TEXTO DEL
PREGÓN DE
LAS FIESTAS DE LA VIRGEN 2006
Por LUÍS ANTONIO GONZÁLEZ
MENDOZA
Señor alcalde, señores concejales, autoridades,
estimados conciudadanos y amigos de la ciudad de Santa María de Guía.
He pasado buena parte de los últimos treinta años en
lugares más o menos alejados de este pueblo. Supongo que, como muchos
otros viajeros antes que yo, marché buscando cosas que no me había dado
cuenta que las llevaba en el bolsillo, y que, como otros que me crucé en
el camino, nunca me fui completamente.
Durante años he estado volviendo a estas calles para
ver si de esta manera podíamos llegar a entendernos un poco mejor el uno y
el otro. Ahora que, como diría un gran poeta, pronto se cumplirán "treinta
años de que tengo veinte años", me doy cuenta de que he llegado a la
segunda parte de mi propia historia, la de volver a Guía, y no puedo
encontrar mejor manera de empezarla que dándole las gracias por esta
invitación que me confirma lo que siempre he creído: que el honor no
distingue a quien lo recibe, sino a quien lo otorga. Y como no soy más que
un humilde profesor, me gustaría intentar corresponder con lo único que sé
hacer, con una modesta disertación. Una pequeña lección, que nunca le
expliqué a nadie pero que es de mi pueblo y, quizá, también del de
ustedes.
Pero antes de seguir adelante, permítanme un paréntesis
obligado por el reciente fallecimiento del anterior alcalde Oscar
Bautista, cuya noticia nos ha conmocionado a todos. Oscar, que siempre
quiso hacer cosas que nos mejoraran la vida a todos, le hubiera gustado
seguir construyendo con nosotros este pueblo; a base de ideas,
pensamiento, amistad y paz, porque él era un hombre práctico y sabía que
con estos materiales se construye fuerte y seguro la vida de cualquier
comunidad. Descanse en paz.
Ruego en este momento nos pongamos todos en pie y en su memoria, le
dediquemos un minuto de silencio.
El tema de hoy comienza en un tiempo cuando las
noticias todavía eran en blanco y negro, los guardias y a veces los días,
vestían de gris. Pero para nosotros, sin embargo, Guía y su comarca era el
lugar más grande del mundo. Teníamos lo que los viejos dicen "la vida por
delante", y todos los días, cuando salía de la escuela graduada en
compañía de un montón de chiquillos, nos acercábamos a lugares como el
campo de fútbol o al polideportivo del barranco, a la plaza, a la cuesta,
a San Roque, al campo, e incluso a la Iglesia, donde se practicaban todos
los juegos tanto homologados como inventados, en los que dábamos rienda
suelta a nuestra imaginación y se quemaban las calorías de los alimentos
que tanto costaban proporcionarnos nuestros padres. Y ello en una época de
escasez de todo menos de ganas de conocer, explorar y experimentar lo que
la vida nos ofrecía y nos regalaba diariamente.
Nací en Guía, hace ahora casi cincuenta años. Soy hijo
de Norberta (Norbertita en el barrio) y de Antonio González (el
Clavellina), agricultores honrados y trabajadores, como gran parte de las
familias de este pueblo, que salieron adelante a costa de grandes
sacrificios; entre plataneras, huertas, cabras y vacas, lograron dar
educación y un mejor futuro a sus hijos, que es la mejor herencia que se
les puede dar. Seguro que les hubiese gustado estar aquí, como Zaragoza, a
mi abuela María Cleofé, a mi tía Lola, a mi hermana Pilar y a toda la
familia que hoy me acompaña.
