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Hoy voy a variar ostensiblemente el formato de mis argumentos sobre
los personajes populares de Guía, como diría el sabio, -entre col y
col lechuga-. La persona que voy a sacar a la palestra ahora en este
tratado, que alguien pudiera tachar de simplista, pero es para mi un
extraordinario honor y me produce gran satisfacción extraer de mi
mente recuerdos tan afectivos de muchas personas que conformaron desde
diferentes prismas la elocuente grandiosidad de mi amado pueblo y que
hicieron que brillara con renombre y gran categoría en todo el
archipiélago, me refiero a Manuel
González, Lito, más conocido por "el Guajiro",
extraordinario estilista de la lucha canaria, -quizás y desde mi punto
de vista de los más finos y lucidos de todos los tiempos- |
Cuanto voy a contar aquí ahora puede que ocurriera entre los años
cuarenta y cincuenta y tres del siglo XX. De mucha gente de Guía es
conocido que la saga de los González como insignes luchadores se remontan
a los tiempos de, Mayoyo, -su padre-, sus tíos Severo y Siso, que falleció
relativamente joven, y que juntamente con Manuel Vitorino, Juan Pina,
Antoñito Reina, Basilio y Bernardo Ramírez, formaron uno de los equipos
más potentes en esta especialidad que haya tenido Guía, en los tiempos del
gran Mandarrias, sobre el principio del siglo XX y posiblemente hasta el
1910/15.
Lito el guajiro, como siempre se le conoció, fue un deportista de
extraordinarias y conceptuadas características, algo descuidado en lo
referido a su preparación física, pero esto nunca fue óbice para que
luciera como el gran bregador que siempre fue. Junto con Víctor Almeida,
conocido por el Artillero, Salvador Díaz, Pollo de Anzo, Valentín Cruz,
los hermanos Tacoronte de Gáldar, Juan Cruz, José Álamo, Seito, los
Cubanitos I y II, Bartolo Oliva y otros, conformaron el mítico equipo de
luchas llamado Ajodar, que entre los años cuarenta y algo y hasta casi los
sesenta, pasearon el nombre de Guía por todo el archipiélago en honor de
multitudes. Se enfrentaron a los equipos más poderosos de la provincia de
Las Palmas y del resto de las islas, entre ellos el Adargoma, Tumbador, el
insigne Real Hespérides de Tenerife y otros de elocuente potencialidad, a
los cuales derrotaron siempre en buena lid. En estos éxitos y sonados
triunfos la extraordinaria labor de Lito el guajiro, fue decisiva.
Recordar con verdadero sentimiento de afecto hacía el, una luchada que se
celebro en el campo de fútbol de la Atalaya, un día de las Marías del año
1945, -tenia yo 8 años recién cumplidos-, que enfrentándose el equipo de
Guía, reforzado por Domingo Mederos, Pollo de Gáldar, con el Adargoma de
Las Palmas, que traía como refuerzo al mítico Pancho Camurria, natural de
un barrio de la Villa de Arico en Tenerife llamado La Cisnera, que
ostentaba por aquella época el fajín de campeón de Canarias, y que con la
ausencia del Guajiro, que al parecer había estado toda la noche de juerga,
comenzó pintando mal para los de Guía, ya que fueron cayendo todos los
miembros de la cola y algunos puntales, entre ellos el citado Domingo
Mederos, y por consiguiente la derrota estaba cantada, -lo que voy a
relatar a continuación ajustado a la más estricta realidad, merece ser
resaltado en negritas y así lo voy hacer-.
"Vicente Román el mandador del equipo guíense, ya daba la contienda
por perdida al igual que todos los espectadores que nos encontrábamos en
el recinto, cuando apareció Lito, con una trompa de no te menees, por la
puerta principal del citado campo dando bandazos, y enterándose de lo mal
que pintaba la contienda para los guíenses, le suplico al mandador que lo
dejara participar, el cual le dijo que no, pero tanto insistió Lito, que a
Vicente Román, no le quedo más remedio que indicarle que se equipara, y
así lo hizo nuestro personaje y saltando al terrero, empezó a eliminar a
todos los luchadores del Adargoma, entre ellos atletas de gran peso y
fortaleza, como por ejemplo a Hermenegildo Ramírez, conocido por Brazo de
Hierro, -levantador del arado al igual que José Rodríguez Franco, Faro de
Maspalomas-, Maron, al Panadero, etc., empatando la luchada 11 a 11,
quedando en pie solamente Camurria por el bando visitante y el Guajiro por
los de Guía. El enfrentamiento fue épico, Lito le dio las dos seguidas
cayendo desplomado al termino de la agarrada, el esfuerzo había sido
sublime, el clamor del publico fue incontenible. Horas más tarde delante
de la Fonda de Forteza, donde Pancho Camurria se iba a retirar a dormir,
este le dijo a Don Francisco León Padrón, presidente del Ajodar de Guía y
a mi padre en mi presencia, con lagrimas en los ojos, la rabia y la
impotencia que sentía él haber sido derribado por Lito en la situación en
que este se encontraba, dijo textualmente, -si con soplarlo solamente se
caía-, pero no fue así, el Guajiro le había dado al Ajodar y a Guía una
lección de pundonor y de buen luchar".
Lito el Guajiro, no era el típico luchador de estimada corpulencia
y peso, podía estar en los 1,75 metros de estatura y entre los 85 y 90
kilos, se preguntaran ¿Dónde estribaba entonces esa gran potencia para
derribar a competidores muy superiores en estatura y peso?, decirles al
respecto que tenia un gran poder en los brazos y piernas y una técnica muy
depurada en su forma de aplicar las diferentes mañas luchisticas que
utilizaba. Sus enfrentamientos con los tinerfeños Ramallo y Capitanito
solían tener unas connotaciones en lo referido a la competitividad, de
enorme transcendencia, que identificaban sus notorios enfrentamientos
llenos de arte y belleza, eran unos estilistas de una calidad insuperable,
y los resultados de sus agarradas tenían unas previsiones muy diversas en
cuanto al resultado de la competición, dada la gran calidad que
atesoraban.
Lito, marco un hito en la historia de la lucha canaria, donde
desarrollo una loable labor, que acredito la gran categoría que Guía tuvo
en aquella época en tan ancestral deporte mezcla de fuerza y arte. Lito el
Guajiro fue una figura relevante entre los gladiadores que competían por
la supremacía de la lucha canaria en el entorno del archipiélago canario.
El campo de España en Las Palmas, la plaza de Toros de Santa Cruz Tenerife
y otros emblemáticos terreros fueron fieles testigos de tan significado
atleta, que en su peso y calidad jamás ha sido igualado.
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El Guajiro, en su época de "mandador" |
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