Guía de Gran Canaria

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GUÍA, UNA CRÍTICA CONSTRUCTIVA (y 2)

Por Juan Dávila-García

Prosiguiendo con esta critica constructiva que inicie el día 28 del pasado mes de julio, decir que todavía hay mucho que decir al respecto. Alguien que se denomina en la red como Benito Pérez Galdos, posiblemente de Guía, tal vez identificándose con la primera parte de este trabajo, ha arremetido contra mi persona y me ha dicho de todo menos bonito. Posiblemente tenga razón en algunas cosas de las que argumenta, en otras decirle que esta totalmente errado. Meterse con mi padre y amenazarme no es ético y mucho menos cuando se escuda en unas siglas cobardemente y no da la cara. Estimo que era más elegante así hacerlo. Ya decía que algunos jóvenes de Guía tuvimos que emigrar para poder cultivarnos y salir adelante, y a fe mía que lo conseguimos. No necesitamos recomendaciones ni lloriqueos de nadie para llegar al final de la meta que nos propusimos, aunque la mala uva de algunas personas así lo han manifestado de una forma cobarde y barriobajera. Guía nos negaba el ser alguien, el problema social era muy significativo, como siempre los patricios, -mal llamados así al menos en mi pueblo-, oprimían al plebeyo, a golpe de talón y que no de clase o categoría. No era bien visto que se mezclaran los unos con los otros, -aclarar que no fue mi caso-, pero así sucedía.

Muchos fuimos los que tuvimos que abandonar, la tierra que nos vio nacer, para navegar contra viento y marea y conseguir una posición, y estimo decir que todos lo conseguimos unos con mayor suerte que otros, pero todos adquirimos unos conocimientos y una preparación que en Guía jamás hubiéramos logrado. Decir que nuestro pueblo era tan envidioso, que hasta algún cargo oficial representado por una persona que no estuviera implicado en ese circulo vicioso era mal visto, y decir que me consta que en un caso al menos intentaron remover a un extraordinario personaje por su categoría profesional y personal y jamás lo consiguieron y eso que lo intentaron en más de una ocasión.

La irreverencia era elocuente hacía los seres, que de alguna manera querían romper las cadenas perniciosas, que ataban a la clase media y a los artesanos, que brillando en sus respectivas profesiones no comulgaban, con la egolatría más descomunal implantada por los que se autodeterminaban la clase alta, sin serlo. Incluso había una señora que no siendo de Guía, y residiendo en la misma por haber contraído matrimonio con un señor de nuestro pueblo, que no tenía una profesión definida, se subió al carro de la tontería, y de manera desmesurada hacía ostentación ella y sus hijas de una situación absurda. No es de extrañar que su pobre esposo le diese por beber algunas vez en exceso ante tal calamitoso comportamiento, que lo desvirtuaban ante sus amigos de toda la vida.

Para bien de nuestro pueblo aparentemente esto ya no ocurre, y aunque me informan que todavía, hay alguna que otra capillita, la endogamia, -tan practicada entonces-, desnaturalizada, por la ociosidad con que se llevaba a cabo ha desaparecido, y era lo lógico un pueblo no podía mantenerse a espaldas a la realidad, y los matrimonios pactados, -casi de manera principesca-, ya no se estilan. La clase media y artesana de entonces, ostenta hoy el record, entre sus descendientes en lo relativo a grandes titulaciones, y esto es apetecible, especialmente en una inadecuada burguesía que se ha disuelto como un trocito de azúcar en un vaso de agua y que malamente tiene para hacer una vida de lo más normal. Esto es bueno, estos jóvenes que hoy tienen extraordinarios currículum, son muy apetecidos por estos seres que quieren mantener ese status que sus antepasados, poco menos que a palos les metieron en su inocente cabeza. Quiero felicitar a muchos paisanos que relucen por sus conocimientos y titulaciones que han hecho que Guía haya dado un vuelco en la eclíptica, y que los ilusos de otros tiempos, de los que quedan pocos, se resignen y vean con buenos ojos, que las relaciones y los matrimonios, entre los descendientes de los que se llamaron ricos de "solemnidad" sin serlos y quisieron ser los burgueses de la sociedad guíense a toda costa, acepten a estos brillantes jóvenes, en sus declinantes familias, con verdadero afecto y cariño y especialmente sin marginarlos. Muchos de estos que tanto presumieron, y que todavía presumen, -ridiculizándose así mismos-, me consta que intentaron en su momento sacar la revalida de cuarto, sin conseguirlo, aun habiéndose presentados a los exámenes correspondientes hasta en seis ocasiones.

Ahora Guía ha tomado el camino de la verdad, se acabo el presumir de apellidos, de la ostentación de ser propietarios de unas cuantas fanegadas de plataneras, y sobre todo de involucrarse en una sociedad, que nunca fue tan brillante, como intento serlo, siendo el hazmerreír de la mayor parte de los pueblos colindantes. Ya era hora que la catarsis se produjera y me alegro por ello.

NOTA DEL AUTOR.- El contenido que hoy concluyo con la segunda parte de critica constructiva a Guía de Gran Canaria, debe tomarse como bien dice su titulo "constructiva", mi intención no tiene ningún sentido peyorativo y mucho menos ofender o menospreciar a mi pueblo y a sus habitantes, solo trato de enmendar algo que sucedió para que nunca se repita.

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Juan Dávila-García

jocdavila@yahoo.es

Agosto 2006.

info@guiadegrancanaria.org

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