LOS MARTÍNEZ DE ESCOBAR Y LUJÁN
Pedro González-Sosa
En la zona del parque de Santa Catalina, desde la de
Presidente Alvear hasta la playa de Las Canteras, está la calle
rotulada con el nombre de "Los Martínez de Escobar" y acaso algunas
viejas y nuevas generaciones desconozcan la razón por la que el
Ayuntamiento dio nombre a esta vía, aunque es cierto que la nominación
aparece incompleta, pues se ha omitido el segundo apellido, tal vez
mucho más ilustre que el primero, porque los personajes a los que se
honra con este rótulo se apellidaron Martínez de Escobar y Luján, que
fueron los nietos del escultor José Luján Pérez habidos del matrimonio
de su hija Francisca María Luján Barrera, nacida de la relación
sentimental del imaginero con Joaquina Barrera (hija de Bernardo,
portero del Cabildo de la isla y barbero en sus ratos libres), que casó
con el abogado de los Reales Consejos ejerciente en Las Palmas
Bartolomé Martínez de Escobar y Domínguez, vástago del escribano de la
isla Francisco Martínez de Escobar y Francisca Domínguez.
No fueron sólo dos los nietos varones de Luján que por su trayectoria
social, económica, política, religiosa y cultural justificaron que el
Ayuntamiento diera nombre a una de las calles de la ciudad. Porque
fueron tres los varones habidos en el matrimonio de Bartolomé Martínez
de Escobar y Francisca María Luján, y tres hembras. Además de Teófilo y
Amaranto que recoge en un magnífico callejero el amigo José Barrera
Artiles -vinculado también a Guía porque su abuelo o bisabuelo, platero
allí establecido, fue el que trabajó la famosa cigarra que lleva la
virgen-patrona de la localidad en la fiesta votiva de "las Marias"- lo
fue también el llamado Emiliano, y tres las mujeres igualmente nacidas:
Adela, Felisa y Teodomira.
Emiliano Martínez de Escobar y Luján, nacido en 1831, siguió la carrera
eclesiástica, aunque con una trayectoria acaso menos brillante que las
de sus otros dos hermanos, aunque fue un gran orador sagrado; Teófilo,
igualmente sacerdote, vino al mundo en 1833 y cantó su primera misa en
1857 doctorándose en Filosofía y Letras. Hizo un viaje a Cuba donde se
dice que creó un colegio, en cuya capital encontró por casualidad a su
único tío, José Manuel (el otro hijo de Luján, nacido de la otra
relación con la teldense Isabel Calderín, que estudió náutica en
Tenerife e hizo la llamada "carrera de América" en diversos barcos y
que falleció soltero), y que en una carta remitida a sus padres les
dice que "le echó una mano", pues su situación económica no debía ser
muy buena; y Amaranto, que fue abogado que cultivó la poesía, venido al
mundo en 1835. Las hembras se llamaron Adela, casada con José Naranjo y
de la que procedieron los Martínez de Escobar y Naranjo, progenitores
de la actual descendencia lujaniana; Felisa, que fue hermana de la
Caridad, fallecida en Cartagena víctima de una epidemia, y Teodomira,
matrimoniada con Francisco Morales Aguilar, padre de Prudencio Morales
y Martínez de Escobar (que también tiene rotulada una calle en el
Puerto cerca de Las Canteras), en quien se apoyó Navarro Nieto para la
creación del periódico LA PROVINCIA. Con Teodomira vivía su madre, la
hija del escultor, en la calle de los Reyes hasta su fallecimiento en
1875 y a quien en su testamento la deja mejorada "por lo bien que me ha
cuidado y mimado".
Como entusiasmado estudioso de la vida y de la obra del imaginero
guiense, única valoración que debe hacerse de nuestra admiración por
Luján, hemos querido complementar e ilustrar la razón del rótulo que
una calle de la ciudad lleva el nombre de "Los Martínez de Escobar",
pero, principalmente, para ampliar el conocimiento que se haya podido
tener de estos personajes nietos del genial escultor que, en opinión de
José Miguel Alzola, "su producción escultórica enriqueció el patrimonio
artístico de las islas" y en la de Jesús Hernández Perera que "no fue
un simple artista, sino un auténtico definidor de nuestra tierra, una
personalidad que supo penetrar en la sensibilidad de nuestra época y de
nuestras gentes".
PUBLICADO EN LA PROVINCIA EL 11.07.09
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