Guía de Gran Canaria

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TEXTO DEL PREGÓN DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN 2002

Por Marcelino Carretero

ILUSTRÍSIMO SR, ALCALDE Y CORPORACIÓN MUNICIPAL DEL EXCMO. AYUNTAMENTO DE LA CIUDAD DE GUÍA, SEÑORAS, SEÑORES Y AMIGOS TODOS

Ha sido para mi un honor que el Señor Alcalde, Don Fernando Bañolas, me propusiera hacer de Pregonero de las Fiestas de la Ciudad de Santa María de Guía. No es la primera vez que un salesiano ocupa este lugar, para pregonar las Fiestas de Guía. Hace unos años lo hizo el cardenal venezolano José Rosalío Castillo Lara, a la sazón Gobernador del Estado Vaticano, hoy jubilado en tierras venezolanas. Pudieran estar aquí otros salesianos, de los que trabajaron en el Colegio de "María Auxiliadora" de esta ciudad. Actualmente somos siete. A todos ellos y a cuantos pisaron sus aulas, vaya nuestro recuerdo.

Me propongo hablar de un capítulo, de tiempos pasados, perteneciente a la ciudad. Con sumo gusto he leído lo que figura en Internet acerca de Guía, sus gentes, sus costumbres y sus tradiciones. Me he empapado un poco de su historia, curiosa e interesante. He leído los estudios de Don Pedro González Sosa, Cronista de la ciudad, elaborados con paciencia y sentido científico. Pero he preferido plasmar mi regreso al pasado en tono autobiográfico.

A todos los presentes, mi saludo cordial en esta noche en la que se inicia el programa de festejos en honor de SANTA MARIA DE GUIA y de SAN ROQUE. Un año más la buena convivencia y la grata diversión, van a unirse en este mes de Agosto, dentro del calendario guiense.

En esta noche singular, quiero haceros partícipe de mi testimonio de aquel año, en que, de modo anónimo, presencié los avatares de una ciudad provinciana, silenciosa y recogida, a la que llegaron los Salesianos en una mañana de verano. Trataré de re-crear el pasado recreando, al mismo tiempo, al amable y paciente auditorio

1. LOS SALESIANOS LLEGAN A SANTA MARÍA DE GUIA

En el año 1954 el aumento de Salesianos provocó en Andalucía, Extremadura y Canarias una división territorial de personas y obras. A mis dieciocho años, me vi perteneciendo a la INSPECTORÍA SALESIANA DE CÓRDOBA., que dirigía las Comunidades de Canarias. Al año siguiente, 1955, llega la primera ampliación de Comunidades entre las que se encuentran los nuevos Centros Teror y Guía.

La Crónica de la Comunidad, que se conserva en Las Palmas, describe la primera jornada:

"Día 24 de Julio: En la mañana del día 24 de Julio de 1955 arribaron a Guía de Gran Canaria los primeros Salesianos: el Rvdo. Don Guillermo Navarro González y el teólogo Don Manuel Rojas, en compañía de los Salesianos de Teror con su Venerable Cura Párroco Don Antonio Socorro Lantigua y una representación del Colegio de Las Palmas.

A las 11,00, en la Iglesia Parroquial de Santa María de Guía se tuvo una función solemne en que cantó la Misa el Sr. Encargado, Don Guillermo Navarro, ocupando la sagrada cátedra el Rvdo. Don Adolfo Martínez, Encargado de la casa de Teror y en la que se interpretó la Misa de Pío X a cargo de teólogos y clérigos salesianos.

A continuación se organizó una procesión con la imagen de San Juan Bosco hasta el Colegio. Al llegar, el Venerable Sr. Cura párroco, Don Bruno Quintana Quintana, dio la bienvenida a los Padres Salesianos contestándole el Rvdo. Don Guillermo Navarro.

Al mediodía se comió en casa de la ilustre dama fundadora, Doña Eusebia de Armas. En album "ad hoc" figura la crónica gráfica de tan memorable jornada.

Por la tarde, a las 5,30 fue la toma de posesión del Colegio de Teror."

