DOCUMENTOS DE INTERÉS PARA 

GUÍA DE GRAN CANARIA

Por alusiones

POR QUÉ  NO  HUBO “DESAPARECIDOS” EN  JULIO 1936  EN GUÍA DE GRAN CANARIA

Por Pedro González-Sosa (*)

         Hace unas noches, en un programa de una de las televisiones locales  -creo que el Canal 8—un conocido galdense, Antonio Padrón Cabrera,  me “reprochó” en tono cordial  por qué no me había ocupado en calidad de cronista oficial de Guía de Gran Canaria en destacar el papel jugado por un político guiense de entonces --curiosamente adepto al régimen establecido tras el 18 de julio-- para garantizar la supervivencia de algunos paisanos --los llamados “rojos”-- que se habían destacado en contra del “espiritu” que animó el levantamiento militar que acabó con el gobierno del Frente Popular (coalición de republicanos de izquierda, comunistas y socialistas) en 1936.

       La alusión  me animó a  investigar inmediatamente en el archivo municipal y en la memoria de algunas personas octogenarias que aún viven en Guía para obtener los datos precisos, habida cuenta de que cuando ocurrieron los hechos  en 1936 apenas hacía un mes que yo había cumplido tres años  de edad. Poco podía  conocer directamente de lo acontecido, pero los viejos papeles y el recuerdo de los que todavía hoy nos acompañan con vida a pesar de sus muchos años, han ayudado  a rememorar una aproximación  de lo ocurrido.

         Efectivamente. Todavía hoy se recuerda en Guía que fue la gestión catalogada, entonces y ahora en la localidad, como valiente de un alcalde –o todavía, creo, teniente de alcalde cuando ocurrieron los hechos—nombrado por el llamado “bando nacional”, es decir, afin a los promotores del levantamiento, la que impidió que en nuestra localidad no se registrara ningún “desaparecido” como ocurrió en la mayoría de los pueblos por la intervención  personas que sacaban, dicen, de sus casas a los “contrarios” para llevarlos a campos de concentraciones –los que tuvieron esa suerte—o a lugares de donde nunca más salieron con vida, otros.

         Pero creo conveniente conocer,  inicialmente, cual era la situación político-municipal de Guía en las semanas anteriores al 18 de Julio de 1936 y en los meses que siguieron después. El último pleno celebrado por la corporación del Frente Popular tuvo lugar el 15 de julio y, curiosamente, el acta aparece sin firmar por sus protagonistas porque es práctica habitual hacerlo en la siguiente sesión una vez que redactada por el secretario sea leída y aprobada. Y, lógicamente, esta corporación ya no tuvo oportunidad de reunirse posteriormente porque el levantamiento militar ocurrido tres días después  lo desalojó del Ayuntamiento.                          

         La citada sesión del 15 de julio fue presidida por el alcalde del Frente Popular Severino Rodríguez Alemán, y formaban parte de la corporación Nicolás González Santana, Maximiano Osorio Ortega, Manuel González Estevez, Vidal Arencibia García, José Alemán Godoy, José Moreno Suárez, Luis Rivero Luzardo y Domingo Guerra Rodríguez. Actuó de secretario, en calidad de interino, el que lo era de la corporación Mariano Atienza y Ruiz quien, precisamente, presentó un escrito de dimisión no por causas políticas, sino porque había obtenido la plaza con titularidad en el ayuntamiento de la villa de Agaete.

         Entre los muchos asuntos tratados en la sesión figura la adquisición, en un establecimiento de la calle León y Castillo de Las Palmas, de “fotografías de prohombres y mártires de la República y el Socialismo”, según recogió el fedatario oficial en el pleno ordinario: se trataba de los retratos de Galán y García Hernández, Pablo Iglesias, Carlos Marx (el secretario escribió “March”), Largo Caballero, Franchy y Roca, Fernando de los Ríos y algunos más.

         Iniciada la rebelión, precisamente en Las Palmas por el general Franco el 18 de julio siguiente, y destituida la corporación de izquierdas que gobernaba desde las elecciones de febrero del mismo 1936,  han de pasar dos semanas para la constitución del nuevo Ayuntamiento nombrado por los nuevos gobernantes. El 1 de agosto siguiente el Gobierno Civil  nombró “alcalde-presidente de la Comisión gestora según escrito del 30 de julio” a Nicolás Molina Martín y miembros (concejales) de la misma a Miguel León Jorge, Basilio Ramírez García, Félix Marcelo Guerra y Juan Guerra Alemán.  El 9 de agosto el Gobierno Civil, siempre según las atas municipales de Guía, designa como “delegado gubernativo y alcalde-presidente de la Comisión gestora” al capitán Faustino Pérez y Pérez, aumentando el número de concejales con  el nombramiento de Cayetano Guerra Alemán, Juan Padrón Molina y Pablo Díaz Castellano, actuando de secretario interino Prudencio Estévez Galván. El nuevo mandatario municipal designa primer teniente de alcalde a Basilio Ramírez García, segundo a Miguel León Jorge y tercero a Félix Marcelo Guerra.

