaban acariciar por nosotros desde que eran cachorros? ¿Serías capaz de
reconocer los lugares en los que te escondías cuando jugabas a Policías y
Ladrones o al Escondite? ¿Por qué te daban miedo las campanas cuando
tocaban a muerte? ¿Por qué, en cambio, te ponías eufórico cuando tocaban a
rebato y se confundían con las tracas de voladores? ¿Te acuerdas de
aquellas misas interminables? ¿Y de cuando descubrimos el campo en las
primeras escapadas? ¿Y de las casetas que construíamos con cuatro
cartones? ¿Cuánto hace que no te acuerdas de tus abuelos? ¿Serías capaz de
colocar en su sitio a todos los que ya no están, en sus tiendas, sus
talleres, sus balcones o sus tertulias interminables en bancos de madera
de plazas que eran entonces el centro de la actividad cotidiana? ¿Es
preciso olvidar para seguir sobreviviendo? ¿No traicionamos nuestra propia
vida cuando olvidamos? ¿Serías capaz de resolver una raíz cuadrada si te
la pusieran ahora mismo delante? ¿Cuándo entendiste lo que significaba la
muerte? ¿Dónde te viste flotando por primera vez? ¿Cuál fue el primer
poema que te leyeron? ¿Quién fue la primera persona que te levantó la
mano? ¿Podrías rememorar una por una las noches de Reyes de tus primeros
doce años? ¿Y te acuerdas del sabor de la hostia el día de la Primera
Comunión? ¿Quién te explicó en qué consistía el tiempo? ¿Cuándo entendiste
lo que marcaban las manecillas del reloj? ¿Quién te enseñó a montar en
bicicleta? ¿Dónde diste tus primeros pasos sobre la tierra? ¿Qué te hacía
reír cuando eras niño? ¿Cuándo empiezas a alejarte de la esencia de las
cosas? ¿En qué momento comienza la rutina a ganarle la batalla a la
aventura diaria y a la emoción? ¿Por qué las hogueras te llevan sobre la
marcha a la infancia? ¿Por qué hay olores que por más años y más ausencias
que les caigan encima siempre hacen posible el milagro del regreso? ¿Dónde
quedó escrito todo ese pasado que formó parte de cada uno de nosotros?
¿Cuánta vida dejaste entre las calles de tu pueblo?
Noviembre de 2006.
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