Al contrario de lo que ocurre en la actualidad, la vida
se hacía fuera de casa o mejor dicho en las calles, en las que, desde la
perspectiva de un niño, se antojaban amplísimas; tanto que a su ancho
cabía desde un campo de fútbol (con todo: público, porterías, etc.) como
una pista de competición de coches (o carros según la temporada), animadas
en momentos por el estruendo que anunciaba la llegada de los camiones del
Sindicato Agrícola del Noroeste, que como mansos ogros, de variadas formas
y colores y llamados De Soto, Mercedes y Daimler, se movían
dificultosamente sobre el empedrado con tal desequilibrio que el miedo a
ser escachado contra la pared - a la que nos quedábamos pegados como
lapas- por aquel entarimado de hierro y tablas cubierto de sacos, no se
nos quitaba hasta que pasaba y veíamos a los hombres que iban en la parte
de atrás con camisas manchadas por florilla, boina y un virginio colgando
del labio.
Otro elemento de animación era la llegada de los
guardias municipales, que dependía de lo sorpresivo de su aparición y del
guardia que se tratara. En el peor de los casos, la mejor parada de Iríbar
a disparo de Germán frente a la escuela pública, compensaba la "tollina"
de tus padres y la pérdida o la rotura de la pelota, ¡por pelotas iba a
ser…!
El mobiliario de las calles, que en realidad apenas no
existía, estaba compuesto por cantos, gradas, vallas, farolas y árboles y
todos estos fueron utilizados en nuestros juegos como asiento, trampolín y
remo, a pesar del riesgo que suponían para nosotros y a los numerosos
transeuntes que las recorrían dada nuestra tradición comercial que tuvo
especial auge entre los siglos XVIII y principios del XX, si bien su
origen es bastante anterior y data del año 1526, en el que se concede a
este núcleo poblacional, "alcalde e vara de justicia", nombrando a
Fernando Alonso de la Guardia primer alcalde Real de Guía de Gran Canaria.
Enlazando con esto último, quiero recordar que la
historia de Guía está ligada al organigrama económico y urbano de Gran
Canaria, a través de una élite social que controla gran parte de la
producción agraria del Noroeste, además de una alta cuota del mercado
ganadero y cereal. Paralelamente, se unía a ello la presencia en la Villa
de Guía de una mayor diversidad de oficios funcionariales, intrínsecamente
unidos a la estancia del bloque de poder, por ejemplo Guía no sólo poseía
un importante grupo de artesanos (herreros, zapateros, carpinteros,
tundidores, etc.), sino también escribanos, maestres de campo o coronel de
Regimiento de milicias de la zona, Hospicio, donde se impartían enseñanzas
de las primeras letras, notarios, registradores de la propiedad,
Administración de Hacienda y un amplio abanico de profesiones, labores y
quehaceres ligadas a la administración, a la vida agrícola y comercial del
pueblo.
Esta pujanza económica hace que en 1871, el Rey de
España Amadeo I de Saboya le conceda por Real Decreto el título de ciudad
y que a lo largo del siglo se le declare cabeza de Partido Judicial y
Distrito Electoral, lo que le supuso obtener un destacado papel en la vida
política de Gran Canaria, pues un diputado a Cortes es elegido por su
distrito. Particularmente, el Partido Liberal de Gran Canaria tendrá una
fuerte presencia en Guía y Fernando de León y Castillo, marqués del Muni,
es elegido diputado por el Distrito Electoral de Guía en multitud de
ocasiones.
Es destacable, en esta breve visión histórica de Guía,
que junto a los servicios artesanos y administrativos estaban los
relacionados con el comercio: las lonjas, localizadas en la calle de "las
lonjas" y gestionadas por mercaderes o pequeños rentistas de la localidad.
En sus tiendas se vendían telas y productos suntuarios, a las que se une
una pléyade de vendedoras que se arremolinaban en la mencionada calle y
alrededores de la Iglesia.
Dentro de la gama de productos, se comercializaba el
queso producido en las medianías de toda la Comarca que comprende
principalmente los municipios de Moya, Guía y Gáldar, lo que hizo que el
queso pasara a denominarse "Queso de flor de Guía" o simplemente "Queso de
Guía" -caracterizado por el uso como coagulante de la flor de cardo y el
cuajo animal- por ser su punto de venta, pues al fin y al cabo, los
pastores productores del queso, meros asalariados o medianeros de los
rentistas, traían su producción desde los cortijos ubicados en toda la
comarca, para venderlos y rendir cuentas en la residencia del propietario.