               Faustino Pérez preside por última vez un pleno el 18 de septiembre en que cesa en el cargo porque en su calidad de militar es reclamado para incorporarse activamente al Ejército, y es nombrado accidentalmente como presidente de la citada Comisión gestora municipal Cayetano Guerra Alemán, que lo fue hasta el 6  de noviembre en que preside su última sesión como tal.  En la sesión del 25 de noviembre aparece como alcalde interino Basilio Ramírez que continúa con esa denominación hasta la sesión del 18 de junio de 1937, a partir de cuya fecha el secretario omite en las actas la denominación “interino” para presentarlo simplemente como “alcalde”, y en calidad de tal sigue ejerciendo sus funciones hasta el 15 de octubre  siguiente. Finalmente, en la sesión del 3 de noviembre de 1937 se nombra “por la autoridad competente” nuevo presidente-alcalde de la todavía denominada Comisión gestora a Francisco Ayala Jiménez.

                                                            * *  *

        Expuesta con todo rigor y de acuerdo con los datos aportados por las actas municipales la situación político-municipal  poco antes y poco después del 18 de julio de 1936, vayamos entonces a intentar conocer la razón por la que en Guía no hubo ninguna persona “desaparecida”, contrariamente a lo ocurrido en otras localidades  donde sus poblaciones se vieron, dicen los cronistas que han estudiado el tema, bastante diezmadas.

        En el tema de las personas detenidas  en razón de sus ideales políticos de izquierda es preciso aclarar que hubo, me cuentan, dos etapas en la isla de Gran Canaria. En la primera, que tiene lugar inmediatamente después del 18 de julio,  ocurre que las también primeras detenciones son, dicen algunas personas de avanzada edad,  confusas y hasta sin control, razón por la que en la mayoría de las localidades grancanarias se propicia que la suerte de los detenidos  sea muy variada y  que, en algunos casos, --¿la mayoría?—se produzca su “desaparición”. En esta primera etapa de confusión y “sin control” es cuando interviene en Guía la persona que evitó, como luego se verá, que ninguno de sus paisanos corriera la mala fortuna de estar entre los que desaparecieron.

        La segunda etapa se produce pocas semanas después,  tres meses como máximo,  en la que el control se hace más efectivo y, al menos con respecto a Guía,  poseemos fotocopia de oficios en que se anuncia al Ayuntamiento el traslado de detenidos hacia Gando e, incluso, con relación de los trasladados.

             En la primera de las etapas habríamos de situar, entre otros detenidos, a Fabio Álamo Hernández que fue trasladado inicialmente a La Isleta y posteriormente en Gando. En la segunda conocemos, por fotocopia de un oficio que se nos ha facilitado de fecha  12 de noviembre de 1936, los nombres de veinte personas de izquierda trasladados “al campo de concentración” y entre los que figuran Francisco Miranda Santiago, (conocido cariñosamente en Guía como “Pancho Serío”)  Gregorio Rodríguez Díaz, (también conocido como “Goyo o “Goyito” y que años mas tarde sería chofer y hombre de confianza del general Auditor guiense José Samsó Henríquez), Antonio García Moreno,  Manuel González Estévez,  Agustín Arencibia Miranda y otros. 

      Aunque alguna vez se ha citado el nombre del capitán Faustino Pérez y Pérez como el protagonista de la valiente decisión de evitar las “desapariciones” en los primeros momentos del alzamiento militar del 18 de julio,  los relatos de algunos octogenarios guienses que gozan, --y ojalá lo sea por muchos años—de excelente memoria, matizan que fue en la época de la breve alcaldía del capitán Faustino cuando su primer teniente de alcalde Basilio Ramírez García el que se enfrentó a los  que desde Las Palmas fueron a Guía a detener a  destacados hombres de la izquierda que con anterioridad al 18 de julio y después de esa fecha, habían mantenido vivo su pensamiento político sin renuncia de sus convicciones. Personas respetables que, con el paso del tiempo después de abandonar los centros donde fueron internados en los llamados “campos de concentración”, una vez libres se integraron en la vida social y hasta económica de la localidad.

