Los grupos gremiales en Guía, siempre fueron muy prolíferos, a los yo
citados, herreros, carpinteros, marchantes, barberos, etc., hoy quiero
dedicarle este trabajo a los "latoneros", los cuales también tuvieron un
desarrollo preponderante en nuestro pueblo. Desde los Jiménez, los
Candelarias hasta hoy han sido muchos los que han destacado en tan
estimulante profesión, que en un principio tenía ciertas acotaciones pero
que en la actualidad son muchos los cometidos en que se ven implicados.
De las primeras reparaciones que hacían a las cocinillas de petróleo,
la construcción de calderos, sartenes y otros utensilios, hoy destaca la
labor que hacen como instaladores de conducciones de aguas, desatascos de
cañerías, y todo el entramado que conlleva las instalaciones que en estas
materías llevan a cabo en todo tipo de edificaciones, de ahí que su
primitivo nombre de latoneros haya cambiado a la de fontaneros cuya
especificación nominal abarca labores más enjundiosas y técnicas.
Es evidente la desaparición de aquellos artilugios cuya competencia en
lo referido a su reparación era patrimonio de los latoneros, especialmente
la pequeña cocinilla sostén en el quehacer diario de nuestros antepasados
en la practica de las artes culinarias cuyo eje principal era el quemador
que con tanta sapiencia estos profesionales soldaban y destupían y que
generaron muchos accidentes por su facilidad para incendiarse. Hoy priman
las de gas y las de vitroceramicá. De estas todavía los fontaneros siguen
llevando a cabo sus reparaciones sobre todo a las que tienen como fuente
de energía al gas, pero las segundas requieren la participación de los
técnicos electricistas dado que es la electricidad quien las alimenta.
Recuerdo ver a Manolo García latonero ubicado en la calle Marques del Muni
soldando un quemador utilizando para ella una técnica bastante depurada,
como era la anillar la rotura del mismo con un trozo de metal fungible
sostenida por un verguilla circunvalándola y aplicándole el fuego del
soplete conseguía una soldadura perfecta lo que hacia que la utilización
del citado quemador tuviera una duración indefinida.
Hablaba al principio de dos familias, -los Jiménez y los Candelarias-,
de las cuales surgieron grandes y prestigiosos latoneros que marcaron una
época. Así de la primera recordar a Manuel y Juan Jiménez Ossorio y a los
hijos del primero Francisco conocido por Paco el latonero y Manolo, -que
fue durante muchos años el latonero oficial del ayuntamiento de Guía, cuya
misión principal era supervisar y realizar las conducciones de agua y la
reparación de las mismas, así como de los contadores. Cuando llegaban las
fiestas de la Virgen era el quien montaba e instalaba los palcos en las
calles Medico Estévez y Marques del Muni-, y el primo de estos ya citado
Manuel García Jiménez conocido por el peninsular. De los Candelarias citar
en primer lugar a los hermanos Juan, conocido por Juan sardina y
Francisco, que tuvieron sus respectivas latonerías en la calle Luís Suárez
Galván y a Lalo hijo del primero dedicado posteriormente a otros
menesteres, citar también a Cristóbal hijo de maestro Daniel y a Luís el
de Cristina, etc.
Al igual que otros profesionales especialistas en otras materias los
latoneros de Guía siempre supieron estar a la altura de las
circunstancias, sus servicios a la sociedad guíense marcaron un antes y un
después en el ejercicio de la misma, nunca obviaron la relevancia de su
oficio y por consiguiente rodeados de los utensilios más insospechados en
la actualidad, realizaron una labor altamente positiva ya que la función
que ejercieron tuvo siempre la finalidad de acrecentar el bienestar de sus
convecinos, ya que motivaban en algunos casos la reparación de elementos
tan necesarios para el buen desarrollo de la vida cotidiana, sin ellos era
imposible llevar adelante la practica de cocinar especialmente, en la
mayor parte de las casas de nuestro pueblo, motivo este por el que se
merecen nuestro reconocimiento.
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