La modalidad del "queso de flor" debió importarse de la
reciente población extremeña y portuguesa continental asentada en la
comarca que arribaron como colonos a las islas, poco después de comenzada
la conquista de América, allá por los albores del siglo XVI. El secreto de
la pervivencia de este producto se debe al aislamiento que durante siglos
vivieron sus habitantes a causa de lo precario de los medios de
locomoción, al enquistamiento lógico producido por la casi nula
comunicación y al secreto tácito de los elaboradores, que lo guardaban
como un preciadísimo bien para legarlos exclusivamente a sus hijos.
Tres elementos coinciden a la hora de afrontar, la que
desde hace diez años se ha convertido en la larga tarea de conseguir para
esta producción la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.), "Queso de
flor de Guía " y "Queso de Guía";
a) la calidad de un producto que lo ha llevado a
obtener importantes premios nacionales e internacionales, siendo un
referente de primer orden en la gastronomía de Canarias;
b) su valor etnográfico único en las islas, relacionado
con su actividad agrícola, la ganadería, el folclore, el lenguaje, el
nombre y la historia de una ciudad e interrelacionado con la de Canarias
y, por supuesto;
c) un factor económico relacionado con la
revalorización de una profesión, un sector productivo y una comarca largo
tiempo deprimida.
Llegado a este punto, reitero de todas aquellas
instituciones autonómicas y centrales, algunos de los cuales están hoy
aquí sentados poniendo cara de señores muy serios, un sobreesfuerzo en
Bruselas que nos permita completar esta etapa de reconocimiento de esta
actividad y de los producto obtenidos, para empezar otra que se nos antoja
mas enjundiosa, pero igualmente ilusionante como será la implantación y el
desarrollo de la D.O.P.
Alguien que sabía de lo que hablaba dijo una vez que si
crees que puedes hacer una cosa, tienes razón, y si crees que no puedes
hacerla, también. Los de Guía a veces hemos dudado y hemos perdido algo y
a ratos, hemos creído y hemos hecho mucho.
En nuestros barrios de La Atalaya, Anzofé, Becerril,
Montaña Alta, San Sebastián, El Palmital, La Montaña, San Felipe, San
Juan, La Cañada, Hoya de Pineda, La Dehesa, Santa Cristina, Casa de
Aguilar, Fairalaga y en mi lavado y recién peinado San Roque ha
desarrollado su labor un gran número de artesanos como los Ossorio, los
Caballero, los Aguiar Calcines, los Abreu, Cesar Calero, Juan Serrano y
Pedro Mendoza, estos dos últimos artífices del arte que presenta la madera
del camarín de la Virgen, en un tiempo en el que yo mismo ejercía en el
gremio de monaguillos a las órdenes de dos recordados personajes como lo
fueron D. Bruno Quintana Quintana y Manolito Falcón, el sacristán.
Así, de esta manera, fuimos creciendo, envueltos al
principio en una modorra económica, consecuencia del aislamiento de
antiguo régimen, que poco a poco se nos iba quitando por el efecto del
turismo, la bonanza económica europea, la apertura de España al exterior,
el Plan Marshall y la "Gota Leche".
Recuerdo el local, olía a Calcio-20, mercromina,
alcohol y pañales empapados. Atestado de niños y madres de todas las
edades y condición y sobre todo recuerdo a Azucena Calero y su marido
Gabriel, poniendo inyecciones, termómetros e intentando poner orden en
aquella humanidad que gracias a ellos, escapaba de la enfermedad y la
miseria.