2. UNA ILUSTRE DAMA: DOÑA EUSEBIA DE ARMAS Y ALMEIDA

¿Qué pretendían hacer los Salesianos en la ciudad de Sancho de Vargas? ¿Quién era la persona que deseaba su presencia? La promotora era Doña Eusebia de Armas y Almeida. Tan ilustre dama -a quien muchos de Vds. conocieron-, era viuda de López Ogáyar, General de la Guardia Civil. En virtud de un patrimonio familiar abundante, se encontró gozando de cuantiosos bienes económicos. No tenía descendencia directa; por lo que se propuso, con el consejo de personas entendidas, hacer una obra social en la ciudad de Guía. La beneficencia que Don Alejandro Hidalgo había realizado con la compra y donación a los Salesianos del Colegio de Las Palmas, llegó a sus oídos. En más de una ocasión asistiría a los cultos y procesión de Maria Auxiliadora por las calles de Ciudad Jardín y quedaría encantada del comportamiento de los alumnos

Decidida como era, puso manos a la obra, al final de los cuarenta,. Su propósito era crear una institución llevada por religiosos, preferentemente salesianos, que se ocupasen de enseñar artes y oficios a los jóvenes de la zona, al mismo tiempo que recibieran educación cristiana.

Al servicio de esta idea puso sus bienes a disposición para construir un Colegio, de pretensiones modestas, de calidad en espacios e instalaciones. Hizo visitar muchos centros educativos para que el suyo fuera modélico en aulas y talleres, además de un internado para alumnos pobres.

Contactó con los Salesianos. a través del Director de Las Palmas. Las conversaciones se mantuvieron hasta que se hicieran cargo del Colegio. Ella se comprometía a hacer un contrato con la Congregación, a fin de dejar claro el funcionamiento del Centro de cara al futuro. Pero este contrato nunca se llegó a hacer, porque el día 7 de Agosto de ese mismo año cayó enferma, imposibilitada de habla y de escritura. La Crónica dice sencillamente lo siguiente:

"En la mañana del Domingo 7 de Agosto, amaneció la ilustre dama fundadora postrada por un ataque de hemiplejia con parálisis del lado derecho, perdida el habla y el conocimiento."

Todo quedaba a merced de sus representantes legales, que gestionaron su patrimonio hasta su muerte, de acuerdo con el Obispado de Canarias, heredero universal de sus bienes. Su delicado estado se prolongaría durante cinco años. Murió el 28 de Agosto de 1960 y fue enterrada en la cripta que se había preparado debajo del altar mayor de la Iglesia de Maria Auxiliadora, construida en el mismo Colegio..

Así describe la Crónica el día de su fallecimiento y entierro:

"Día 28 de Agosto: Día de luto para el Colegio. Muere a las 3,30 de la tarde la Fundadora del Colegio, Excma. Sra. Doña Eusebia de Armas Almeida. El Sr. Director estuvo toda la tarde velando su cadáver. Por la noche, de 9,30 a 12,00 estuvo el resto de la Comunidad.

Día 29 de Agosto: El Rvdo Sr. Director dice la Misa en la capilla ardiente y acompaña al cadáver hasta media mañana. Por la tarde, a las 5,00, es llevado el cadáver a la iglesia parroquial donde se tiene el funeral y, a continuación, el entierro.

Asisten al sepelio el Excmo. Sr. Obispo, Don Antonio Socorro, las Comunidades de Las Palmas y Teror, además de todas las autoridades locales y las de la Guardia Civil de la provincia. A las 7,30 llegó el cortejo fúnebre al Colegio; en la cripta los niños cantan un responso a su gran bienhechora.. Una gran multitud acompañó al féretro y desfiló después por la cripta.

Descanse en paz esta gran dama benemérita en su labor y su sacrificio, dignos de imitación. Su nombre quedará siempre vivo en el recuerdo de cuantos pasen por este Colegio Salesiano."

Doña Eusebia siempre fue una mujer querida por salesianos y alumnos. Con frecuencia el Director la visitaba, acompañado por algún hermano de la comunidad. A los alumnos, en especial a los internos becarios, se les hablaba de la Fundadora y se le dedicaba diariamente un recuerdo en la oración.

Las cosas no fueron fáciles desde su muerte. Al ser heredera universal de sus bienes la Diócesis de Canarias, ésta se hizo responsable de la administración. Pero nunca llegaron a concretarse con el Sr Obispo unas bases fundacionales.

