Guía de Gran Canaria

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PERSONAJES POPULARES DE GUÍA (6)

Por Juan Dávila-García

Hoy voy a referirme a una señora ¡porque no¡, algo retrasada psíquicamente, y que ejerció toda su vida como barrendera municipal junto con otras dos, Pepita a la que le decían "la de los ojos malos", pues toda su vida tuvo problemas en este órgano de vital importancia y la otra Lolita, de la Atalaya, a la cual se la conocía por "la cojita". Me refiero a Candelaria García conocida por "Lala". Mi madre muchas veces cuando hacia limpieza general en nuestra casa la solía llamar para que realizara tal función, pero la pobre mujer al no ser completa, no realizaba la tarea que se le encomendaba todo lo bien deseado, no obstante mi madre por pena siempre la seguía llamando. Le daba el desayuno y le pagaba una cantidad de dinero por el trabajo realizado, cosa que la infeliz agradecía infinitamente.

Cuando empezaba a romper el día ya se oía en la calle el trasteo de las barrenderas. Posiblemente el simple hecho de adecentar las calles de mi pueblo no tuviera mayor transcendencia, a la hora de molestar a los vecinos que pudieran estar descansando, pero era evidente que las discusiones y las peleas entre ellas si. La retahíla de palabras mal sonantes empleadas por las ínclitas, -obviamente por su falta de educación cívica al menos-, y la estridencia de sus voces producían un gran malestar a esas horas tan interspectívas, en estas peleas de connotaciones barriobajeras destacaba por encima la voz chillona y estridente de Lala, que hablando casi a media lengua, hacia prevalecer su mayor constitución física, su juventud y la violencia derivada de sus pocas luces.

Lala fue una madre muy fecunda, no recuerdo exactamente cuanto hijos tuvo, pero si puedo decir que fueron muchos, y posiblemente todos de diferentes padres. Muchos personajes de Guía, aprovechándose de sus necesidades económicas y de su tara psíquica, la embarazaron muchas veces, por cuatro cuartos, aunque había que tener mucho estomago para así hacerlo, pero la vida en aquellos tiempos era muy dura y los elementos citados carecían de escrúpulos al respecto, y siendo ella muy joven la hicieron una desgraciada. No era una mala mujer desde el punto de vista de la semántica que se emplea para definir a estas personas, era solo una incipiente subnormal de lo cual muchos hombres sacaron provecho sin comprometerse a nada.

Cuando para las fiestas se habilitan los servicios que estaban en el cuartel de Falange que lindaba con la plaza Chica o de Lujan Pérez, el ayuntamiento la ponían a ella al cuidado de los mismos, y allí me consta, muchos vecinos de mi pueblo con una moral desvirtuada y aberrante aprovechaban la coyuntura, para hacerle un chiquillo más. Lala fue una victima de la época, como tantas otras mujeres de la comarca, pero con la única diferencia de que estas ultimas aprovecharon la circunstancia para constituirse en amantes bien pagadas y lujosamente engalanadas, de algún que otro ricachón de mi pueblo, mientras que la pobre Lala nunca paso de ser una barrendera mal pagada, ya que sus pocas luces le impidieron acceder a la opulencia de las otras. Procedía de una buena familia, sus hermanos y hermanas tenían una situación cómoda, como honrados trabajadores que eran y muy estimados en Guía, ella debió ser la excepción posiblemente sin quererlo ya que su atrofiada mente le impidió ser de otra manera.

Conocí a casi la totalidad de sus hijos, pero sobre todo al mayor, este fue un dechado de virtudes y siempre estuvo muy relacionado con algunas personas de mi pueblo que tenían cargos relevantes relacionados con empresas agrarias y de regantes. Juntos solían salir al campo los domingos a coger pájaros pintos, verderones y linaceros, además era el encargado de una suntuosa finca ubicada en Santa Elena, propiedad de un terrateniente de la época que le tenía una gran estima y afecto por su constatada honradez. Además fue un extraordinario portero de fútbol que jugo en el Guíense de la Atalaya, en una época que este barrio de Guía contó con un gran equipo y con destacados futbolistas.

En fin que recordar a Candelaria García "Lala" para mi ha sido un placer, pues me ha transportado a mi infancia y juventud, de las cuales tan buenos recuerdos tengo. Posiblemente mi pandilla y yo le hiciéramos alguna perrería, pero como todas las nuestras tenían unos sentimientos nobles y nunca de connotaciones dañinas. Lala fue dentro de los personajes populares de Guía, un icono, quizás no estuviera revestida por la grandilocuencia de otros, pero su forma de hablar y su poco raciocinio la hacían a veces decir cosas simpáticas, menos cuando estaba "enfurruñada", en este ultimo caso se convertía en un ser violento y capaz de arremeter contra cualquiera que se le pusiera por delante. Tal vez las nuevas generaciones de mi pueblo no la conocieron pero existió y marco un hito, -tal vez intranscendental-, pero vivió y murió en Guía.

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Juan Dávila-García

jocdavila@yahoo.es

Julio 2006.

info@guiadegrancanaria.org

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