Guía ha sido un pueblo de excelentes médicos y
sanitarios que, como los citados, ayudaron a crecer sanos a muchas
generaciones, a pesar de muchos pesares; muchas veces de forma altruista y
otras a cambio de una docena de huevos una manilla de plátanos o una sama
roquera. D. Ramón Jiménez; hermético, estudioso, eficaz, D. Eugenio
Estévez, a cuya consulta acudía, después de ayudar a D. Bruno en la misa
de la mañana, para "coger la vez" de todo aquel familiar que no tuviera
tiempo para esperar su turno y del que recuerdo la deferencia con la que
me trataba, a pesar de mi edad, D. Enrique Blanco, D. Rafael, D. Manuel
Barea, que cada vez que entraba a su consulta me preguntaba: ¿ves bien?,
¿oyes bien? y yo no entendía por qué me preguntaba aquello, si yo lo oía y
lo veía, y ya más tarde D. Octavio Estévez.
Como decía mi amigo Antonio Aguiar en su pregón del año
2003, soy consciente que me dejo muchos nombres en el tintero, pero
cualquier relación que se haga será siempre incompleta. A todos mi
reconocimiento, mi recuerdo y mi gratitud.
Grandes maestros me vienen al recuerdo: D. José García,
D. Mario Estévez, D. Manuel Jiménez y Doña Consuelo Brito. Todos modelaron
nuestras cabecitas, ampliando nuestro limitadísimo conocimiento del mundo
por medio de sus enseñanzas y sobre todo por la originalidad de sus
métodos y artilugios de fabricación propia como planetarios, terrarios,
experimentos físicos y químicos, visitas, excursiones inolvidables al
Cenobio de Valerón, a San Felipe por el Barranco de Moya, lecturas de
poemas de sus paisanos Antonio Machado y García Lorca por parte de D.
Manuel, buscando nuestra complicidad en la hermosura de su mensaje que no
fuimos capaces de comprender hasta pasado mucho tiempo y por supuesto, por
la tarde clase de verbos y la tabla de multiplicar, que todos recordamos y
nos vienen a la cabeza cada vez que rememoramos nuestra etapa colegial.
Luego, sin apenas darnos cuenta, mientras el mundo
empezaba a colorearse y la naturaleza nos iba cambiando por dentro y por
fuera, en el Instituto de Bachillerato de Guía tiene lugar la siguiente
entrega de conocimiento por parte de figuras como Dª Encarna Reverté, D.
Marino Alduan, D. Luis Cortí, Dª María Teresa Arias, D. Constantino Cancio,
María Teresa y Blanca Ojeda, Torrens y otros. La ciencia y la tecnología,
la literatura y la historia entraron como hilillos, que a modo de
riachuelos, que como los ríos de Jorge Manrique, se juntaban para llegar a
crear el desconocido e inabarcable mar del saber, fuente del conocimiento
y de progreso.
Porque del progreso deportivo se encargaron otros como
D. Juan Santana y Miguel Gordillo en el Instituto, Paco Gordillo, Juanito
y Pepe Luis Estévez en el San Roque y en el Club Deportivo Guía. Equipo
referente en el fútbol insular que después de años de ostracismo vuelve a
categorías en las que arrastró de nuestras ilusiones, en el recuerdo de
todos en los campos del Barranco y de La Atalaya.
La salud deportiva se ha seguido cultivando y fruto de
este trabajo son las envidiables instalaciones deportivas de alto nivel
con las que cuenta el municipio, así como el programa de actividades
deportivas que se oferta al ciudadano desde el Organismo Autónomo de
Deportes del municipio, que dirige Sosa, otrora fino rematador de cabeza
del equipo infantil del San Roque, en aquella temporada en la que junto a
Carlos Castellano, mi primo Tomás, Toño Rada y Luján, entre otros, ganamos
el campeonato y a todo el que se nos ponía por delante.
Poco tiempo antes, mi familia se cambió de barrio y se
fue a vivir a San Roque, donde al amparo de su plaza, la alegría y la
actividad artesana y comercial se respiraba por todos lados; tiendas,
zapaterías, panaderías, carpinterías, talleres, barberías, herrerías,
molinos y que decir de sus personajes; Pinito Oliva, Lolita Godoy (la de
los humildes), Manolito Pérez el panadero y sus hijas Rosita, Lolita y
Yeyé, Manolo el zapatero, Isidrito, Antoñito Aguiar, Lalo Candelaria,
Ossorios y cuchillos canarios en la calle 18 de julio, Juanito el barbero,
Saro González y Lita, Manolito Reina, Pepe Flores (también llamado D. José
Ramírez), Beatriz y Anita en la ventana, sardineras de Agaete, mujeres con
tinas de ropa por el Callejón del Molino, ropa al sol en las piedras del
barranco, camiones del Agua "San Roque", Manolo "Lujino", Paco "el del
macho", Tomasín, chiquillos y bares.