Las dificultades de funcionamiento fueron complicándose, por lo que, sin esperanza de que se cumpliera con autonomía y libertad su proyecto educativo, los Salesianos entregaron las llaves el 31 de Julio de 1971. Se cerraba el capítulo de la historia de Santa María de Guía. En silencio, sin pena ni gloria, salieron dieciséis años más tarde. Por motivos semejantes, tres años antes se habían retirado de Teror.

3. MI SILENCIOSA PRESENCIA EN GUÍA: LA MIRADA DE UN ESPECTADOR.

En 1956 comencé mi servicio educativo salesiano en el Colegio de Córdoba. Al terminar el curso el Provincial, Don José Mª Doblado, me hizo la propuesta de venir a Guía, donde estaba mi pariente Don Angel Carretero, como Director. Acepté el nuevo destino y tiré de mi maleta para Cádiz llegando a Las Palmas el 25 de Septiembre de 1957, tras haber terminado los exámenes de Magisterio.

Las impresiones me parecieron excelentes: el viaje en barco, el mar, la navegación, la despedida de las costas de Cádiz... Cambiaba un Colegio y Comunidad enormes, por un colegio y una comunidad reducida. Me salió a recibir a Las Palmas Don Angel. A Guía llegamos por la tarde, en un coche que llamaban "pirata". Tardamos cerca de hora y media en llegar, pues la carretera subía y bajaba por Tamaraceite, Tenoya, Arucas, Bañaderos... y había vueltas y revueltas por la Cuesta de Silva, el mejor acceso al Noroeste de la Isla. La radio del taxi cantaba, mientras admiraba los planatales en la bajada de Arucas, San Andrés, el barranco de Moya y San Felipe. Era un paisaje agreste y encantador.

En el horizonte aparecía la montaña de la Atalaya, símbolo de la tierra canaria.. Tras algunas vueltas, después del Cenobio de Valerón, enfilamos por el Albercón de la Virgen hacia el Colegio en la carretera de La Atalaya. Rodeado de plataneras por los cuatro costados, era esbelto y elegante. Mi sorpresa fue grande cuando al mirar a poniente contemplé al sol en su caída sobre de Tenerife. Los rayos, entre las nubes y el fondo gris del Teide, ofrecían un espectáculo maravilloso, que muchas veces en el año tendría ocasión de disfrutar. Eran atardeceres de ensueño, por su colorido y por los celajes de nubes entre los que se filtraban los rayos del sol.

En frente, la ciudad de Guía, recostada en una gran ladera, semejaba, con el fondo de áridas montañas, una postal de los Andes peruanos. En medio destacaba un torreón en forma de cubo, donde estaba el Ayuntamiento. La Iglesia Parroquial, con sus dos torres, sobresalía entre los edificios, dando entidad al panorama ciudadano. Algunos árboles de laurisilva, una araucaria en el horizonte y un moderado silencio, eran los primeros impactos para el nuevo espectador.

4. LA VIDA SALESIANA DE TODO UN AÑO

Mi vida empezó al día siguiente. Me asignaron la clase 4ª, con alumnos más altos que yo y con una edad cercana a la mía. Eran alumnos que se preparaban, mediante una cultura general, al mundo del trabajo. Había, además, una veintena de internos, beneficiarios de la fundación, objeto de mis cuidados.

Con los alumnos, internos y externos, unos 180 en aquel curso, organizábamos los jueves (día vacacional, por la tarde) las famosas excursiones al pico de La Atalaya, a la fuente agria de San Antonio, al Llano Alegre, al Tenis, a Roque Prieto, a las Cuevas del Cenobio de Valerón, a la cima del Monte Gallego...

En aquel curso, 1957-58, se hizo por primera vez la novena, fiesta y procesión de María Auxiliadora, con todo el entusiasmo popular. La devoción a la Virgen de Don Bosco era una realidad. No estaba aun la Iglesia construida; pero la gente acudía con entusiasmo a nuestras celebraciones marianas.

Aquellos chicos son hoy personas de renombre y prestigio social. Algunos han escalado puestos en la docencia, en la política o en su profesión. Por recordar algunos, sin ánimo dejar a nadie fuera, he podido saludar en estos años a Santiago Betancor, a Marino Alduán, a Amado Moreno, a Agustín Bautista, a José Alemán, a Juan Manuel González Padrón y los alumnos de la Clase 4ª, cuya foto aun conservo..

