Es indiscutible la supremacía guiense en el arte de la música, al menos
en aquellos tiempos, hoy desconozco la realidad de este arte tan elocuente
en Guía. Solo en nuestro pueblo contábamos con las siguientes orquestas:
la Philips, Iberia y la de Mejías que aunque su director y fundador era de
Galdar más de 90-% de sus componentes eran de Guía. La extraordinaria
Banda de Música, la orquesta pulso y púa Tirma, las afamadas Rondallas
Princesa Guayarmina y Tirma-Guíense, tan agasajadas y laureadas en cuantos
eventos participaban fuera al nivel que fuera y otros grupos de índole
zarzuelera que también brillaron espléndidamente.
Es interesante resaltar que casi de manera exclusiva existían dos
apellidos, (por encima de todos), que estaban implicados en este devenir
de tan elocuentes manifestaciones, -las musicales-, estas eran los Dávila
y los Ossorio, familiarmente muy enraizados entre ellos, por las uniones
matrimoniales entre si, que generaron una verdadera pléyade de insignes
músicos.
El personaje del que hoy quiero ocuparme era José Mendoza Ossorio,
conocido por Pepe el de maestro Blas o de Tana. Hijo por tanto de Blas
Mendoza y de Tana Ossorio, sus hermanos fueron, Blas de triste recuerdo,
Pino, Pilar, Antonio conocido por el barrabas, Ignacio y Manolo. Fue un
músico de reconocido prestigio como interprete de los siguientes
instrumentos, caja, batería, piano. Formo parte de la Banda Municipal, y
de las orquestas de Mejías, Philips e Iberia.
En la primera, a la cual perteneció desde su fundación, tocaba la
batería y en las posteriores el piano. Siendo miembro director de la
Iberia, le toco participar en el concurso de orquestas celebrado en Guía
en los albores de los años cincuenta, donde también intervinieron la
Casablanca (ganadora del certamen) y la California de Las Palmas, los
Falcones de Telde, Mejías y la citada Iberia. Pepito el de maestro Blas
como era conocido cariñosamente, se implico de tal manera en el asunto que
quiso preparar a su orquesta para ganar el concurso de ahí que los ensayos
previos a la contienda fueran titánicos, la pieza obligada era el
pasodoble "Suspiros de España", -obra altamente difícil de interpretar
especialmente en la parte de su introducción-, y lo consiguió, recordar
que la misma sonaba bien e ilusionaba a sus componentes, pero la noche del
concurso después de una interpretación magistral, ya casi al final un
lapsus de su trompetista José Cabrera hizo que todo se fuera al traste.
Sin lugar a dudas fue la mejor interpretación, -la de la Iberia-, de todas
las asistentes pero ese despiste involuntario del citado trompetista la
llevo al fracaso más estrepitoso. José Mendoza se vio muy afectado por el
desgraciado desenlace y tardo muchos años en olvidarlo.
Además de un virtuoso músico, era un comerciante de ilustre pedigrí y
durante muchos años regento la tienda que tenía en la calle Luís Suárez
Galván, cuyos inicios eran de librería y papelería, pero con el paso de
los años expendio, calzados, juguetes, objetos de regalo,
electrodomésticos, coches, instrumentos musicales, etc.
Pepe Mendoza, desarrollo una gran labor docente y enseño a muchos
jóvenes a tocar el piano y a leer las partituras musicales. En fin su
actuación en estos menesteres fue digna de encomio, por todo ello se
merece el reconocimiento y el agradecimiento de sus conciudadanos, de los
que le conocieron y de los más jóvenes que aunque haya sido por referencia
tengan conocimiento de su importante singladura musical.
---------------