Bares. Como dice una amiga, estamos hablando de cosas
importantes.
Gran parte de la historia de los pueblos se ha gestado
de alguna forma o de otra al amparo de una bodega con unos vasos y unas
viandas. Mi pueblo no va a ser menos y mis recuerdos tienen nombres y
nombretes, unos todavía en activo y otros que ya forman parte de la
historia de Guía, desde el entrañable bar de Quenque, alrededor de cuya
barra de zinc se completaban enseñanzas no oficiales de cualquier
disciplina, preferentemente fútbol, notas de sociedad y políticas varias,
mientras esperábamos que Benedicto trajera la tapa. En el bar de Paquito
Vega, noches de parchis, subastado y otras cosas, donde se producen
nuestros primeros contactos con generaciones anteriores que nos transmiten
los secretos del pasado y una visión del futuro más excitante, acorde con
las explosiones hormonales que desde hacía tiempo nos agitaban y el bar de
Pedrito, en la esquina de la Plaza de San Roque, popular y novelero por
fuera y, como su dueño, serio y parco por dentro. Más recientemente, el
bar de Pepe el Papona (D. José González), se convertía en caja de
resonancia del pensamiento en libertad, para todo aquel que,
independientemente de banderías pasadas o de reciente cuño quisiera
contarlas, adobada por las tapas de Juana. Hoy en día, dos buenos amigos
Pepe Juan y Paca, al igual que sus padres mantienen esa filosofía en un
lugar en el que, hasta su arquitectura parece adaptarse a los nuevos
tiempos, convirtiéndose en parada obligatoria donde ver y hablar con los
amigos o simplemente "coger resuello" en el bregar diario.
Mi más sincero homenaje a bares y restaurantes, porque
sean concientes o no de ello, contribuyen a la convivencia y al diálogo, a
la cultura, la gastronomía y la economía de los pueblos y de sus gentes, y
en la de los que, como en mi caso vivimos fuera y, obsesivamente volvemos
a sus calles.
Años después, curiosidad y sugerencia se fundieron
cuando entré en la Universidad, y descubrir la ciudad de La Laguna en la
que, a pesar de tanta represión y tantas barreras como ponían los poderes
militar y religioso, había sabido encontrar una forma de canalizar la
protesta y empezar a luchar por la libertad, la justicia y la igualdad; en
contraposición con lo que acontecía en mi pueblo, mas rural, que dormía
ahogado por el rancio mundo cultural del franquismo y que empezaba
tímidamente a buscar en su hacer de cada día otras voces y otros ámbitos.
Los años setenta y ochenta me parecen tan
enriquecedores, tan apasionados, tan mágicos. Años de descubrimiento
intensivo, en lo profesional y en lo humano. Años que llegaron a nuestra
vida cargándonos con el coraje que nos hacía falta para transgredir la
beata e hipócrita moral que dominaba a la sociedad. Y esta transgresión,
igual que la de la canción, no tiene camino de vuelta.
Fue poco después, cuando tímidamente comencé a volver a
mis calles después de mis muchos periplos. Y como si me hubieran enseñado
a leer en un alfabeto desconocido, conocí a un pueblo diferente, a un
pueblo entregado a su profesión: agricultores, ganaderos, comerciantes,
maestros, artesanos, músicos, historiadores e incluso algún empresario,
llevaron su curiosidad para saber qué se hacía por todo el mundo.
Paco Castellano, Juan Luis, Antonio Aguiar, Pepito y
Joaquín Pons, Miguel el de Fefa, Boro el de Rosa, Amada, José Agustín,
Fernando Bañolas, Juan Ramón Santana, Sergio Aguiar, Juan Miguel y muchos
otros, han abierto otro panorama en la ciudad, el de la voluntad de otra
cultura, de un nuevo compromiso, de una forma diferente de vivir la vida y
de entender las relaciones personales.
