Cuando se habla de personajes populares de un determinado lugar, es de
bien nacidos recordar con verdadero afecto a los seres que por su
virtuosismo destacaron y que de forma autodidacta se hicieron así mismo.
Es el caso del que fue un gran amigo de mi familia y del que suscribe, muy
estimado y apreciado en Guía, me refiero a Francisco Miranda Santiago
conocido cariñosamente como Pancho Serío. Este hombre de honorable
comportamiento, se hizo así mismo, y en la rama de la floricultura llego a
poseer unos conocimientos teóricos-prácticos de tal calibre que lo
convirtieron en Profesor titular de tan complicada materia en el Instituto
de Guía, donde desarrollo una labor docente extraordinaria.
Francisco Miranda en un principio albañil, -creo-, se posiciono en la
finca de la Huerta, -propiedad del Condado de la Vega Grande-, de la cual
era arrendataria su suegra Marcelinita Jiménez, iniciando una verdadera
revolución en la ciencia floral de la cual llego a ser una verdadera
institución. En un principio se hizo con una extraordinaria biblioteca
referida a tan colorida materia y más tarde de manera generalizada la
constituyo en una de las más importantes de Guía y creo que de la
provincia. Los jardines que bordeaban la citada finca donde la mano de
Pancho se recreaba tenia unas connotaciones babilónicas y su colección de
crotos tenían la virtud de ser una de las más importantes de las
existentes en las islas canarias. Todos los años con motivo de la
festividad del Corpus, esta ingente exposición floral lucía de manera
brillante y elocuente en las graditas de las Iglesia y eran la admiración
de cuanta gente visitaba Guía con motivo de tan significada fiesta donde
el protagonismo lo tenían las bellas alfombras que los guienses solíamos
realizar.
Cuando Marcelinita se vio mayor le cedió a Pancho el arrendamiento de
tan importante finca a la cual este supo sacarle el máximo rendimiento
especialmente en el cultivo de las plataneras, pero su gran afición, la
floral, siguió imperando y su dedicación a ella era cada vez más elocuente
practicando toda clase de injertos de diferentes especies que le daban
como resultado unos ejemplares "híbridos" de delicada textura, tales como
claveles, rosas, flores del mundo, violetas, etc.
La vida de Pancho, por desgracia no fue siempre feliz, tuvo sus
problemas en el año 1936, fue torturado, apaleado y en más de una ocasión
le hicieron orinar sangre. Recuerdo oírle decir a mi madre que Mercedes
Ossorio su mujer, -parienta nuestra-, llegaba a mi casa muy tempranito y
le contaba todos los sufrimientos que Pancho había padecido durante la
noche en el patio de la heredad, donde se llevaban a efecto los maltratos,
más tarde fue llevado al campo de concentración en Gando. Parece ser que
el paso del tiempo cicatrizo aquellas heridas y los rencores de aquellos
años y Pancho que era un señor de los pies a la cabeza, reinicio su vida
con enorme sacrificio llegando a ser una persona muy querida y respetada
en Guía, los desvelos por ayudar a sus convecinos fue una premisa que
siempre le revistió.
A su manera Pancho fue un intelectual, sus constantes estudios y
experimentos con las flores y las plantas le dotaron de una alta
preparación, además era un lector empedernido de las obras literarias más
emblemáticas, su enorme biblioteca así lo acreditaba. No compraba libros
por lucirlos, lo hacía porque le encantaba la lectura, y en las muchas
ocasiones que fui a su casa ubicada en el callejón sin salida –frente al
cine Hespérides-, lo pude comprobar.
Francisco Miranda Santiago, el amigo, de caballeroso comportamiento,
estimo tiene también su hueco en esta galería que conforman los Personajes
Populares de Guía, por ello lo he citado con todo el afecto que siempre le
profese, fue un hombre de nobles sentimientos y de una impoluta honradez.
Reconocerle sus meritos implican el agradecimiento a quien siempre estuvo
dispuesto a colaborar en cuantos eventos se celebraron en Guía y que
requirieron de su participación. Sería lógico y natural que los guienses
le recordásemos con verdadero cariño por lo que significo para nuestro
pueblo, Pancho fue un verdadero patriota defensor a ultranza de todo lo
nuestro, y jamás tuvo temor de así manifestarlo.
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