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GUÍA, EXHIBICIÓN DE GIGANTES Y CABEZUDOS Y SU MÚSICA.-

Por Juan Dávila-García

Las bandas y las charangas e incluso alguna orquesta que acompañaban las exhibiciones de los papagüevos en las fiestas de la Guía, tenían en su repertorio una serie de marchas o pasodobles que eran los mas interpretados en tales eventos y es justo reconocer que los interpretaban son sabia maestría. La procedencia del grupo musical era lo de menos ya que todos coincidían en interpretar casi con promiscuidad esa música tan oída y tan tarareada por todos los ciudadanos en este caso de Guía. Era una tonadilla pegadiza y a cualquiera se la oías silbar o cantar. Recuerdo que las más significadas eran, La Madelon, Comandante Durango, Doble Águila, Amparito Roca, España cañi y en algunos casos interpretaban hasta el pasodoble Islas Canarias. Hoy en una exhibición de estas características se interpreta lo que sea, valses, polcas, fox y muchas melodías más.

Hubo un tiempo en que esta exhibición de gigantes y cabezudos estuvo limitado exclusivamente a una serie de pueblos de la isla y cada uno tenía un buen cartel de tan significados elementos, cuyas exhibiciones revestían desde el punto de vista del ocio un evento que los ciudadanos celebraban con elocuente algarabía. Solían exhibirse las vísperas del día en que se celebraba la fiesta principal, no obstante habían excepciones, como eran las ramas de las Marías de Guía, y las de Agaete por las Nieves y San Pedro en el Valle. Hoy en todas las fiesta de la isla en unas con mayor profusión que en otras, la actuación de los gigantes y cabezudos es uno de los actos considerados más festeros por la impronta y las características en si del evento. Hay pueblos que promocionan tal exhibición, como es el caso de Guía, posiblemente porque estimen que la salida a la calle de los papagüevos tengas reminiscencias ancestrales ¡es muy posible que así sea¡, los santones, chamanes, sacerdotes y hechiceros de todas las culturas antiguas se lucían ante sus respectivas tribus, ataviados con unos ropajes tan estrafalarios, que en muchos casos se asemejan a los papagüevos de hoy en día.

Las interpretaciones musicales tenían unas limitaciones que se circunscribían de manera exclusiva a las marchas y pasodobles citados, los cuales eran ejecutados con sumo gusto de afinamiento e interpretación. Lo mismo ocurría con las Mañanitas que se interpretaban en las dianas floreadas que se llevaban a cabo en algunos pueblos, las cuales en su composición resaltaba un tipo de música melodiosa y poco estridente, con el fin de despertar, -en el caso de las dianas-, a la gente del pueblo con suavidad festiva y afecto. Fui interprete en muchas ocasiones como miembro de la Charanga de mi tío Camilo García Ossorio, de estos actos festeros en innumerables pueblos de la isla y en pagos o barrios de significada relevancia. Hoy por lo que puedo observar y escuchar cualquier tipo de música es empleada en estos eventos tan tradicionales la cual estimo desde mi punto de vista bastante inadecuada, solo sigue vigente como recordatorio de aquellos tiempos la marcha archiconocida llamada Madelón, la cual era algo así como el segundo himno de los caballeros legionarios, los cuales la interpretaban especialmente en las reuniones que hacían al caer la tarde antes de la arriada de la bandera. Durante más de un año pude oírles la tan emblemática canción participando con ellos en su desarrollo.

La excelencia de los pasodobles y marchas citadas, tenían una predisposición festera de elocuentes connotaciones, así recordar la sonoridad de las bandas o charangas de Agaete, Ajodar y otras agrupaciones musicales que todavía las siguen ejecutando en las diferentes fiestas de la rama y con menos profusión en los conciertos. Aunque su valor musical no desmerece en nada para así hacerlo. Recuerdo que una vez tocando en Fontanales pusimos en el atril las marchas Doble Águila y Comandante Durango, la interpretación de las mismas constituyeron un clamoroso éxito, éramos unos quince músicos bien afinados y las obras que desarrollábamos tenían un gran valor artístico, no en vano todos constituíamos y representábamos el alto sentido musical que nos revestía a la gente de Guía y que dignificaba la elocuente estirpe de los músicos de nuestro pueblo.

Se hace necesario que las bandas y charangas de hoy en día, que amenizan las fiestas de nuestros lugares vuelvan a ejecutar con el acompañamiento de los gigantes y cabezudos esta música tan alejada, no se porque circunstancia de estos eventos a los cuales le dan un verdadero y emotivo realce.

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Juan Dávila-García

jocdavila@yahoo.es

Noviembre 2006.

info@guiadegrancanaria.org

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