Creo que hoy es un día para creer y sobre todo para
crecer, algo que los guienses saben hacer.
De siempre, el futuro de mi pueblo ha estado ligado al
de una comarca; la que ahora se llama Mancomunidad del Norte, la de Agaete,
Artenara, Arucas, Firgas, Gáldar, Moya, San Nicolás de Tolentino, Teror y
Valleseco. Tenemos problemas similares y en consecuencia las soluciones
tendrán que ser globales y sobre todo imaginativas. Debemos crecer con la
comarca, y si me apuran, al paso que cada pueblo pueda, siempre y cuando
no suponga menoscabo irremediable en sus maltrechas economías y no se
ponga en cuestión la calidad de vida que aquí se disfruta y la
sostenibilidad de los recursos de la zona.
La Comunidad Autónoma de Canarias ha experimentado un
gran desarrollo en los últimos veinticinco años, entre otros factores, por
el modelo de crecimiento basado en el turismo europeo de masas de "sol y
playa". Este importante avance socioeconómico no ha sido proporcional en
todas las comarcas de la isla, de tal forma que la totalidad de los
municipios que constituye la Mancomunidad del Norte ha perdido peso
relativo en algunos de los principales indicadores socioeconómicos.
Es esta situación la que justificaría la adopción de
una serie de acciones específicas, de un Plan que desde las
administraciones públicas, locales, insulares y regionales, se espera
consiga equilibrar el proceso de desarrollo económico y lograr que en la
zona Norte se generen actividades innovadoras generadoras de riqueza y
empleo que revitalicen el tejido productivo de la zona.
Un Plan Global de Competitividad, firmado por los
miembros de la Mancomunidad del Norte y la Consejería de Economía y
Hacienda del Gobierno Autónomo, con la participación de SODECAN, que junto
a la iniciativa Rumbo Norte del Cabildo Insular de Gran Canaria, se han
puesto en marcha con la finalidad de fomentar el desarrollo económico y el
tejido empresarial de la comarca, mediante diferentes actuaciones como:
- La ejecución de un Plan de Infraestructuras, con
mejoras en la red viaria, en comunicación marítima, suministro energético,
gestión de agua y la creación de un Complejo Multifuncional del Norte.
- Realización de acciones tendentes a fomentar los
sectores económicos, primario, secundario y, especialmente, sobre el
turismo. En este último caso, el objetivo principal es promover la
incorporación de la Comarca Norte a la oferta turística de Gran Canaria.
Para ello, nada mejor que aprovechar los recursos medioambientales y los
históricos y patrimoniales de la comarca.
- Establecimiento de una zona industrial competitiva,
que atraiga inversiones que generen empleo y riqueza, así como la creación
y mejora de los accesos a las zonas industriales de los municipios.
Aprovechando la ampliación del Puerto de Las Nieves, esta se
complementaría con un área logística, que aproveche su potencial como nexo
de unión interinsular; y un parque empresarial donde puedan establecerse
empresas de actividades estratégicas y servicios de tecnología avanzada
que se establezcan en él por su cercanía a la capital grancanaria y las
posibles sinergias con La Granja y la Facultad de Veterinaria.
Consolidada la zona industrial de Llano Alegre y dada
su ubicación estratégica en el corredor Norte de la Isla, entre el Puerto
de Las Nieves y Las Palmas, se impulsa desde Guía su ampliación para
favorecer la implantación de nuevas empresas.
- Revitalizar el desarrollo comercial a través del
establecimiento de una Gran Superficie como cabecera en la Comarca y la
dinamización urbanística y comercial de los cascos urbanos de los
municipios.
En este sector Guía trabaja desde hace tiempo en
impulsar y concentrar el desarrollo comercial en el eje que va desde El
Albercón, Pineda y toda la zona de Las Huertas, en la Avenida Lomo
Guillén, mediante un Plan Director, que podría comenzarse a ejecutar a
comienzos del 2007.