            Que fue Basilio Ramírez, persona de confianza del nuevo régimen por lo que es muy significativa su postura,  el que se enfrentó a las personas que habían ido para llevarse a los republicanos, socialistas y comunistas, lo atestigua mucha gente  de la localidad. Incluso uno de los represaliados, Fabio Álamo Hernández fallecido hace pocos años, aseguró en algunas ocasiones, según nos recuerdan sus hijos, que fue la intervención de “maestro Basilio”, como cariñosamente se le conocía en Guía, el que “exigió” en los momentos iniciales a los que habían ido a retenerlos que firmaran las listas en las que figuraban los nombres de las personas detenidas. Nos cuenta también uno de los familiares directos de nuestro protagonista, por haberlo oído contar algunas veces, que la primera vez que llegó el camión a Guía para trasladar a los detenidos, cuando éstos incluso ya estaban en el carruaje, Ramírez se encaró a los “enviados” y, plantándose delante de la camioneta, aseguró que del pueblo no saldría nadie sin que le firmaran la lista de los trasladados. Y dicen que fueron  estas firmas  las que garantizarían la integridad física de los detenidos y aseguraba el respeto a sus vidas, porque era el aval de que habían sido entregados a personas con nombres y apellidos.

           La decisión de Basilio Ramírez en aquel momento primer teniente de alcalde, fue secundada, seguramente, por los alcaldes interinos o accidentales Faustino Pérez y Cayetano Guerra y, desde luego, por otros falangistas  de la época entre los que se encontraba el que, al parecer, era entonces Jefe de Falange en Guía y practicante de la localidad Alfonso Pozuelo. También por otras “fuerzas vivas”,  personas de respetadísima reputación y nada sospechosa de los nuevos gobernantes, que le animaron a ello, muchos de cuyos nombres conocemos.

                                                           * * *

    Y para quitarle dramatismo al tema habida cuenta de que han transcurrido setenta años y la reconciliación ha llegado a los españoles, no nos resistimos a referir una graciosa anécdota. Cuando era niño y vivíamos en Las Barreras de Guía, nuestra madre –que formaba parte de una familia católico-practicante—nos contaba que aquel año de 1936 las autoridades municipales de izquierda prohibieron, o pretendieron prohibir, en junio la tradicional procesión del Corazón de Jesús. Entonces, los fieles practicantes  adaptaron a la música de un popular cántico religioso en honor del Sagrado Corazón los siguientes versos:

                                                       Corazón Santo

                                                       tú no saldrás,

                                                       porque no quiere

                                                       maestro Vidal,

                                                       Pepito “meco”

                                                       maestro Nolasco,

                                                       Fabio, Ruperto

                                                       y el sacristán.

             En los últimos años de su vida  --falleció hace pocos--  Fabio Álamo solía sentarse diariamente en un banco de la calle de Triana en una tertulia de gentes de Guía y de Las Palmas. Cuando pasábamos a su lado nos llamaba para contarnos anécdotas, curiosidades y comentar cosas de nuestro pueblo común. Yo solía recordarle, de vez en cuando, lo relatado por nuestra madre y le recitaba el cántico que por “pegadizo” nos quedó en la memoria desde niño. Y él, con una sonrisa bonachona, aceptaba la anécdota y se sumergía en sus recuerdos. Nunca nos lo reprochó.  No era para menos porque pasados más de sesenta años, él también recordaba como muy lejana ya aquella época suya de juventud, aunque nunca renunció a sus ideales políticos.

                                                        * * *                                                 

          Esta es, simple y asépticamente contada, --y según nos lo han contado--  una parte de la Historia casi reciente de Guía. Dicho lo cual, respondemos así al amigo galdense que se quejaba del silencio y de la injusticia con que Guía ha pagado la determinación del entonces primer teniente de alcalde, Basilio Ramírez García --escasos días después del 18 de julio de 1936-- que propició que muchos guienses conservaran sus vidas. Por ello el Ayuntamiento debe reconsiderar el silencio de tantos años y dedicar a “maestro Basilio” una calle en alguna de las nuevas urbanizaciones que nacen en la localidad  y en reconocimiento de la que ha sido considerada por la mayoría como valiente decisión del protagonista de esta historia.

 * Pedro González-Sosa es cronista de Guía de Gran Canaria 

 PUBLICADO EN DIARIO LA PROVINCIA DEL 6 DE ABRIL DE 2003.

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