El legado salesiano de Guía es difícil de calibrar. Se sembró lo que se pudo y el fruto ha llegado a granar en la medida de cada cual. Pero sí nos llevamos el aprecio de la gente, el buen recuerdo de los alumnos, la piedad mariana de nuestra Auxiliadora y la añoranza de lo que pudo ser y no fue.

Hay dos ex-alumnos, sin embargo, que quiero mencionar, que siguieron el camino vocacional en la Congregación Salesiana. El mismo día que yo llegué a Guía, partía para la península GILBERTO GONZÁLEZ DÍAZ. Tenía catorce años y manifestaba indicios vocacionales. En Montilla (Córdoba) inicia su andadura en la vida salesiana. Más tarde llega al Noviciado y emite sus votos como salesiano. Estudia Teología en la U.P. de Salamanca y dedica algunos años al trabajo educativo en el Colegio de Las Palmas. Hoy lleva más de veinticinco años en tierras del Paraguay, trabajando con gente pobre de aquel país sudamericano.

El otro es LUCAS CAMINO NAVARRO. Procedente de Tejeda llega al Colegio como interno y vive con intensidad la vida colegial. Pronto manifiesta sus deseos vocacionales. Estudia el bachillerato y al terminar el cuarto curso decide marchar a la península e ingresar en el Noviciado Salesiano. De buena inteligencia, hace sus estudios de Teología en Granada y los de Ingeniero en Málaga. Desde hace veinte años trabaja en Africa, como sacerdote, primero en Togo y después en Senegal.

5. UNA CIUDAD DISTINGUIDA

Trataré de describir aquellos tiempos desde el mirador del Colegio. En los primeros años de la llegada de los Salesianos, Guía era un pueblo tradicional. Vivía a tope las singladuras franquistas, desde las celebraciones joseantonianas hasta el funcionamiento del Hogar de Juventudes. Era una ciudad localista, con mucho silencio en sus calles y con cierto empaque de añorada grandeza. De hecho, a juzgar por los estudios consultados, desde sus orígenes, con la ermita creada por Don Sancho de Vargas y su segregación como ayuntamiento, fue una ciudad de abolengo, de señorío y de gran cultura.

Los jalones de su vida anterior se adivinaban. En lo económico la prosperidad agrícola, centrada principalmente en la platanera, era continuadora de la producción de la caña de azúcar (s.XVIII) que contó con abundantes ingenios para su elaboración, y suplantada por la vid en el siglo XIX, como atestigua aun el Llano de las Parras. Ahora había dejado paso al cultivo bananero, con una rica y amplia extensión de plantaciones, en la zona del mar y en los barrancos que limitan el núcleo poblacional. La zona de medianías -como se dice en estas tierras- era también próspera, con núcleos de población diseminada. Se cultivaban papas, millo y productos de huerta. En los altos había buena ganadería, razón por la cual era ya famoso el queso de flor.

La ciudad había tenido personajes de interés político, religioso o social. En la política había nacido en ella el Canónigo Gordillo, "genio de la discordia" , diputado y presidente en las Cortes de Cádiz y destacado arcediano en la catedral de La Habana. En el mundo artístico, el genio de Luján Pérez había paseado el nombre de Guía, su cuna, por todo el archipiélago, con especial notoriedad en la isla de Gran Canaria. La Catedral de Las Palmas y Iglesia Parroquial le deben las obras de su mejor imaginería.

El mundo musical había estado marcado por la presencia del compositor francés Camilo Saint Saëns, en la "Villa Melpómene", con nombre de Musa griega. El influyó en la compra y en la inauguración del órgano, el 14 de Enero de 1900, con un concierto, que fue un acontecimiento musical en la isla. Y siguiendo el hilo musical, suenan a nuestros oídos las melodías del paisano Don Néstor Alamo, compositor de prestigio en el escenario musical de Canarias, con piezas muy conocidas y valoradas.

Un sencillo paseo por las calles principales, nos manifestaba el gusto por el equilibrio en sus edificaciones señoriales, como la casa de Quintana, la de los Valdeses, la de los Sánchez-Ochando y muchas otras. Con razón este conjunto ha sido declarado posteriormente "Monumento artístico-nacional".

