Las bandas y las charangas e incluso alguna orquesta
que acompañaban las exhibiciones de los papagüevos en las fiestas de la
Guía, tenían en su repertorio una serie de marchas o pasodobles que eran
los mas interpretados en tales eventos y es justo reconocer que los
interpretaban son sabia maestría. La procedencia del grupo musical era lo
de menos ya que todos coincidían en interpretar casi con promiscuidad esa
música tan oída y tan tarareada por todos los ciudadanos en este caso de
Guía. Era una tonadilla pegadiza y a cualquiera se la oías silbar o
cantar. Recuerdo que las más significadas eran, La Madelon, Comandante
Durango, Doble Águila, Amparito Roca, España cañi y en algunos casos
interpretaban hasta el pasodoble Islas Canarias. Hoy en una exhibición de
estas características se interpreta lo que sea, valses, polcas, fox y
muchas melodías más.
Hubo un tiempo en que esta exhibición de gigantes y
cabezudos estuvo limitado exclusivamente a una serie de pueblos de la isla
y cada uno tenía un buen cartel de tan significados elementos, cuyas
exhibiciones revestían desde el punto de vista del ocio un evento que los
ciudadanos celebraban con elocuente algarabía. Solían exhibirse las
vísperas del día en que se celebraba la fiesta principal, no obstante
habían excepciones, como eran las ramas de las Marías de Guía, y las de
Agaete por las Nieves y San Pedro en el Valle. Hoy en todas las fiesta de
la isla en unas con mayor profusión que en otras, la actuación de los
gigantes y cabezudos es uno de los actos considerados más festeros por la
impronta y las características en si del evento. Hay pueblos que
promocionan tal exhibición, como es el caso de Guía, posiblemente porque
estimen que la salida a la calle de los papagüevos tengas reminiscencias
ancestrales ¡es muy posible que así sea¡, los santones, chamanes,
sacerdotes y hechiceros de todas las culturas antiguas se lucían ante sus
respectivas tribus, ataviados con unos ropajes tan estrafalarios, que en
muchos casos se asemejan a los papagüevos de hoy en día.
Las interpretaciones musicales tenían unas limitaciones
que se circunscribían de manera exclusiva a las marchas y pasodobles
citados, los cuales eran ejecutados con sumo gusto de afinamiento e
interpretación. Lo mismo ocurría con las Mañanitas que se interpretaban en
las dianas floreadas que se llevaban a cabo en algunos pueblos, las cuales
en su composición resaltaba un tipo de música melodiosa y poco estridente,
con el fin de despertar, -en el caso de las dianas-, a la gente del pueblo
con suavidad festiva y afecto. Fui interprete en muchas ocasiones como
miembro de la Charanga de mi tío Camilo García Ossorio, de estos actos
festeros en innumerables pueblos de la isla y en pagos o barrios de
significada relevancia. Hoy por lo que puedo observar y escuchar cualquier
tipo de música es empleada en estos eventos tan tradicionales la cual
estimo desde mi punto de vista bastante inadecuada, solo sigue vigente
como recordatorio de aquellos tiempos la marcha archiconocida llamada
Madelón, la cual era algo así como el segundo himno de los caballeros
legionarios, los cuales la interpretaban especialmente en las reuniones
que hacían al caer la tarde antes de la arriada de la bandera. Durante más
de un año pude oírles la tan emblemática canción participando con ellos en
su desarrollo.
La excelencia de los pasodobles y marchas citadas,
tenían una predisposición festera de elocuentes connotaciones, así
recordar la sonoridad de las bandas o charangas de Agaete, Ajodar y otras
agrupaciones musicales que todavía las siguen ejecutando en las diferentes
fiestas de la rama y con menos profusión en los conciertos. Aunque su
valor musical no desmerece en nada para así hacerlo. Recuerdo que una vez
tocando en Fontanales pusimos en el atril las marchas Doble Águila y
Comandante Durango, la interpretación de las mismas constituyeron un
clamoroso éxito, éramos unos quince músicos bien afinados y las obras que
desarrollábamos tenían un gran valor artístico, no en vano todos
constituíamos y representábamos el alto sentido musical que nos revestía a
la gente de Guía y que dignificaba la elocuente estirpe de los músicos de
nuestro pueblo.
Se hace necesario que las bandas y charangas de hoy en
día, que amenizan las fiestas de nuestros lugares vuelvan a ejecutar con
el acompañamiento de los gigantes y cabezudos esta música tan alejada, no
se porque circunstancia de estos eventos a los cuales le dan un verdadero
y emotivo realce.
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