- En el sector Primario, si bien en los últimos años se
ha venido trabajando en todo lo referente al agua -ampliación de las zonas
de almacenamiento (estanques, depósitos y demás) y en el abaratamiento del
agua por medio de la implantación de energía eólica y el establecimiento
de unas "tarifas especiales"- y en convertir las medianías de Guía en
despensa hortofrutícola. El objetivo es conseguir que la actividad
agrícola puede adquirir nuevo protagonismo con la mejora de su
comercialización y la reorientación de la producción -dirigiéndola a
cultivos más rentables-, pensando en el déficit de producción
hortofrutícola de Gran Canaria y sobre todo la creación de una Cooperativa
de Agricultura ecológica.
- Potenciar la Formación, mediante la implantación de
los módulos de Formación Profesional, acordes con las demandas presentes y
futuras del empresariado.
- Acciones en Nuevas Tecnologías que permita situarse
en vanguardia y evitar un futuro sin posibilidades, centradas en lograr la
cobertura ADSL y Wi-Fi en el conjunto de la Mancomunidad y formación para
su utilización a empresarios, empleados y otros colectivos.
- Por último en la ganadería, se trabaja en potenciar
el sector ganadero y aprovechando la D.O.P. y el tirón de la calidad del
queso de flor, vincularlo a la gran riqueza paisajística y natural de las
medianías de Guía, para impulsar el desarrollo turístico de esta zona,
perfectamente conectada además con las medianías y cumbres del resto de
municipios de la Isla.
Mi concepto de progreso se ajusta completamente a la
definición surgida en los foros y convenciones sobre el futuro mundial
celebrados en Porto Alegre (Brasil). En sus definiciones, el progreso se
entendía como la orientación de los grandes avances técnicos hacia los
intereses sociales colectivos, por ejemplo, los sistemas médicos y de
sanidad, la educación, la justicia e incluso la política.
Sin embargo, Ortega y Gasset decía: "Vivir no es entrar
por gusto en un lugar previamente elegido, sino que es encontrarse, de
repente y sin saber cómo, caído, sumergido, proyectado en un mundo que no
hemos escogido".
Ante esos dos planteamientos, creo y les propongo a
todos lo que tengan algo que ver con los destinos de este pueblo, que en
este mundo acelerado que vivimos, tenemos que sabernos proyectar con
inteligencia hacia aquello inesperado, como decía Ortega, mientras que la
tradición cultural e histórica tiene que servir como herramienta o
instrumento y no meramente como un fin.
Pero antes que salgan los papagüevos, la casa se nos
llene con la música de las bandas de Agaete o Barrial y los aromas de las
comidas de fiesta, antes que empiecen las verbenas y se pongan en marcha
las carrozas de mi amigo Tony Caballero, la Batalla de flores, los juegos
infantiles de San Roque, los fuegos y la alegría por las calles, les
quiero hablar también de otras fiestas. La primera es la gran fiesta del
250 aniversario del nacimiento del ilustre imaginero guiense Luján Pérez.
Es, sin duda, uno de los artistas canarios más
influyente y conocido de todo el Archipiélago, y en consecuencia, punto de
referencia de estas Islas respecto a la Historia del Arte Hispano.
El Parlamento de Canarias acaba de aprobar por
unanimidad una Proposición No de Ley de reconocimiento a la iniciativa del
Año de Luján Pérez organizado por el Ayuntamiento de Santa María de Guía,
en la que se insta al Gobierno de Canarias a impulsar y reforzar la
colaboración con el Ayuntamiento en la conmemoración de esta importante
efemérides así como a la proyección de su figura y obra durante el tiempo
de este Aniversario en todo el Archipiélago.
Como he señalado, esta es una efemérides importante
para el mundo artístico y para la historia en general de Canarias y desde
esta tribuna los invito a los actos en su memoria, que a buen puerto nos
harán llegar mi amigo Fernando Bañolas y distintas instituciones de
Canarias.