Formaba parte importante del conjunto la arquitectura popular: casas sencillas, de una sola planta, de teja roja con verodes, de ventanas estrechas, fábrica interior de madera y estancias apropiadas a las faenas agrícolas y aperos de labranza. Así eran las de la parte alta, en los alrededores de San Roque, y muchas otras cercanas a la población, junto a las plataneras, y en las zonas rurales.

La geografía municipal, que alcanza hasta las cotas de 1500 ms., era y es rica en atractivos para conocer y visitar. Los espacios naturales del Palmital, el Brezal y Santa Cristina, el remanso de paz de Montaña Alta, con sus cultivos de media altura. Las amplias zonas de pinar escalan casi las cumbres. Cercanos a la población nos sorprendían el Monte Gallego, con su Tagoror en la cima y las Cuevas Guanches del Cenobio de Valerón, refugio, lugar sagrado, fortificación o granero, del mundo aborigen.

El término municipal recorre la costa desde el núcleo de San Felipe, enlaza por el acantilado, frente a un mar embravecido y rocoso, y llega hasta las piscinas naturales de Roque Prieto, más allá del populoso núcleo de La Atalaya. En esta área poblacional vivía gente sencilla, en casas de estructura típica, coronadas en la falda de la montaña con magníficas cuevas-viviendas, excavadas en la tierra volcánica, verdaderas mansiones, limpias y aseadas, relucientes con la cal, frescas en el estío y confortables en los meses rigurosos. La Atalaya y Becerril, miraban a la ciudad y en ella convergían, dándose de la mano con las primeras casas de Gáldar.

Era llamativo el carácter festivo y la riqueza cultural de sus manifestaciones: el amplio folclore musical en piezas típicas, bailes y danzas autóctonos, la variedad de los trajes típicos, la expresión colorista de las romerías y los cantos, la preparación esmerada de las carrozas. los voladores y los fuegos artificiales... Nunca faltaban los gigantes y cabezudos, que los niños llamaban "papagüevos", que al son de la banda de cornetas y tambores subían y bajaban, acompañados por la chiquillería.

En Guía había fiestas de verdadera categoría. De ellas nos hablaban los alumnos y nos invitaban a participar de las alegrías callejeras. La primera y principal era la de la Virgen de Agosto, que dio origen al núcleo primitivo en el año 1526 y que hoy sigue dando el nombre a la ciudad: SANTA MARÍA DE GUÍA. En la fiesta patronal lucía la Virgen su magnífico trono y era enaltecida en la Parroquia el día 15 de Agosto. Momento culminante era la procesión por las calles principales, para fervor y acción de gracias de las personas devotas. En estas fiestas entrañables el gozo, el encanto y la belleza de los actos organizados, se superaban cada año, como momento de encuentro veraniego y manifestación de la unidad de un pueblo que sabe vivir y disfrutar del ambiente festivo.

Los actos se sucedían, en honor de San Roque alrededor de su Ermita. Juegos de los chavales, carreras de sacos, competiciones varias, feria infantil... Gallardetes y cadenetas de colores rodeaban la ermita. Puestos de turrón y golosinas.. eran la guardia permanente del Santo a quien celebraba Guía desde tiempo inmemorial.

No menos importante es la fiesta de LAS MARÍAS, celebrada en el tercer fin de semana de Septiembre. Dicen que allá por 1811 una plaga de langostas invadía la campiña. La buena gente acudió a la intercesión de la Virgen de Guía a fin de que cesara el desastre y, con las plegarias a la Virgen, remitió la plaga. Los campesinos hicieron la promesa de hacer una ofrenda todos los años. Como romeros, al son de tambores y caracolas, bajan desde las medianías hasta la puerta de la Iglesia, donde depositan sus ramas verdes. La fiesta continuaba con el bullicio de los romeros en la batalla de flores y en el baile típico.

Una ciudad sosegada y pacífica. Un ambiente entre tradicional e inquieto. Eso era Guía cuando viví entre sus habitantes, desde el mirador que era el Colegio Salesiano, donde la gente nos identificaba con nuestra negra sotana, por la forma de andar en aquellas galerías, coronadas por María Auxiliadora y el Sagrado Corazón, vigías nocturnos frente la ciudad.

