Hoy voy a referirme a una señora ¡porque no¡, algo retrasada
psíquicamente, y que ejerció toda su vida como barrendera municipal junto
con otras dos, Pepita a la que le decían "la de los ojos malos", pues toda
su vida tuvo problemas en este órgano de vital importancia y la otra
Lolita, de la Atalaya, a la cual se la conocía por "la cojita". Me refiero
a Candelaria García conocida por "Lala". Mi madre muchas veces cuando
hacia limpieza general en nuestra casa la solía llamar para que realizara
tal función, pero la pobre mujer al no ser completa, no realizaba la tarea
que se le encomendaba todo lo bien deseado, no obstante mi madre por pena
siempre la seguía llamando. Le daba el desayuno y le pagaba una cantidad
de dinero por el trabajo realizado, cosa que la infeliz agradecía
infinitamente.
Cuando empezaba a romper el día ya se oía en la calle el trasteo de las
barrenderas. Posiblemente el simple hecho de adecentar las calles de mi
pueblo no tuviera mayor transcendencia, a la hora de molestar a los
vecinos que pudieran estar descansando, pero era evidente que las
discusiones y las peleas entre ellas si. La retahíla de palabras mal
sonantes empleadas por las ínclitas, -obviamente por su falta de educación
cívica al menos-, y la estridencia de sus voces producían un gran malestar
a esas horas tan interspectívas, en estas peleas de connotaciones
barriobajeras destacaba por encima la voz chillona y estridente de Lala,
que hablando casi a media lengua, hacia prevalecer su mayor constitución
física, su juventud y la violencia derivada de sus pocas luces.
Lala fue una madre muy fecunda, no recuerdo exactamente cuanto hijos
tuvo, pero si puedo decir que fueron muchos, y posiblemente todos de
diferentes padres. Muchos personajes de Guía, aprovechándose de sus
necesidades económicas y de su tara psíquica, la embarazaron muchas veces,
por cuatro cuartos, aunque había que tener mucho estomago para así
hacerlo, pero la vida en aquellos tiempos era muy dura y los elementos
citados carecían de escrúpulos al respecto, y siendo ella muy joven la
hicieron una desgraciada. No era una mala mujer desde el punto de vista de
la semántica que se emplea para definir a estas personas, era solo una
incipiente subnormal de lo cual muchos hombres sacaron provecho sin
comprometerse a nada.
Cuando para las fiestas se habilitan los servicios que estaban en el
cuartel de Falange que lindaba con la plaza Chica o de Lujan Pérez, el
ayuntamiento la ponían a ella al cuidado de los mismos, y allí me consta,
muchos vecinos de mi pueblo con una moral desvirtuada y aberrante
aprovechaban la coyuntura, para hacerle un chiquillo más. Lala fue una
victima de la época, como tantas otras mujeres de la comarca, pero con la
única diferencia de que estas ultimas aprovecharon la circunstancia para
constituirse en amantes bien pagadas y lujosamente engalanadas, de algún
que otro ricachón de mi pueblo, mientras que la pobre Lala nunca paso de
ser una barrendera mal pagada, ya que sus pocas luces le impidieron
acceder a la opulencia de las otras. Procedía de una buena familia, sus
hermanos y hermanas tenían una situación cómoda, como honrados
trabajadores que eran y muy estimados en Guía, ella debió ser la excepción
posiblemente sin quererlo ya que su atrofiada mente le impidió ser de otra
manera.
Conocí a casi la totalidad de sus hijos, pero sobre todo al mayor, este
fue un dechado de virtudes y siempre estuvo muy relacionado con algunas
personas de mi pueblo que tenían cargos relevantes relacionados con
empresas agrarias y de regantes. Juntos solían salir al campo los domingos
a coger pájaros pintos, verderones y linaceros, además era el encargado de
una suntuosa finca ubicada en Santa Elena, propiedad de un terrateniente
de la época que le tenía una gran estima y afecto por su constatada
honradez. Además fue un extraordinario portero de fútbol que jugo en el
Guíense de la Atalaya, en una época que este barrio de Guía contó con un
gran equipo y con destacados futbolistas.
En fin que recordar a Candelaria García "Lala" para mi ha sido un
placer, pues me ha transportado a mi infancia y juventud, de las cuales
tan buenos recuerdos tengo. Posiblemente mi pandilla y yo le hiciéramos
alguna perrería, pero como todas las nuestras tenían unos sentimientos
nobles y nunca de connotaciones dañinas. Lala fue dentro de los personajes
populares de Guía, un icono, quizás no estuviera revestida por la
grandilocuencia de otros, pero su forma de hablar y su poco raciocinio la
hacían a veces decir cosas simpáticas, menos cuando estaba "enfurruñada",
en este ultimo caso se convertía en un ser violento y capaz de arremeter
contra cualquiera que se le pusiera por delante. Tal vez las nuevas
generaciones de mi pueblo no la conocieron pero existió y marco un hito,
-tal vez intranscendental-, pero vivió y murió en Guía.
---------------