Quizás para algunas personas lo que voy a tratar a continuación no
tenga ninguna relación con Guía, pero yo pienso que si, ya que muchos de
los personajes que aquí cito tuvieron durante el ejercicio de su profesión
una relación intima con nuestro pueblo. La Orquesta Filarmónica, la Banda
Militar, la Pulso y Púa del Real Club Victoria, todas eran asiduas
visitantes de nuestro municipio durante las Fiestas de la Virgen, además
de los artistas que intentare mencionar durante el desarrollo de este
trabajo que con tanta profusión lucían su elocuente saber en el teatro
Cine propiedad de Blas Saavedra, de ahí que haga una interpretación de
estas tertulias y de los virtuosos personajes que relaciono como
protagonistas de las mismas.
El Suizo y el Polo eran dos bares que estaban situados en el Puente de
Palos en el margen izquierdo del Barranco Guiniguadá. En los mismos se
desarrollaban todos los días unas tertulias donde participaba la crema
intelectual de Las Palmas, músicos, escritores, artistas, etc., allí
debatían de manera amigable y distendida todos los aconteceres de tan
elocuentes profesiones. Yo solía asistir a las mismas especialmente los
lunes cuando mi padre me llevaba siendo muy pequeño, pero jamás olvidare
aquellos semblantes y la forma de expresarse de la mayoría de los
asistentes, los cuales acreditaban un encomiable dominio en las materias
de las cuales eran verdaderos especialistas. Cada grupo gremial se hacía
eco de las vicisitudes y los éxitos que les había tocado vivir en los días
que antecedían a la tertulia. Así de una forma totalmente coloquial iban
desgranando los contenidos más importantes que en aquellos días les había
tocado vivir, así como las propuestas más significativas de los temas a
desarrollar en los venideros. Músicos de la talla de Gabriel Rodó director
de la Orquesta Filarmónica, Agustín Hernández director de la Banda
Municipal de Las Palmas, José Moya comandante director de la Banda del
Regimiento de Infantería 50, Luís Prieto insigne musicólogo subdirector de
la Filarmónica, compositor, profesor de piano y director de la Orquesta de
Pulso y Púa del Real Club Victoria, Antonio Herrera director de la Banda
Municipal de Música de Arucas, Rafael Jaimez, Agustín Conch, José Vallejo,
Rafael Gómez, Santiago Herrera, Lurí, los hermanos Quelo, Pepe Pérez
Suárez, Manolo Moreno, Rafael Cordero chansonier internacional y saxo
tenor, Juan Falcón, los hermanos Batista y muchos más. Rapsodas de la
talla de Rafael Quevedo y Antonio Martín, escritores y periodistas tales
como Luís Doreste Silva, Eduardo Benítez Inglot, Pedro Perdomo Acedo,
Víctor Doreste, los hermanos Millares, Néstor Álamo, etc., los citados
bares se convertían en un foro donde las vivencias mas genuinas tenían
cabida expresadas por la extraordinaria elocuencia de estos personajes que
no han tenido quien los iguale en nuestra querida isla de Gran Canaria.
Dada mi corta edad me limitaba a escuchar extasiado aquellas formas de
expresión que estaban en consonancia con la preparación de aquellos
virtuosos varones. Desde muy jovencito siempre tuve inquietudes musicales,
de la mano de mi padre que a modo de faro y guía me enseño cuanto sabía al
respecto. Nunca fui un virtuoso instrumentista pero tenía y tengo un don
que desde siempre me revistió, cuanto interprete broto siempre desde mi
alma y mi corazón, elementos estos que dan al músico el sentimiento más
místico y que hace que cuanto ejecute llegue al publico tocándole en lo
más sensible ocasionándole un palpito sentimental que hace que se inhiban
de todos sus problemas cotidianos y aprecien la valía incuestionable del
músico que ejecuta. Mi padre siempre decía que "tocar con el alma y el
corazón era la única forma de llegar al publico que se enternecía y
agradecía lo que estaba escuchando e incluso a veces con los ojos rayados
de lagrimas mostraban su emoción".