6. CUARENTA AÑOS DESPUÉS : UNA VISITA ANÓNIMA

Desde la primera estancia en la ciudad de Guía siempre me había atraído el paisaje y las gentes del Noroeste de Gran Canaria. Antes de volver a la península, me esperaba otro año en La Orotava. En silencio, sin despedirme de mis alumnos, me marché un día de Septiembre, para pasarlo a la sombra del Teide, en la vecina isla de Tenerife.

Hace diez años, en 1993, otra vez desde Córdoba, fui destinado a Las Palmas. Ya aposentado, un día cualquiera, nos pusimos en marcha dos compañeros hacia la autovía del Norte. La primera sorpresa fue la media hora que tardamos en llegar de Las Palmas a Santa María de Guía. Las fincas de plataneras casi habían desaparecido; las revueltas de Cuesta de Silva era tan sólo un camino antiguo para turistas sin prisas. En lo alto las Cuevas de Valerón habían entrado en el marketing del turismo integradas en el patrimonio histórico-cultural.

Llegamos a Guía, por la carretera nueva, entre túneles y campos abiertos, con gran disminución de plataneras y algunas edificaciones comerciales, como anuncio del extrarradio urbano: ITV, Gasolineras, Fábricas.. Se notaba mucho movimiento de circulación. Al llegar a la desviación hacia La Atalaya, giramos a la derecha. Allí estaba el Colegio con su torre esbelta y su buena planta. La carretera era más amplia; ya no se veía encajonada por las antiguas paredes defensoras de las plataneras..

Tímidamente nos acercamos a la entrada, donde un conserje nos recibe. Me presenté como un salesiano, que desea echar un vistazo a las galerías. Con amabilidad nos deja entrar el buen señor.. El Colegio no ha cambiado. Es una jaula vacía; tan sólo unas oficinas municipales emplean algunos locales. El resto está cerrado. No hay más deterioro que el supone la falta de uso. Como recuerdo permanente, la fachada luce un azulejo de María Auxiliadora con su hornacina que Doña Eusebia mandó colocar.

Desde el Colegio contemplamos la ciudad, cuarenta años después. Es idéntico el paisaje; pero el conjunto es muy distinto. Hay edificios y calles nuevas, tanto en las laderas del casco urbano como en la carretera general del Norte. La ampliación natural de Guía va hacia el valle, con bloques de pisos, negocios de todo tipo y centros docentes, que permiten la quietud en el centro urbano.

La desaparición de las plataneras lleva emparejada una nueva visión del paisaje con los invernaderos, que invaden las mejores zonas . Se adivinan, bajo los toldos de plástico, los cultivos intensivos, como las flores, el tomate, las papas ...Aun quedan algunas zonas de platanera.

De la quietud de años atrás, se ha pasado a un movimiento ciudadano, con talleres, zonas comerciales y lugares de ocio, como una ciudad más. Su Hogar de Juventudes se ha convertido en un estupendo albergue, con zona deportiva y piscinas, que forman un conjunto envidiable en el antiguo barranco. Damos una vuelta por la zona antigua hasta la ermita de San Roque. Nadie nos ha conocido, aunque alguien se queda mirando, cuando nos paramos ante las casas monumentales o la lectura de inscripciones como la de Luján Pérez.

También entramos en la Iglesia Parroquial, templo de buena planta, que yo creía de mayores dimensiones. La belleza y el colorido, así como las líneas del estilo típicamente colonial, ponen de relieve el esplendor y señorío de un pueblo, de una cultura popular y de una historia que ha hecho de Guía, una estrella fulgente en el cielo de Gran Canaria.

7. A SOÑAR CON REALIDADES

Más veces he visitado la ciudad en estos últimos diez años. Casi siempre en el anonimato, salvo en una ocasión. Unos buenos amigos y antiguos alumnos, casi al azar, se presentaron en el Colegio de Las Palmas, donde era Director. Con un pie en el estribo para Granada, me comprometieron a venir a Santa María de Guía, antes de emprender el vuelo. Era a principios de Agosto de 1997.

