Hoy quiero recordar a un persona muy querida y estimada en Guía y que
se gano el agradecimiento de todos sus convecinos por su puntualidad en el
toque de las campanas de la iglesia anunciando, las diferentes oraciones
del día y así como sus toques y repiques en cuantas festividades se
celebraban en nuestro pueblo, me refiero a Manuel Pérez Pérez conocido por
"el pochibio". Nunca supe de donde le venia tan sonoro dichete que siempre
lució sin mortificarse porque la gente se lo dijera. Era hijo de maestro
Manuel Pérez, carpintero y músico y de su sobrina Lorenza Pérez, tenia dos
hermanas Chanita y Cirita.
Manuel Pérez, fue el campanero por excelencia de la iglesia de Guía,
sus toques eran muy armoniosos y tenían unas connotaciones de elocuente
dulzura y belleza, jamás se paso en un repique, su forma de interpretarlo
denotaban un finísimo y artístico oído quizás heredado del virtuosismo
musical de su padre. Manolo el pochibío como todos le conocíamos, -dentro
de sus limitaciones-, tenía una capacidad intelectual digna de mención, al
menos para ejercer como fiel tocador de las campanas, se sabía todos los
toques y los desarrollaba en las horas que correspondían sin pasarse ni un
minuto de la hora del toque correspondiente, ya fuera el ángelus, la
oración o cualquier otro repique que tuviera que llevar a efecto.
Cuando no estaba en la iglesia, te lo encontrabas en el taller de
carpintería de su padre, donde le ayudaba en lo que podía, ya que su
lucidez bastante limitada no le daba para hacer más. Vivía en la punta más
extrema de la calle de la cárcel casi lindando con la fonda de Forteza.
Con exactitud milimétrica le veía pasar todos los días muy temprano por mi
calle hacia la iglesia para desde allí deleitarnos con sus afinadísimos
toques de campana. Cuando automatizaron el funcionamiento de las mismas,
se sintió muy mal, ya que se vio privado de hacer lo que más me gustaba.
Habiéndose desplazado con el resto de su familia a Las Palmas, encontró
cobijo en la iglesia del Pino y allí con la aquiescencia de su párroco Don
Agustín Álamo se convirtió rápidamente en el campanero oficial de la
citada iglesia.
Manolo el pochibío, tenía un don especial, el cual le hacía ser el
mejor campanero que he conocido, cuando estaba enfermo y alguien le
sustituía en los repiques y en los diferentes toques de las armoniosas
campanas de la iglesia, todos lo notábamos, la forma de interpretar los
mismos no tenían la limpieza y pulcritud que Manolo le imprimía. Fue un
genio como campanero, su cortedad mental no le impidió desarrollar esa
gran labor que durante tantos años llevo a cabo en Guía.
Manolo Pérez, alias el pochibío, es merecedor de entrar a formar parte
de los personajes populares de mi pueblo, su gran habilidad con las
campanas de la iglesia, durante los años que las estuvo manejando han
dejado su impronta de la manera más elocuente y llamativa por la
extraordinaria labor que desarrollo durante todos esos años en el manejo
de las mismas.
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