De estas tertulias aprendí mucho, así como de otras a las cuales tuve
el placer de asistir siendo ya mayor en el Ateneo de La Laguna, a las
cuales asistía por invitación de
Juan Martín-Rojas presidente de la Rondalla del Real Hespérides, en las
cuales solían intervenir Nijota, Veremundo Perera, Domingo Pérez y otros
intelectuales de la ciudad de los adelantados. Todas estas vivencias
fueron acrecentando en mi humilde persona unas ansias enormes de aprender
y desde ese momento me interese por la música, el arte, la filosofía, el
folclore y la investigación. El placer que me embargaba compartir estos
ratos enormemente agradables con tan insignes personajes, me fue curtiendo
y desde ese instante comencé a escribir en los periódicos más
representativos de la provincia especialmente en el Eco de Canarias, La
Provincia, Diario de Las Palmas y últimamente en el Mundo-La Gaceta de
Canarias. La colaboración que llevaba a efecto en los mismos no tenían un
signo definido, mis artículos tenían y tienen una versatilidad variopinta
y nunca me he encasillado en una materia determinada.
Los artistas de aquella época tenían una brillantez extraordinaria y
cuando se metían en faena se transfiguraban cada uno en su papel,
consumando así la realidad más elocuente de una grandeza jamás igualada,
-músicos, actores, rapsodas, escritores etc.-, compartían su punto de
vista en la configuración del arte genéricamente hablando, cada uno en su
parcela brillaba esplendorosamente, no habían envidias y los limites eran
indefinidos. Las variedades o espectáculos que veíamos en los pueblo era
un compendio, que a modo de escaparate nos realzaba la brillantez del
evento en si y de sus interpretes, no importaba el tema a desarrollar todo
estaba perfectamente calculado, los artistas daban lo máximo de si y los
espectadores gozaban de la transcendental liturgia del acto con un interés
inusitado, aquellos espectáculos donde solo intervenían artistas
provinciales tenían unas reminiscencias de extraordinaria repercusión
social, ver a Pepita Sarmiento, Dorita Carrasco, Solita Ojeda, Lydia
Guillen, -hoy Lea Zafrani-, Mery Martín, Momi Diepa, Loly Umpierrez,
Miguel Ángel Hernández, Norberto Sosa, conocido por Norton, Ñito Conde,
Fawit, Rafael Quevedo, Antonio Martín, Mary Sanchez, Margot Sanchez, Pepe
Monagas y otros sobresalientes artistas, colmaban las expectativas de
cuantos asistíamos a tan elocuentes eventos.
Lo anteriormente expuesto se cocía y se instrumentaba desde el Suizo y
el Polo, donde los directores de escenas y artistas bocetaban los
espectáculos a desarrollar en los días venideros. Recuerdo que uno de los
pueblos más proclives en presentar tan estupendos actos era Guía, el cine
Hespérides al menos una vez cada quince días nos ofrecía y deleitaba con
eventos de esta naturaleza, que realzaba de manera elocuente la afición
que siempre en mi pueblo existió por la música. Incluso grupos de
aficionados del municipio hacíamos nuestros pinitos, presentando
fragmentos de zarzuelas y otro tipo de cosas que a la gente les encantaba
ver y oír. Las tertulias que he citado doctoro a más de uno, -en sentido
figurado-, ya que el contenido de las mismas acreditaban una sapiencia de
tal calibre, que hacía que escuchar a tan eruditos personajes acreditara
aun más el conocimiento y la sabiduría de los que a las mismas asistíamos.
Revelar una vez más que mi asistencia era más física que testimonial ya
que como he dicho era muy jovencito y solo escuchaba cuanto se hablaba,
aunque eso si enriqueció bastante mi incipiente cultura especialmente la
musical sobre todos las del Suizo y el Polo ya que como digo era un niño
con apenas ocho o nueve años, las del Ateneo me ayudaron mucho y ya en
ellas departí sin ningún recelo con las intelectuales laguneros ya citados
la sencillez y la humildad de los mismos eran muy significativas.
Más tarde, fueron también elocuentes las tertulias de la Casa del
Marino, en las que intervine con relevantes personalidades relacionadas
con el mundo del mar, capitanes de la Marina Mercante, Maquinistas Navales
Jefes, altos jefes y oficiales de la Armada, médicos y otros seres de más
humildes condición, los cuales le dieron a mi formación un bagaje valorado
en muchos enteros.
Sin querer pero dado lo apasionado del tema, casi me he convertido en
el personaje central de este trabajo, no era mi intención, pero
involucrarme en algo tan transcendental me ha traído a la memoría
vivencias que jamás olvidare. No he querido pecar de petulante pero la
vida ha sido muy benévola conmigo y recordar tan emotivas tertulias han
significado para mi como la aplicación de un bálsamo que me han hecho ver
de manera axiomática la realidad de la existencia cotidiana que cada uno
lleva como puede.
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