Fue un feliz encuentro de los alumnos con su profesor y amigo. Visitamos la Iglesia de María Auxiliadora y el Colegio; impusimos la insignia de Antiguos Alumnos; nos paseamos por la galería del medio, echando una ojeada a las aulas que fueron templo del saber de entonces y hasta sacamos algunas fotos en la entrada del Colegio. Un homenaje a los salesianos, en la persona del que os habla, fue el culmen de esta jornada que terminó con una comida fraterna.

Quedamos en repetir el acontecimiento y también el ofrecimiento de que algún día fuera el pregonero de las FIESTAS DE SANTA MARÍA DE GUÍA Y DE SAN ROQUE, cosa que se ha cumplido en el día de hoy. Desde esta palestra oficial, con el mejor afecto del corazón, me llena de alegría el que uno de los veintitantos salesianos que pasaron por la Comunidad, haya vuelto sin complejos de ningún tipo a brindar con ustedes por la prosperidad de nuestra ciudad y por el bienestar y armonía entre sus habitantes. En el escudo de la ciudad se lee: ESTRELLA Y GUÍA DE GRAN CANARIA. Título ambicioso, que todos los habitantes deben asumir como propio. Mejor es ser "estrella con luz propia" que fugaz cometa o planeta o satélite de nadie. Mejor es soñar con realidades que vivir de simples ilusiones.

Es cierto que en la tarta del turismo canario a Santa María de Guía le ha correspondido poco, dentro del ámbito insular. Pero sus gentes, con voluntad de caminar en el siglo XXI, van dando cauce a las iniciativas que harán posible la prosperidad de una ciudad con historia propia, con personajes de relieve y con recursos humanos y naturales, que se abre camino hacia un futuro mejor. El orgullo y la habilidad de sus gentes, hará de SANTA MARÍA DE GUÍA un centro propulsor, cuyo nombre ya está, con carta de naturaleza, en la industria del queso de flor, en los clásicos cuchillos, en los invernaderos de flores y en muchos otros servicios que han de generar bienestar y desarrollo para cuantos viven en esta ciudad.

Y, para terminar, como recuerdo de este solemne acto, quiero expresar, en sencillas estrofas, mis sentimientos. No soy poeta, aunque me agrada la poesía. Tan sólo me aproximo a la versificación.

El primero quiero dedicarlo a DOÑA EUSEBIA DE ARMAS, bajo el título "Un corazón generoso". Son cuatro décimas, estrofas solemnes, para grandes ocasiones.

El segundo, en forma de romance, sencillo y gracioso, quiero dedicarlo al copatrono, bajo el título "El perro de San Roque".

En tercer lugar, quiero recordar las peripecias de los internos de aquel singular colegio. Era tanto el tiempo que pasábamos juntos, como el pastor y ovejas, que llegaba a formarse verdadera familiaridad, al estilo salesiano, con las actividades que realizábamos juntos.

Por último, dedico un soneto a Santa María de Guía, la Virgen que espera siempre y es GUÍA Y SENDERO en los andares de nuestra vida y nos hace retornar.

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GUÍA Y SENDERO

(Soneto a la Virgen de Guía)

Llegaba muy cansado del camino

de agua y cielo, en mi bautismo marinero

y apareciste, Señora, en mi sendero

como luz que me lleva a mi destino.

En el ambiente cálido adivino

la clara lucidez del pueblo entero.

Y en las calles y plazas, agorero,

percibo tu presencia a lo divino.

La Iglesia sobresale entre las casas

y un amor misterioso le acompaña.

Ese amor se hace nombre con María.

A los guienses en fervor abrasas

desde el pueblo a la costa que el mar baña,

regalo del Señor, Virgen de Guía.

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AL PERRO DE SAN ROQUE

A San Roque le han quitado el perro que le acompaña

y en su lugar han prendido

y perrito de hojalata.

Ladra, ladra, canecillo,

a los chavales de Guía.

Que tu dueño nos permite

correr por la calle arriba.

La quietud de las mansiones

hace más fuerte el ladrido.

Y hasta el eco de tu llanto

ha despertado a los niños.

Y disfrutan los pequeños

viendo a San Roque bendito

en su ermita de allá arriba

jugando con su perrito.

La fiesta ya ha comenzado

-papahuevos incluidos-

que bajan con alegría

saludando a los vecinos.

A la ermita de San Roque

l llegué para pedir gracia.

