DOCUMENTOS DE INTERÉS PARA 

GUÍA DE GRAN CANARIA

LA HACIENDA DE LA HOYA DE PINEDA: UN EJEMPLO DE LA DECADENCIA DEL CULTIVO DE LA COCHINILLA

El ciclo depresivo que se vive en Canarias entre 1820 y 1850, por la pérdida de los mercados europeos ante las medidas proteccionistas y por las calamidades naturales como sequías, plagas de cigarras y epidemias, tiene su efecto negativo en la comarca aunque atenuado por el potencial agropecuario de las medianía subhúmeda y la estrecha relación comercial con el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Superada la crisis y consolidado el régimen liberal se producen cambios económicos en Canarias, sobre todo tras la abolición de las leyes proteccionistas (1846) y la aprobación de los puertos francos(1852).

Pero todo no fue gracias a las franquicias, el modelo capitalista contó con un nuevo cultivo exportador, la cochinilla o grana, que satisfacía las exigencias de una industria textil en expansión.

De esta forma, y a partir de ese momento, las tierras de la Comarca Norte de Gran Canaria, se llenaron de nopales. La expansión del cultivo, por parte de los productores isleños fue espectacular, pero controlada su exportación por comerciantes extranjeros.

En torno a 1860 sólo en Guía ya había unas 60 fanegadas de tuneras, situadas en la zona baja, corta superficie pero con alto rendimiento económico.

En los años setenta del siglo XIX la economía internacional entró en una nueva fase recesiva, y de esta forma el sector agrario exportador se vio inmerso en una crisis, siendo determinante la caída de los precios y de las exportaciones de grana, debido a la competencia de productos químicos sustitutivos ( las anilinas sintéticas), todo esto hizo que aquellos que siguieron cultivando cochinilla se arruinaran.

Tal fue el caso de Valentín Molina Galindo, destacado productor de cochinilla de la comarca y con cultivos en Tenerife, que en el año 1871 compra la Hacienda de la Hoya de Pineda a los herederos de Elzeario de Santana, cuya descripción registral es la siguiente: " hacienda de tierras labradías, parte de riego y parte de secano, llamada Hoya de Pineda, que mide en su totalidad 47 fanegadas, 8 celemines igual a 26 hectáreas y 3 áreas, 41 centímetros, y linda también en todo el naciente y norte con camino público, y al sur con la Cordillera del Cortijo de Coronado. Dentro de este lindero y cabida hay remanientes o fuentes de agua que nacen y se utilizan en la propia finca, estanque de argamasa, tanquetas, casas altas y terreras, ermita, cueva, gañanía y otros accesorios, y además un molino harinero"(1879).

Valentín Molina fue uno de esos agricultores obstinados en seguir produciendo cochinilla, viéndose obligado en 1879 a presentar en el Juzgado de 1ª Instancia de Guía, solicitud de quiebra voluntaria, debido a sus cuantiosas deudas, que en enero de 1879 ascendían a 176.175 pesetas de la época., a partir de ese momento la Hacienda de Hoya de Pineda, comienza desmembrarse y a repartirse entre sus acreedores.

Pero nadie mejor que Valentín Molina Galindo para hacernos comprender que pasó con el cultivo de la cochinilla en Canarias a finales el siglo XIX, sus palabras, expresadas en la memoria que presenta en el juzgado para solicitar su quiebra voluntaria son elocuentes:

"Nadie ignora que los crecidos precios que alcanzó la grana o cochinilla en años anteriores y el valor, exagerado quizá, que adquirieron, por consiguiente los terrenos que el nopal se plantaba, y cultivaba hicieron concebir a todos esperanzas de mejorar fortuna.

El que suscribe compró por entonces varias fincas así en la Isla de Tenerife como en esta de Gran Canaria, entre otras la denominada Hoya de Pineda y también la de Los Llanos, obligándose a pagar a plazos la mayor parte de su precio, y mientras un interés crecido. Después de hechas estas y otras compras en idénticas condiciones sobrevino una baja en aquel articulo, que cada vez se fue acentuando más en términos de no producir al que habla las fincas expresadas ni aun para el pago de intereses.

Queriendo en esta razón salir a todo trance del angustioso estado en que, causas ajenas a su voluntad habían puesto, empezó el dicente el cultivo del tabaco que, como es sabido no ha llegado a producir los frutos y rendimientos que la protección del Gobierno y el patriotismo del El Porvenir Agrícola hacían esperar. Por todas estas causas lejos de disminuir crecieron su apuros.

Y añadiendo a lo expuesto, las perdidas considerables que la fortuna del que expone ha sufrido en diversas reacciones con las quiebras sucesivas de varias importantes casas del Comercio de Tenerife y Las Palmas, el Juzgado y sus acreedores comprenderán fácilmente que su situación actual proviene de causas generales que a todos en mas o en menos han afectado en estas Islas y no de mala administración de su parte. Guía, Enero 15 de 1879. Valentín Molina."

SERGIO AGUIAR CASTELLANO

Licenciado en Filología Hispánica(Universidad de La Laguna

Especialista Universitario en Archivística (UNED)

Texto Publicado en el programa de las Fiestas en Honor a San Antonio de la Hoya de Pineda en Junio de 2002

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