Nuestro paisano, Don José Luján Pérez nació el 8
de mayo de 1756, en un tiempo en que la escultura imaginera española había
dado ya sus frutos más preciados, pero el barroco religioso había de tener
aquí este espléndido epílogo, que representa la más gloriosa cumbre de la
escultura de Canarias.
Trabajó para todas las islas, pero quizás sus obras
maestras se encuentran dispuestas en la Iglesia de Guía y en la Catedral
de Santa Ana: con el Cristo de la Sala Capitular, la Dolorosa de flotantes
velos azules y de gran expresión y movimientos y otras esculturas: Nuestra
Señora de la Antigua, San José, los Apóstoles que rodean el cimborio y el
bajorrelieve en mármol de la fachada posterior que representa a Santa Ana
y la Virgen. A la construcción de esta misma Catedral contribuyó Luján
como arquitecto discípulo de Eduardo, y se debe a él la obra bellísima del
trascoro.
Dominó la talla de madera y ponía en ella toda la
suavidad y delicadeza de los escultores levantinos. Su labor quedaba
patente bajo la copa ligera del policromado. Fue maestro en el plegado de
paños. Era ante todo aficionado al patetismo de las expresiones,
culminando éstas en la figura de la Dolorosa. Sobre todo son de una
belleza insuperable las de Guía, la Concepción de La Laguna, Santo Domingo
de Las Palmas de Gran Canaria y la Concepción de Santa Cruz de Tenerife.
Dejó bastantes discípulos, pudiéndose decir que todavía la tradición
imaginera de las islas se alimenta de su legado.
Cualquier fecha es buena para testimoniar el recuerdo y
la admiración de personajes ilustres de Guía como los hermanos Suárez
Galván, mi pariente Miguel Santiago, el poeta Rafael Bento y nuestro
cronista oficial Pedro González Sosa que cumple 50 años con el periodismo.
En este caso la memoria histórica nos convoca para
homenajear la figura y el recuerdo de Néstor Álamo Hernández con motivo de
la celebración del centenario de su nacimiento el pasado 27 de febrero.
Trabajador y autodidacta infatigable a lo largo del
pasado siglo, realizó una enorme producción no sólo como compositor
musical (quizás la más reconocida), sino como escritor.
Meritoria es también su colaboración y/o dirección
artística en muchas e importantes obras arquitectónicas en Gran Canaria:
la Casa de Colón, de la que él presumía hasta el punto de que uno de los
guacamayos, que allí moraban, aprendió a cantar el "¡Ay, Teror qué lindo
eres!".
Director Conservador de la Casa de Colón, Cronista
Oficial de Gran Canaria, Director Conservador de los Museos Insulares en
la década de los 50 y 60.
Pero será quizás la relevancia artística y musical,
como compositor, la faceta más popular y significativa de Néstor Álamo; de
ahí que popularmente se le considere el "Padre de la Canción Canaria", por
la gran calidad de sus composiciones, pese a no ser músico, y por la
ingente cantidad de temas que, ya hoy en día, forman parte del Cancionero
Popular de la Música Canaria, siendo por otra parte, la voz y la
personalidad de Mary Sánchez su referente musical, el diamante en bruto
que Néstor supo pulir e interpretar como nadie sus canciones.
Son muchos los temas populares, creados por Néstor
Álamo, que ya forman parte del Patrimonio Musical de los canarios.
Canciones como "Andrés repásate el motor", "El Cambullonero", "La Alpispa",
"Maspalomas y tú", "Ay Teror qué lindo eres", "Cabra Loca"… "Sombras del
Nublo", se han convertido en referentes no sólo musicales, sino también
vitales para muchos canarios que hemos cantado o bailado en fiestas,
romerías, asaderos y parrandas.
Y tal como dice Manuel Abrante, sin ese carácter
controvertido y su fuerte personalidad -que a veces le traicionó- Néstor
Álamo no hubiera sido "genio y figura" y los canarios no disfrutaríamos de
la dicha de sus tesoros artísticos, que ya son leyendas en nuestra
cultura.