Me llevé una bendición

a mi familia y mi casa

Camino del Hospital visité a nuestro patrono

para rezarle y pedirle

me concediese un buen novio.

Y me dio buen resultado

porque me pude casar

con hombre plataneras

que trabajaba a jornal.

Hoy ya no es como antes:

dicen que la fe se agota.

Pero San Roque allá sigue

con su perro por mascota

Tu ermita está entre las casas

y te enteras de los pleitos

que cada familia tiene

de la puerta para dentro.

Si tu perrito nos ladra

es señal de la ruindad

que muchas veces tenemos

sin poderlo remediar

Hoy, San Roque, te pedimos

que bendigas a este pueblo

que en ti pone confianza

el sano como el enfermo

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DOÑA EUSEBIA DE ARMAS:

"UN CORAZÓN GENEROSO"

Desde el corazón florece

el rosal de tu bondad

Se convierte en caridad

que alegra y rejuvenece

la ilusión, que reverdece

desde tu vida cristiana.

Por eso la flor galana

de gratitud, es reflejo

de hondo sentir, desde el viejo

recuerdo para el mañana.

Contemplaste entre visillos

jóvenes sin unas metas

Calles y plazas repletas

de corazones sencillos.

Y miraste a tus bolsillos.

con una ardiente plegaria:

"Señor, ¿será necesaria

mi sencilla aportación?

No pretendo presunción

ni quiero ser temeraria."

Y tus sueños, día a día,

maduran ante el sagrario

de la iglesia, relicario

de la paz y la alegría.

Y ¿qué mejor garantía

que entregar todos tus bienes?

Eusebia: en tu vida tienes

asegurada la gloria.

Tuya será la victoria

de laurel sobre tus sienes.

Eres la noble señora,

orgullo de esta ciudad,

que en tiempo y eternidad

fama y riqueza atesora.

Es ya llegada la hora

de que tu don tan hermoso

sea un buen árbol frondoso

entre los hijos de Guía.

Y desde arriba sonrías

por tu gesto generoso.

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A LOS INTERNOS

(Curso 1957-58)

Un colegio luciente

os recibía

Don Angel y D. Modesto,

canela fina

para que nunca

les falte a aquellos niños

su buena ayuda.

La educación primero

para vosotros.

Sed limpios y ordenados

de tomo y lomo.

porque en la vida

el trabajo se hace

con disciplina.

La misa era diaria

-benditos tiempos-

rezaban y cantaban

como jilgueros.

Y visitaban

a aquella Auxiliadora

con sus plegarias.

El campo era pequeño

los chicos muchos

Los balones cruzaban

a todo rumbo

El baloncesto

deporte era de lujo

en aquel tiempo

Se juega fútbol mucho

con Don Antonio

que con sotana negra

se queda solo

porque el balón

hace mil piruetas

en su tacón.

Los jueves por la tarde

van de paseo,

al Tenis, la Atalaya

o a Roque Prieto

Las caminatas

sienten cómo sus penas

ya no son tantas.

El Palmital es meta

de todo un día,

con pinos y eucaliptos

en armonía

¡Qué bien olían

las jaras de los montes

con suave brisa!

El monte del Gallego

era otra meta

con las Cuevas Antiguas

por recompensa

Desde lo alto

contemplan los chavales

el mar océano.

Cenobio troglodita

de Valerón

nunca tuvo tan cerca

tal batallón

En los alcores

los internos se tienen

por ganadores.

Joaquín, Tato, Santiago

Mateo y Pepe

Pacuco, Amado, Benito

y el otro Pepe

Godoy, Martín

Juanillo el de Artenara

Guillén y Luis.

Al frente de la vida

del internado

estaba siempre el bueno

de Bonifacio

Era un artista

pegando trasquilones

con buena vista

Felices los internos

que a Doña Eusebia

tenían por protectora

sin poder verla

Ella postrada

Nunca vio a los chavales

en su morada

El recuerdo entrañable

de aquellos días

nos trae nostalgia dulce

de aquella vida

Que los senderos

han sido muy variados

pero certeros.

Hoy los recuerdos saben

a caramelo.

Pues caminos ha habido

con desaciertos.

Pero en el cielo

María Auxiliadora

vela los sueño

 

 

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